El informe técnico descarta daños estructurales en el CEIP Ramón y Cajal
OBRAS
La Ciudad estudia una obra de emergencia para acelerar su reapertura y facilitar el regreso al centro educativo de los más de 230 alumnos reubicados en otros centros desde el inicio del curso
El informe técnico sobre el estado del CEIP Ramón y Cajal ha descartado finalmente la existencia de daños estructurales en el edificio, una conclusión que rebaja de forma significativa la envergadura de las obras que deberán acometerse para resolver los problemas detectados al inicio del presente curso escolar, aunque mantiene abierta la incógnita sobre la rapidez con la que se dará respuesta a una situación que sigue afectando a más de doscientos alumnos.
Según ha podido confirmar este periódico, el estudio patológico encargado para evaluar el estado del centro educativo ha evidenciado que la estructura del colegio no presenta riesgos graves, lo que aleja el escenario de una reforma integral inicialmente contemplada tras el desalojo preventivo del pasado mes de septiembre.
No obstante, el informe sí señala la necesidad de ejecutar una serie de actuaciones para solventar las deficiencias que motivaron la clausura temporal del centro y el desplazamiento de su alumnado, por lo que el foco se sitúa ahora en la celeridad con la que se tramitará y ejecutará la obra.
Preguntada por este asunto, la consejera de Educación, Pilar Orozco, ha reconocido que los técnicos han confirmado la ausencia de daños estructurales y que, en estos momentos, se está estudiando cómo proceder para que las actuaciones necesarias se lleven a cabo “a la mayor brevedad posible”.
Orozco ha explicado que una de las opciones que se analizan es la posibilidad de declarar la intervención como obra de emergencia o de urgencia, una fórmula que permitiría acortar los plazos administrativos y acelerar el inicio de los trabajos, dada la situación excepcional que atraviesa la comunidad educativa del Ramón y Cajal.
La consejera ha recordado que son numerosos los alumnos que continúan desplazados y reubicados en otros centros de la ciudad desde el comienzo del curso, una circunstancia que ha alterado la organización familiar y escolar y que se se ha prolongado ya durante el primer trimestre.
El cierre del CEIP Ramón y Cajal se produjo a mediados de septiembre, después de que se desprendiera una bovedilla de hormigón en el falso techo de un baño durante unas obras de mejora, lo que llevó a la Dirección Provincial de Educación a ordenar la clausura temporal del centro por motivos de seguridad y a redistribuir a sus 230 alumnos en varios colegios de Ceuta.
Desde entonces, el alumnado ha sido acogido en los centros Maestro José Acosta, Ciudad de Ceuta y Juan Carlos I, tras un dispositivo extraordinario diseñado para minimizar la dispersión y facilitar la conciliación de las familias afectadas.
El pasado mes de noviembre, el portavoz del Gobierno de la Ciudad, Alejandro Ramírez, ya avanzó que el informe patológico se encontraba “muy avanzado” y que la dimensión de la obra dependería de sus conclusiones, oscilando entre una reforma integral o una actuación de menor alcance.
Con el informe ya sobre la mesa, la opción más gravosa ha quedado descartada, aunque la ejecución de las actuaciones necesarias sigue pendiente de una decisión política y administrativa que determine el procedimiento y los plazos.
En este contexto, el calendario escolar añade presión a la toma de decisiones. Las vacaciones de Navidad están a punto de comenzar y el primer trimestre finalizará en los próximos días, mientras que el inicio del segundo trimestre está previsto para el 8 de enero de 2026, una vez concluidas las fiestas navideñas.
Desde la Consejería de Educación se confía en que antes de que termine el año pueda adoptarse una decisión definitiva sobre la fórmula elegida para la obra, con el objetivo de ofrecer certidumbre a las familias y avanzar hacia la normalización de la actividad educativa del CEIP Ramón y Cajal.