La construcción modular, una pieza en el puzle de la vivienda
URBANISMO
El Gobierno de la Ciudad incluye en su planificación referencias a esta metodología, que abarata costes y reduce los plazos de entrega de las obras
CEUTA/ La construcción industrializada va camino de consolidarse como una vía de futuro para un sector económico que ya vivió sus mejores tiempos. Esta técnica de construcción se basa en la fabricación de módulos o componentes que son ensamblados más tarde sobre el terreno donde se levantará la edificación.
Las ventajas de la también denominada construcción modular parecen, sobre el papel, una vía para avanzar en la resolución del problema de acceso a la vivienda que atraviesa España. De hecho, no son pocas las comunidades autónomas que han comenzado a incluir en su planificación este tipo de recurso constructivo. La Xunta de Galicia, por ejemplo, cuenta ya con un grupo de trabajo específico residenciado en el Observatorio de Vivienda dedicado a elaborar un plan director que contempla la creación de guías técnicas y acciones formativas sobre esta metodología.
El “boom” por la construcción industrializada también parece haber llegado a Ceuta. El vicepresidente primero del Gobierno municipal, Alejandro Ramírez, ha defendido públicamenete las posibilidades que ofrece esta técnica, a la que ya hace referencia del Plan de Vivienda 2025-2028.
Las bondades que se atribuyen a la construcción modular resultan indudablemente atractivas para los empresarios del sector y ofrecen una alternativa a las administraciones para abordar las políticas de vivienda. Esta manera de construir permite acortar los plazos de ejecución de la obra de un 50% a un 70%, propicia la mejora del producto final y favorece la optimización del uso de recursos.
El mayor control sobre los costes y plazos son el argumento que ejerce una mayor seducción sobre constructores y gestores públicos. Los arquitectos, sin embargo, plantean alguna que otra objeción. “Es una solución que desde el punto de vista arquitectónico no deja de ser un concepto muy rígido -sostiene la decana del Colegio de Arquitectos de Ceuta, Judith Albiñana- Estamos hablando de viviendas que se producen en masa y puede ser que estemos perdiendo el valor de lo que llamamos arquitectura, entendiéndola como el arte de la proyección”.
El temor de los arquitectos es que la universalización de este tipo de construcción acabe por desatender el principio de que las edificaciones han de ser congruentes con el contexto en el que se insertan. Y, sobre todo, que acabe desembocando en la uniformidad. “Como arquitecta, cuando un cliente o un promotor me pide un bloque de viviendas, lo que yo busco es satisfacer sus necesidades manteniendo una calidad y estándar arquitectónicos mínimos -continúa Albiñana- Imagine ciudades como Sevilla o Granada donde se impongan este tipo de soluciones, todas iguales y estandarizadas”.
Las objeciones de los arquitectos no suponen una impugnación total del modelo de construcción industrializada. De hecho, tal y como defiende la decana, constituye una variante que es necesario considerar en la medida que permite abaratar costes, reducir plazos y optimizar la mano de obra.
Pese a la referencia incluida en el Plan de Vivienda, Ceuta sigue siendo un territorio por explorar para la construcción especializada. La insularidad es un factor que puede llegar a constituir un obstáculo para el desarrollo en la ciudad de esta metodología. La obligación de adquirir los módulos ya fabricados en la Península obliga a una logística que, considerando la dimensión que comporta un proyecto de edificación de viviendas, no se antoja sencilla. Y resultaría necesario calcular si el abaratamiento de costes inherente a la construcción modular compensa los derivados del transporte hasta Ceuta.
Mil viviendas en cuatro años
La decana del Colegio de Arquitectos no duda en calificar de “ambicioso” el objetivo que el Gobierno municipal se ha trazado para el periodo 2025-2028: edificar un millar de viviendas. Albiñana recuerda los problemas que arrastra la construcción en la ciudad, fundamentalmente la falta de mano de obra cualificada, agravado a raíz del cierre de la frontera, y la carencia de materiales. “Estamos hablando de 1.000 viviendas en cuatro años: es difícil de cumplir”, plantea la decana.
Los arquitectos recuerdan el tiempo de incertidumbre que para el sector de la construcción abrió el retraso en la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), finalmente sancionado por la Asamblea en 2023. Una desconfianza que ha comenzado a quebrarse, aunque el ritmo de la construcción esté todavía lejos de emular al que se registra en la Península.
Pese a este panorama, Albiñana valora los pasos dados por la Ciudad con el diseño de su Plan de Vivienda, sustentado en la cesión por Defensa a la Ciudad de 140.000 metros cuadrados de terrenos. “Por lo menos podemos decir que hay un plan y una estrategia y un planteamiento para construir nuevas viviendas, que ya es más que nada”, continúa la decana, aunque sin olvidar los problemas que todavía deben superarse. El primero de ellos, la conclusión de los trámites para la cesión efectiva del suelo, que deben sustanciarse en Madrid. Por todas estas cuestiones, la arquitecta se mantiene escéptica ante la posibilidad de que la construcción industrializada puede tener un efecto inmediato en Ceuta. “Que vaya a ser la respuesta a los problemas de vivienda en la ciudad a corto y medio plazo está por ver”, concluye.
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