“Esto es solo el comienzo: Quiero demostrar que puedo quedarme en la dinámica del primer equipo”
ENTREVISTA A JOSEMA
Su estreno en Los Cármenes supone un paso decisivo en su carrera, después de años compitiendo en categorías inferiores y luchando por una oportunidad en el fútbol profesional
José Manuel López Pérez, “Josema”, vivió el pasado domingo una de esas noches que marcan una carrera. A sus 22 años, el centrocampista granadino debutó con la AD Ceuta FC en la Liga Hypermotion, y lo hizo en un escenario inmejorable: el estadio de Los Cármenes y ante el equipo de su ciudad.
El jugador, que esta temporada llegó al Ceuta B procedente del Huétor Tájar, vio recompensado meses de trabajo silencioso cuando José Juan Romero, entrenador del primer equipo, decidió incorporarlo a la dinámica profesional y finalmente darle minutos oficiales en Segunda División.
“Fue increíble”, confiesa. “Debutar en mi tierra, con mi gente, con mi familia y mis amigos en la grada… no se puede pedir más”. Para Josema, el debut fue mucho más que un partido: fue una reivindicación personal tras años de esfuerzo.
El centrocampista explica que desde el primer día tuvo claro que su objetivo era ganarse un sitio en Ceuta. Llegó para reforzar el filial, pero siempre con la ambición de asomarse al primer equipo. “He trabajado para esto”, asegura.
Durante la pretemporada ya entrenó con el primer equipo, aunque pronto regresó al filial ante la amplia plantilla del primer equipo. Pese a ello, nunca bajó los brazos. “Seguí esforzándome cada día, y al final llegó la oportunidad”.
Josema compite en una zona del campo donde el Ceuta cuenta con jugadores de peso: Bodiger, Younes, Rubén o Cuqui. Futbolistas con experiencia en categorías superiores. “Eso te obliga a mejorar constantemente”, admite.
Para el míster, sin embargo, hubo algo en él que destacó desde el inicio: el trabajo. “Siempre he dicho que vengo aquí a sumar”, recalca el granadino. Su constancia le abrió la puerta de la Copa del Rey y, finalmente, de la Liga Hypermotion.
El jugador reconoce que el salto entre Tercera Federación y Segunda División es evidente. “Hay mucha diferencia en ritmo, intensidad, velocidad de juego…”, explica. Aun así, asegura que tanto el filial como el primer equipo lo acogieron desde el minuto uno como si fuera uno más.
Su recorrido hasta llegar al Ceuta incluye etapas en el Granada, Torre del Mar, El Palo y Huétor Tájar. Años en los que el fútbol lo llevó por distintas categorías y sensaciones, algunas buenas y otras más duras. “He pasado por mucho”, reconoce.
Cuando Willy, integrante de la Dirección Deportiva del club, lo llamó este verano, lo pensó. “No sabía qué podía encontrarme”. Pero la ambición del proyecto y la confianza mostrada lo convencieron. “Me dijo que aquí se estaba muy bien, y no se equivocó”.
Del Ceuta le ha impresionado especialmente su identidad. “Es una familia”, afirma. “En otros equipos también había buen ambiente, pero aquí se nota en la calle, en el Murube, en todas partes”.
El salto a estadios grandes le ha impactado. “Imponen”, admite. “Pero cuando piso el césped y toco el balón, se me olvida todo”.
Vive con entusiasmo la temporada del Ceuta en la Liga Hypermotion. “Nadie esperaba que estuviéramos ahí arriba”, señala. Da mérito al técnico y al grupo: “Somos un equipo competitivo, que compite contra clubes con más trayectoria, pero no nos arrugamos”.
Sobre lo que puede aportar, tiene clara su esencia: trabajo, constancia y ritmo. “Voy, voy y voy”, repite. También destaca su capacidad con balón, aunque insiste en que el sacrificio es su sello más reconocible.
En el vestuario aprende a diario de jugadores curtidos. “Lo primero que hice fue pegarme a ellos”, admite entre risas. “Estoy aprendiendo muchísimo. Son un ejemplo”.
Una de las frases que más ilusión le ha hecho escuchar es la de su entrenador, que recientemente aseguró que lamentaba no haberle dado minutos antes. “Es un orgullo tremendo”, explica. “Desde el primer día me ha ayudado muchísimo”.
La presión del momento no lo desestabiliza. “Esto era mi sueño, pero lo vivo con ganas e ilusión. Aspiro a más, quiero consolidarme y por qué no, ser titular algún día”.
En Ceuta también se siente en casa. Su abuelo hizo la mili en la ciudad y le habló de ella antes de venir. Ahora vive aquí con su pareja y ambos están “encantados”. La cercanía de la gente y el ambiente futbolero en las calles han sido un plus inesperado.
Sobre el futuro, se centra en el presente, pero no oculta sus aspiraciones. “Me veo aquí, creciendo, ayudando. ¿Por qué no seguir el año que viene en el primer equipo?”.
Y si mira atrás, tiene claro cómo define este momento: una etapa de aprendizaje y recompensa. “Hace un año estaba en Tercera. Ahora estoy debutando en Segunda y entrenando con jugadores con una trayectoria enorme. Nadie lo esperaba”.
Josema es consciente de que su historia puede inspirar a otros jóvenes. “No hay que creerse inferior a nadie. Si trabajas y eres constante, te llega la oportunidad”.
Ahora aguarda la nueva convocatoria del míster, que se comunica habitualmente el mismo sábado. Mientras tanto, continúa entrenando con intensidad y disfrutando de cada sesión. “El míster exige, claro, pero siempre hay un balón de por medio. Y eso para un jugador es lo mejor”.
Su viaje apenas empieza. Pero el niño de Granada que soñaba con ser futbolista ya ha dejado una huella imborrable: su debut en el fútbol profesional con el Ceuta, en su tierra y ante su gente. Una historia que, como él mismo dice, “ni yo me imaginaba”.