“El proyecto de las Murallas Reales debió ser distinto al resultado”

PASADO PORTUGUÉS

El historiador local José Antonio Ruiz Oliva presenta un nuevo trabajo, sobre ‘El arte de la guerra en el renacimiento portugués’ y el papel de Ceuta

José Antonio Ruiz Oliva
José Antonio Ruiz Oliva | Juanjo Coronado
21 sep 2025 - 20:52

Si exceptuamos el Parque Marítimo del Mediterráneo, de cuya inauguración se han cumplido 30 años en este 2025 que ya encara su recta final, y la fortaleza del Hacho, no hay una obra en Ceuta que defina más la ciudad desde el punto de vista paisajístico que las Murallas Reales. Son emblema de una ciudad que presume de tener uno de los pocos fosos navegables del mundo construidos sobre mar, en una de cuyas esquinas puede apreciarse, por mucho que el mar esté en calma, el choque entre dos mares. Fíjense, por ejemplo, en la esquina inferior del Baluarte de la Bandera: siempre habrá un pequeño remolino de agua, a la hora y día que ustedes hagan la prueba.

Esto no es algo novedoso. Pero ¿se ajusta a lo inicialmente previsto en el proyecto?. Es algo que no lo sabemos: “El proyecto original no ha aparecido. Yo creo que, en su conjunto, no debe ser muy diferente al que diseñó Miguel de Arruda, pero si distinto en cuanto a los acabados y a detalles, sobre todo en la parte superior o en el Baluarte del Caballero”. Esta última pieza, para que nos hagamos una idea, es la que corona el antiguo Club Los Delfines, en el ‘Puente Virgen de África’. Y quien así habla es uno de los hombres que, a golpe de estudio, mejor conoce las fortificaciones militares de nuestra ciudad: José Antonio Ruiz Oliva. Próximamente presentará ‘El arte de la guerra en el renacimiento portugués: Ceuta en los siglos XV y XVI”, editado por el Instituto de Estudios Ceutíes.

“Desde la publicación de mi tesis en el 2002, el tema del arte de la guerra se fue desarrollando. En el desarrollo del libro nuevo, que es la época portuguesa de los siglos XV y XVI, pues se quedó un poco ahí en ‘stand by’. La tesis doctoral fundamentalmente abarcó los siglos XVII y XVIII de la fortificación de Ceuta. Con lo cual, este capítulo portugués estuvo un poquito anclado, hasta que con el paso de los años, lógicamente, lo he ido desarrollándolo más. He ido investigando muchísimo más en todos los centros y bibliografías existentes. Incluso, he tenido que parar por que el volumen es bastante considerable”.

Sobre el plano original de las Murallas Reales “no ha sido encontrado. Hay mucho trabajo hecho, supuestamente, en el sentido de que el proyecto debió cambiar con el tiempo.El proyecto original que marcó Joao III para Benedetto y Miguel de Arruda se plasma en lo que hoy tenemos, con el foso inundado. Pero como el diseño de ese primer frente tenía que estar complementado con la artillería, es decir, una fortificación no es nada si no hay un plan de obra de infraestructura artillera. Con lo cual se saben muchas cosas, pero todavía quedan muchas en el aire”. Tal vez, haya que encomendarse a un golpe de suerte, a una obra en algún lugar perdido de Portugal, para dar con el que sería uno de los documentos más importantes de la historia de Ceuta. Pero en el libro de Ruiz Oliva, hay avances. “Yo he sacado una cosita nueva después de muchas lecturas, cómo se diseña el foso, por ejemplo, que está poco trabajado”.

En este caso, Ruiz defiende que “en algún momento, apareció la artillería. Es la época en la que los lanceros, las torres de madera y los arqueros prácticamente desaparecen: aparece la pólvora con lo cual los ejércitos encuentran un método que les permite ser más eficaces, más rápidos y ahorrar, también, en efectivos militares a la hora de defender sitios como estos. En ese plano, que lo hemos buscado en muchas universidades, debe figurar también como eran las casamatas del interior”, piensa.

