De Camera Café o Aquí no hay quien viva a Ceuta: Marta Belenguer regresa al Revellín
Teatro
La actriz forma parte del trío actoral que interpretará el sábado ‘Viejos Tiempos’, obra del Nobel de Literatura Harold Pinter, junto a los también conocidos Ernesto Alterio y Mélida Molina

Ceuta/ Para la actriz Marta Belenguer (Valencia, 1969), el teatro es su marido, la televisión, su novio, y el cine su amante. La valenciana del pelo rojo y rizado de ‘Camera Café’ o ‘Aquí no hay quien viva’ lleva más de 20 años en el oficio, que le ha permitido recorrer toda la geografía española, incluyendo el otro lado del Estrecho de Gibraltar. No es la primera vez que pisa Ceuta, pero esta semana tendrá más tiempo que de costumbre para pasear sus calles el día anterior y posterior a la representación de la obra que la vuelve a traer a la ciudad autónoma. El sábado pisará las tablas del Teatro Revellín para defender un personaje “muy misterioso” y “poco expresivo”. Todo “un reto” para una intérprete reconocida por sus comedias.
Desde las 19:30h, Belenguer volverá a asumir el desafío de intrigar, sorprender y emocionar al público con ‘Viejos Tiempos’, un clásico del Nobel de Literatura Harold Pinter donde predominan los silencios y que llevan todo el verano sin representar. El trío actoral completado por los también conocidos Ernesto Alterio y Mélida Molina ofrecerá un “puzle” donde el espectador jugará con las especulaciones para adivinar “lo que es real y lo que es mentira”. Así lo ha asegurado la actriz en una entrevista concedida a El Pueblo de Ceuta para profundizar en la obra y en su carrera.
Pregunta. ¿Primera vez en Ceuta?
Respuesta. Yo he tenido la suerte de estar ya trabajando en el teatro en Ceuta. Fui hace tiempo con una compañía, con Carlos Sobera, hace años, antes de la pandemia, era 2017 o 2018. Me pareció un sitio increíble. Es verdad que vamos poquitas veces, las compañías no tenemos la suerte de poder visitaros mucho. Pero hace tanto tiempo que tengo muchísimas ganas de volver. Y, además, vamos a ir el día antes y vamos a volver el día después, o sea que nos va a dar tiempo de dar una vuelta y visitar.
R. Es verdad que cuando vas a trabajar no es lo mismo. No tienes la cabeza concentrada en eso. Además, -esta vez- venimos del verano, hace unos meses que no la representamos, hemos estado ensayando y creo que estaremos un poco así. Como ‘nerviosillos’ hasta llegar al teatro y ver el espacio. Cada bolo es una aventura. Cuando la gente me dice, ¿no te aburres de hacer siempre lo mismo en teatro? Y yo digo: ‘es que nunca es lo mismo’. El público nunca es el mismo. Y el público mantiene una relación de comunicación muy directa con el actor. Eso ya lo hace una experiencia increíble. Y luego el espacio, si estás en un teatro grande, en uno pequeño, el espacio te modifica a ti. Te tienes que adaptar a ese espacio. Es como ponerte un traje por primera vez y empezar a hacerlo tuyo. Es muy divertido, yo no me aburro de repetir.

