Un acusado que cambió de género tras una condena por malos tratos: “El niño es de los dos”
TRIBUNALES
La Fiscalía ha solicitado un año de prisión en otro juicio posterior, si bien la pena sería de una multa al ser considerado mujer en el Registro Civil
“Solicito que se pongan de manifiesto todos los cambios de sexo que se hubiesen producido y desde cuándo para determinar qué sexo tenía el acusado en cada periodo de su vida”, ha solicitado la fiscal antes de las conclusiones de las partes en un largo juicio que ha acabado visto para sentencia este martes en el Juzgado de lo Penal número 2 de la ciudad autónoma.
El Ministerio Público pide para A.G.M. un año de prisión porque considera que cometió un reciente delito de maltrato en su tipo simple y en el ámbito de la violencia de género contra su antigua esposa, víctima de otro ilícito similar y por el que hubo una sentencia firme. El divorcio entre ambos tuvo lugar en 2022 y en julio de 2023 cambió de género en el Registro Civil. Este diario se referirá a A.M.G. como “acusado” porque todas las personas implicadas en la vista han hablado de él en masculino, si bien a efectos de sentencia, de ser declarado culpable, la pena impuesta no sería de cárcel, sino de una multa al ser visto legalmente como una mujer y enmarcarse el delito alternativamente en la violencia doméstica.
Los hechos denunciados se remontan al 27 de agosto de este año sobre las 10:30, cuando A.G.M., sus padres y el niño de siete años que ambos implicados tienen en común se encontraban desayunando en la terraza de una céntrica cafetería de la ciudad autónoma. En un “breve” transcurso de tiempo, la denunciante apareció, abrazó al niño mientras estaba sentado en la silla, y luego fue supuestamente insultada y empujada para “echarla” de allí. “Vete de aquí, asquerosa. Voy a llamar a la Policía”, ha afirmado la mujer que le dijo su expareja, quien también la habría alejado de su hijo utilizando tanto los brazos como una rodilla según la denuncia.
Tras la anterior sentencia por malos tratos, la justicia decretó que el niño y A.G.M. pudieran verse en un punto de encuentro durante dos años, si bien a finales de julio de 2025 le fue concedido un régimen normalizado de visitas, pudiendo pasar 15 días de vacaciones con su hijo desde el 15 de agosto hasta el final de mes. Los hechos recogidos en el escrito de acusación se habrían producido en los últimos días de este periodo. Según ha relatado la denunciante, ella estaba “muy preocupada” por una fístula que tenía su hijo en la boca en esa época, y que se encontró con él y con los testigos de los hechos por casualidad cuando fue a comprar algo.
Llegó a la terraza de la cafetería, abrazó al niño y, tras la supuesta agresión relatada, se apartó diciéndole a su expareja palabras parecidas a estas: “No me vuelvas a pegar”. Se fue de la terraza del establecimiento aquejada de un cuadro de ansiedad por el que recibió atención médica, y con el parte médico denunció los hechos acompañada de su tía, quien ha ratificado esta versión en el juicio. El motivo de la actitud de la mujer antes de ver al niño o al darle el abrazo es que durante estos días de vacaciones no habría podido hablar con su hijo porque no se le habría permitido la comunicación telefónica con el mismo, si bien en la vista no se ha abundado en este aspecto.
Los testigos del incidente son los padres del acusado, así como un compañero de trabajo de A.G.M. También han participado en el juicio dos camareras y un policía que se entrevistó con el dueño de la cafetería y con otros empleados del local. De la misma manera, ha testificado un trabajador del punto de encuentro, que ha afirmado que el padre del niño le había avisado días antes de que la mujer estaba “frecuentando” sitios a los que sabía que el acusado podía acudir con el niño en Ceuta, y que esto podría suponer “un problema”.
Las camareras no han aportado mucha información porque el incidente no causó mucho revuelo, y tanto los progenitores de A.G.M. como su compañero de trabajo han negado que el acusado tocara a la mujer. Como mucho, la madre ha reconocido que su hijo se levantó y el padre ha llegado a admitir que se aproximó a la denunciante. “Se echó encima del niño y le dijo que lo quería”, ha relatado el abuelo.
El propio investigado, que solo ha contestado a las preguntas de su abogado, ha negado querer “tocar” a la denunciante y ha pedido que su expareja lo deje en paz. ”Tiene que dejarme vivir. El niño es de los dos y lo tenemos que criar. Ella tiene un sentimiento por hacerme daño”, se ha referido el acusado a la mujer, y también ha relatado que la madre “irrumpió” en el desayuno y que luego “montó un circo”.
La acusación particular pedía una condena superior también por un supuesto delito de coacciones, pero el juez no ha admitido su escrito de calificación por no haber sido emitido en tiempo y forma. La abogada de la víctima ha expresado en sus conclusiones que el acusado tiene un problema en el control de sus impulsos, y se ha retrotraído a la historia judicial anterior. La situación del cambio de género en el registro la considera “un fraude de ley” porque nadie se ha referido al acusado en femenino y por la referida posible rebaja de condena.
Al igual que la Fiscalía, la acusación ve que el testimonio de la denunciante es “persistente” y “coherente”, elementos suficientes para acreditar el delito en un caso de violencia de género.
"Una persecución"
Por su parte, la defensa ha esgrimido que su cliente vive desde hace años “una persecución”, que ha estado casi dos años sin ver a su hijo y que ni siquiera pudo disfrutar de su compañía en vacaciones en su totalidad. Según el cambio en el Registro Civil, el letrado asegura que no tiene cabida el delito de maltrato en el ámbito de violencia de género.
El abogado también ha defendido que no existen pruebas del supuesto delito, que no hubo agresión y que el testimonio de la denunciante “no es creíble” porque al facultativo que la atendió no le refirió una agresión física, pero luego sí al médico forense. También refiere que la mujer habría caído al suelo si hubiese sido golpeada, algo que ellla ha negado en su interrogatorio.
En el ejercicio de su derecho a la última palabra, el acusado ha insistido en su inocencia. "De lo que se me acusa, con esa maldad y con esa inquina, es de querer avanzar con mi hijo. Quiero que me deje andar tranquilo por la ciudad de Ceuta. Ya está bien de esta persecución", ha concluido.
Finalmente el juez ha dejado el juicio visto para sentencia casi seis horas después del comienzo del procedimiento, con varias suspensiones en el mismo.