El Medinaceli bendice su Belén, que abrirá las tardes laborables

La tradición navideña es variada. Navidad puede ser la época con más luces del año, la de la comida con los amigos que se aplaza mes tras mes hasta volver a caer en diciembre. Es también la época en la que mostramos más solidaridad -spoiler: a partir del 7 de enero seguirán habiendo hambre, enfermos y niños malnutridos-, en la que lucimos nuestras mejores galas y en la que acabamos bailando en la cena de empresa con aquella chica tan seria que en el día a día desconocemos su tono de voz.

Navidad son villancicos, polvorones, promesas que vamos a incumplir, lágrimas por ausencias o soledad o compras por doquier. Pero también son decoraciones. El arbolito que descansa en el armario de “ya lo ordenaré mañana” durante once meses al año, aquella figura de Papá Noel que siempre vamos a renovar, pero nunca lo hacemos, y como lo debimos comprar cuando Solchaga devaluó la peseta por última vez le hemos cogido cariño.

Y Navidad, ¿como no? son belenes. Belenes artesanales, que hacemos con los niños o con nuestro talento; belenes que se adquieren en cualquier tienda o gran superficie. Belenes con material reciclado, de tipo napolitano, abierto o artístico. Pero es una tradición, también, alrededor de la que encontrarnos y compartir momentos.

En nuestra casa, o en entidades sociales como las Cofradias. Los que hayan participado en el Concurso del Consejo de Hermandades y Cofradías están teniendo una semana especial: el jurado anda de visita. Y también ustedes si quieren. Por ejemplo, el de la Hermandad del Medinaceli, que puede visitarse cada día entre las 18.30 y 20.30 horas desde su inauguración y bendición, que ha tenido lugar este fin de semana. Quizá, y al margen de que todo el que se presenta a un concurso quiere ganar, lo más importante sea eso: abrir las puertas de las distinta hermandades, recibir la visita de amigos y desconocidos y compartir unos minutos juntos. Y más si es en una Casa de Hermandad tan señera para nuestra ciudad como es la del Señor de Ceuta. La multitud que culmina cada traslado es el recogimiento en torno a un belén. Otro milagro navideño...