Los dos ‘prodigiosos artistas’ de las Murallas Reales: Arruda y Benedetto

Con el paso de los años, ha habido palabras que han sustituido a otras en el uso del lenguaje aunque quieran decir lo mismo. Por ejemplo, lo que hoy llamamos eminencia o doctor podría ser, en la época, equiparable al término Mícer: algo que solo se utilizaba para las personas especialmente doctas en una materia, cuya sabiduría sobre la cuestión que fuera podría ser prácticamente imbatible.

Mícer era, precisamente, el título que acompañaba a Benedetto de Rávena: un auténtico genio de la ingeniería militar, que apareció justo en el momento más delicado. Los piratas turcos se lanzaban, decididamente, a la conquista de España y Portugal. De ahí que se encargara de las fortificaciones en Gibraltar, Cádiz, Barcelona y buena parte del norte del actual Marruecos, entonces bajo dominio portugués.

Benedetto de Rávena no estuvo solo. Miguel de Arruda, uno más de la saga familiar que prácticamente firmó las obras más importantes de la arquitectura portuguesa de la época. Las ‘capelhas imperfectas’, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Elvas o el Monasterio de los Jerónimos llevan el sello de algún miembro de la saga de los Arruda.

Joao III se enfrenta “hay una amenaza turca de los hermanos Barbarroja que están tocando Gibraltar, están tocando Ibiza, tienen contacto con los piratas de Tuam, con lo cual la cosa se está complicando, las obras tardan en desarrollarse, y ya el rey se deja aconsejar un poquito más por otros que tienen experiencia en la batalla naval, como es el tal Bernardino de Mendoza. Con lo cual, aquí viene Ferramolino, un insignio ingeniero que trabajó, en las murallas tan características de Dubrovnik, en Croacia”. En efecto, ese lugar tan de moda y tan visitado por miles de turistas anualmente tiene bastante en común con Ceuta. Tanto como que uno de sus diseñadores es el mismo.

“La época de los portugueses debió ser un nido de espías pululando constantemente por Ceuta”

Prácticamente desde la época de Adán y Eva, el espionaje ha sido algo consustancial a la historia de la humanidad. Sea por estrategia o por curiosidad humana, el caso es que no hay latitud o periodo histórico en el que el ser humano no haya querido saber que hacía el vecino.

En un contexto histórico como la Ceuta portuguesa, eso no iba a ser, tampoco, una excepción. “Otra cosa novedosa que pongo aquí son las redes de información y de espionaje. Los espías pululaban por todas las cortes europeas y del mundo. Al mejor postor. Bastaba una información que había que contrastarla para ver si merecía la pena o no. Y aquí hay un cúmulo enorme de personas que practicaban ese tipo de espionaje. Los primeros “eran los reyes con los embajadores. Los embajadores eran los hoy oídos del rey. Pero en este mundo globalizado también jugaron un papel importantísimo en estas redes los ingenieros y los artilleros, que eran los puntales de la modernidad”. Pone un ejemplo: “tú tienes un diseño de plaza sumamente novedoso y procuras atesorarlo pero aquí ¿quien me dice a mí que no hay un espía en la corte que mp está haciendo fotos, porque en aquel entonces no existía, pero sí un duplicado del plano correspondiente, máxime hablando de fortificaciones militares”. De ahí nacfe, también, una de las grandes pesadillas de nuestra época: la burocracia. “Aumentó mucho desde Felipe II , pero es que no había más remedio. Ante un imperio que tú sumas lo portugués con lo que traes tú de por sí, heredado de Carlos, que ya de por sí eres un superimperio, ¿cómo administras, cómo controlas, cómo diriges un imperio tan brutal?”. El contraespionaje, en definitiva. El liro, editado por el Instituto de Estudios Ceutíes se presenta el 30 en la Biblioteca Pública del Estado.

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