P. ¿Con qué se van a encontrar los ceutíes que acudan a ver Viejos Tiempos?
R. Se van a encontrar con un texto y recalco la palabra texto porque creo que Harold Pinter, el autor, premio Nobel de Literatura, la palabra es muy importante. Y en este texto en concreto lo es muchísimo porque lo que se van a encontrar es un salón, lo primero que van a ver es un salón de una casa, un salón muy elegante, muy bonito, donde vive un matrimonio. Y lleva a una amiga, que soy yo, una amiga del pasado, una amiga de ella, y a partir de ahí van a establecer un diálogo entre los tres, donde la palabra es muy importante porque se va a utilizar como un arma arrojadiza.
R. Ellos son muy ‘polite’ -educados-, son muy ingleses, no se despeinan. Pero con la palabra van a intentar agredir al otro, ¿no? De una manera muy sutil y muy enrevesada. Es como un juego de puzle donde el espectador va a estar todo el rato diciendo: esto es verdad, esto es mentira. ¿Cómo es el recuerdo?, ¿cómo lo cuenta él?, ¿cómo lo cuenta ella? Y al final todo el mundo saca conclusiones muy diferentes, que eso es muy interesante también. El público sale y debate sobre lo que ha pasado o lo que no. Y somos tres actores, Ernesto Arterio, Mélida Molina y a mí, haciéndolo lo mejor que podemos y sabemos y con mucha ilusión.
P. ¿Y qué fue lo que le atrajo de esta obra?
R. Todo. Me llamó Beatriz -Argüello-, la directora, a la que admiro un montón. Es una mujer, a mí me encanta trabajar con mujeres directoras y Beatriz tiene una sensibilidad muy especial. El texto, como digo, de Harold Pinter, un premio Nobel. Harold Pinter no es muy representado, es un autor complejo. El elenco, claro, mis compañeros, Mélida Molina, a la que he visto actuar y me encanta; Ernesto, con el que tampoco había trabajado nunca. La producción del Teatro de La Abadía, tampoco había estado nunca en el Teatro de La Abadía y con Entrecajas. Todo me gustaba.
P. Hábleme de su personaje. ¿Qué desafíos ha tenido que enfrentar para adaptarse al papel?
R. La verdad que varios. Porque es un personaje muy, muy misterioso, muy poco expresivo. Como digo, es más la palabra. Yo soy una mujer muy expresiva, me conocéis mucho por hacer comedias. Y creo que con 56 años que tengo, este personaje llega en el momento adecuado, en el momento justo en el que creo que puedo abordarlo desde otro sitio. Me reta mucho el vestuario, me retan mucho los silencios. Los silencios me retan muchísimo porque es una obra que tiene mucho texto y muchos silencios que el autor pone deliberadamente en momentos. Y llenar esos silencios, que esos silencios estén vivos para los actores es un reto muy, muy emocionante. Es un personaje que hace unos, hace 10 años, por ejemplo, hubiera sido muy complicado que me dieran. Y no solo por la edad, ¿eh? Sino por mí, por cómo yo estaba. En qué momento de actriz, y ahora lo he vivido con mucha emoción y muchas ganas.

P. ¿La complejidad del texto de la que habla con frecuencia ha dificultado el trabajo de ensayos y preparación de la obra?
R. Sí, contamos con una versión muy, muy fiel al texto, de Pablo Ramón, que es un escritor increíble, y es verdad que cuando lo recibimos y lo leíamos, la directora hacía muchísimo hincapié en las pausas, que al principio nos costaba mucho. Porque tenemos la inercia de hablar. Te escucho, te contesto, ¿no? Y como un ping-pong más ágil, y en este es casi como una partitura musical, ¿no? Donde se va parando, se va hablando. Va creando ritmos y una musicalidad que es muy particular. Hemos trabajado con el versionista, con la directora y con mucho esfuerzo, sí.
P. En los actores suele existir una dualidad: el audiovisual os hace famosos, pero muchos confiesan amar más el teatro. ¿Cuál es su caso?
R. No sé. Yo, la verdad, siempre digo que soy una mujer de teatro. Es por lo que estudié arte dramático, porque soy mayor y entonces no estaba, no había plataformas, no estaba el boom de las series. Tuve la suerte de que cuando llegué a Madrid hice televisión y lo he disfrutado muchísimo. Y ahora es verdad que estoy teniendo la oportunidad de hacer cine. Llevo estos últimos años haciendo cine, y también lo he disfrutado un montón. No sé, no te puedo decir uno que me guste más. Es que cada uno me provoca. Hay un símil que utilizo mucho, pero es verdad. El teatro es mi marido, la televisión es como un novio y el cine es como un amante.

P. Y mirando al futuro, ¿qué proyectos te gustaría asumir de cara a que finalice la gira con Viejos Tiempos?
R. Ya tengo varios proyectos encima de la mesa. Tengo una película en Valencia para noviembre, y para el año que viene tengo otro espectáculo de teatro con un autor que me encanta también, valenciano, y yo soy valenciana. Se llama Víctor Sánchez, y es una versión de La gaviota que es un texto de Chéjov. Que nunca pensé que la iba a hacer. Bueno, no vamos a hacer La gaviota de Chéjov, pero sí una versión de Víctor que también me ilusiona muchísimo. La verdad que con ganas. Mis hijos ya son mayores. Como que ahora tengo energía y más disponibilidad para embarcarme en aventuras y salir de mi casa y viajar.
P. Por último, ¿hay algún papel, algún género, algún formato que todavía no haya explorado y que le haga ilusión enfrentar?
R. Siempre decía que no había hecho terror, pero ya lo hice, y la verdad que es muy difícil. No creo que se me quede nada. Sí me gustaría hacer proyectos, sobre todo en cine, con personajes más importantes. Yo no he trabajado muchísimo en cine, siempre he hecho personajes secundarios. A veces vemos muy difícil con la edad, porque hay mucho edadismo en todos y en nosotras, en mí la primera, y a veces pienso: ‘Jo, ya con 60 años seguro que no hago ningún personaje protagonista’. Uno con un conflicto muy potente y una trama muy chula, pero bueno. Yo lo voy a pedir al universo, por si acaso, eso es lo que me gustaría, sí.
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