Maimón Mohamed: “Al Ceuta hay que seguirlo hasta la muerte”

JUGADOR Nº 12

Desde los seis años, Maimón Mohamed Amar no ha faltado a su cita con el Ceuta. Ni un infarto lo apartó de su pasión: el Ceuta es su vida y su motor. Para Maimón, el Ceuta no es solo un club: es su familia, su historia y su fe

En Ceuta, pocos encarnan mejor esa pasión que Maimón Mohamed Amar, un aficionado que lleva toda una vida respirando Ceuta, desde que apenas levantaba un palmo del suelo
En Ceuta, pocos encarnan mejor esa pasión que Maimón Mohamed Amar, un aficionado que lleva toda una vida respirando Ceuta, desde que apenas levantaba un palmo del suelo | REDUAN

Ceuta/ Hay quienes nacen con un balón bajo el brazo y hay quienes nacen con el corazón pintado en blanco. En Ceuta, pocos encarnan mejor esa pasión que Maimón Mohamed Amar, un aficionado que lleva toda una vida respirando Ceuta, desde que apenas levantaba un palmo del suelo. Tiene 52 años, pero habla del equipo con la misma ilusión de aquel niño de seis que empezó a seguirlo hace casi medio siglo.

Desde entonces, el estadio Alfonso Murube ha sido su segunda casa, su refugio, su punto de encuentro con amigos, emociones y lágrimas. Maimón lo ha visto todo: las alegrías de los ascensos, los nervios de los descensos, las noches de calor sofocante y las tardes de viento de levante que parecían arrastrar hasta los sueños.

“Yo sigo al Ceuta desde pequeño, desde los cinco o seis años. Toda la vida”, dice con esa mezcla de orgullo y humildad que caracteriza a los caballas de corazón. No hay exageración en sus palabras: quien lo conoce sabe que no hay partido, en casa o fuera, donde falte su presencia o su aliento.

Cuando se le pregunta por qué siente tanta pasión por el equipo, no duda ni un segundo: “El presidente me ayudó mucho. Siempre me decía: tranquilo, no te va a pasar nada. Tú tranquilo.” Habla con gratitud, con emoción contenida, porque para él la AD Ceuta no es solo un club; es también una familia que le tendió la mano en los momentos más duros.

Los fines de semana son sagrados, aunque esta semana no puede viajar a León, ya está pensando en el partido frente al Córdoba. “El próximo domingo vamos a Cordoba”. Lo dice como quien anuncia una cita con el destino. El Ceuta juega y él viaja. Ahí está Maimón, fiel como siempre, alentando desde la grada o desde donde le toque.

No ha habido estadio que se le resista. Ha recorrido media España detrás de su equipo. En Jerez, en Algeciras, en Huelva… “He estado en todas las fases de ascenso. En Jerez subimos. En Algeciras me puse mal, me dio un infarto.” Lo dice con naturalidad, pero ese episodio es un símbolo de lo que significa el Ceuta para él: un amor tan fuerte que hasta el corazón quiso salirse del pecho.

Pero ni siquiera eso lo detuvo. “Ahora estoy más tranquilo, el presidente me dice siempre: tranquilidad, tranquilo. Y los directivos también.” A su manera, Maimón aprendió que el Ceuta se sufre, pero también se disfruta.

Maimón Mohamed Amar
Maimón Mohamed Amar | FOTO REDUAN

Este año ve al equipo “muy bien”, convencido de que pueden aspirar a algo más que la permanencia. “A ver si avanzamos y jugamos en Primera División”, dice con ilusión. Su fe no conoce límites. Y si le preguntan por su entrenador, no duda: “José Juan va para adelante. No quiere nada para atrás”.

En su cabeza, los jugadores son héroes de carne y hueso. “A mí me gusta mucho Aisar, Anuar y Younes. Son cracks. Y también Marcos, Carlos y Kone”. Se los sabe a todos, los vive, los defiende, los siente suyos.

Si él fuera el entrenador, tiene clara la receta: “A los jugadores les diría que jueguen bien, para adelante, que suden la camiseta. Si no sudas la camiseta, ¿para qué juegas?” Una lección simple, pero esencial.

Su sueño no tiene límites: ver al Ceuta en Primera División. “Imagínate que vienen el Madrid, el Barcelona, el Getafe…” Solo mencionarlo le ilumina la cara. No es una quimera, es una esperanza que guarda desde niño.

Maimón es también parte del alma de las gradas. “La afición de Ceuta es de las mejores. Orgullo Caballa y Frente Quetama son muy buenos.” Habla de ellos con respeto, como si fueran compañeros de trinchera en una batalla emocional que se libra cada domingo.

En los viajes fuera, no siempre todo fue fácil. “En Murcia nos trataron mal. No nos dejaban ni comer en el centro comercial. En Tarragona tiraban piedras.” Lo cuenta sin rencor, con resignación, pero también con el orgullo de quien nunca se rinde.

“La mejor afición la he encontrado en Málaga, Córdoba y Granada.” Lugares donde el fútbol se vive con pasión, pero también con respeto, algo que Maimón valora profundamente.

Cuando se le pregunta cómo ve el futuro, responde con la serenidad de quien ya lo ha vivido todo: “A ver si ganamos este sábado ante la Cultural, que no hemos ganado fuera todavía. Yo digo que 0-2.” Habla con fe, porque el optimismo es parte de su ADN caballa.

En cada palabra de Maimón hay una historia. En cada gesto, una vida entera entregada al Ceuta. Representa lo que significa ser El Jugador nº12: ese corazón que late desde la grada, que no falla, que vibra, sufre, anima y cree, aunque el marcador diga lo contrario.

Porque para Maimón Mohamed Amar, el Ceuta no es solo un equipo. Es una forma de vida, una familia, un sentimiento que no entiende de categorías ni fronteras. Y como él mismo dice: “Hay que ir para adelante, siempre. A muerte”.

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