El cabo Dris tras ser tiroteado en el garaje del Príncipe: “Estos hijos de puta me han matado”
Uno de los policías que auxilió al militar al que asesinaron en octubre de 2022 explicó durante el juicio que la ambulancia tardó al menos 20 minutos en llegar. “Se me hizo muy largo”

Dos policías que auxiliaron al cabo Dris momentos después de que lo tirotearan en octubre de 2022 en un garaje del Poblado Legionario, en la barriada Príncipe Alfonso, expresaron durante el juicio con todo lujo de detalles la escena de tensión que vivieron aquella madrugada. “Estos hijos de puta me han matado”, aseguraron que les dijo el militar asesinado mientras agonizaba ensangrentado en el suelo con varios tiros en la cadera y las piernas. Uno de los agentes explicó que a pesar de la cercanía del Hospital, la ambulancia tardó al menos 20 minutos en llegar. “Se me hizo muy largo”.
El primer testigo que declaró durante la vista que comenzó este martes y en la que los acusados se enfrentan a la prisión permanente revisable por asesinar —o ser cooperadores necesarios durante el homicidio— al cabo Dris fue uno de los policías que se encontró al militar tiroteado en el garaje del Poblado Legionario aquel 10 de octubre de 2022.
El agente, al igual que otro policía que declaró posteriormente y que también auxilió a Dris, aseguró que aquel día recibió una llamada de un superior sobre las 00.00 de la noche informándole de que el ‘Piolín’, conocido cabecilla de una de las dos organizaciones criminales que operaban en Ceuta por aquel entonces —la otra la lideraba el fallecido Tayena—, se estaba moviendo en un vehículo por la zona aledaña a la vivienda de su madre mientras pesaba sobre él una orden de busca y captura.
Los agentes pusieron en marcha el operativo por la zona del Poblado Legionario, cercana al colegio Reina Sofía, cuando fueron informados de la detención del hermano del ‘Piolín’. Mientras se encontraban rastreando la zona, los policías se percataron de la presencia de M.O.A., conocido como ‘Monito’, supuestamente involucrado en un apedreamiento hacia las autoridades días antes.
‘Monito’, al ver la presencia de las autoridades, emprendió la huida, momento en el que los agentes empezaron a escuchar una ráfaga de disparos que provenían del garaje del edificio de dos bloques en el Poblado Legionario. Los policías se bajaron del vehículo en el que patrullaban y accedieron al interior del parking.
Una vez en el garaje, los agentes dieron el alto a un individuo que portaba “un arma o un cargador” y que iba completamente vestido de negro y con un pasamontañas. Éste se quedó inmóvil, pero acto seguido apareció otro sujeto, también con la cabeza cubierta y que portaba ropa oscura, que abrió fuego.
Los agentes se pusieron a cubierto mientras los dos individuos, con ayuda de A.A.L. ('Colombo') escapaban por el ascensor gracias a que éste último sujeto contaba con las llaves del elevador, ya que vivía en el edificio. En ese momento y tras pedir refuerzos, los policías se percataron de la presencia del cabo Dris entre dos coches, malherido y con varios impactos de bala en la cadera y las piernas.
Uno de los policías, el segundo en declarar y que corroboró la versión del primero, reconoció a Dris y, al ver la gravedad de las heridas, le practicó un torniquete con su cinturón en una de las piernas, acto que repitió el otro agente que lo auxilió en la otra. “Estos hijos de puta me han matado”, aseguraron ambos que afirmaba el militar, que falleció esa misma mañana. “Tenía las piernas como gelatina, con los huesos fracturados”.
El primero de los policías en declarar aseguró que llamaron a la ambulancia, pero que a pesar de la cercanía del Hospital Universitario, tardó al menos 20 minutos. “Se me hizo muy largo”, expresó. Los agentes permanecieron socorriendo al cabo herido hasta que llegaron los servicios de emergencias. “Le dijimos que se estuviera tranquilo. Que se iba recuperar”, recordó uno de ellos.
Una vez que llegaron los refuerzos y acordonaron la zona, los agentes subieron a uno de los pisos donde vivía A.A.L., el que facilitó la huida de los dos pistoleros a través del ascensor. Los policías efectuaron la detención del sospechoso y corroboraron con su madre —de la que tenía una orden de alejamiento por malos tratos— que llegó de madrugada a la vivienda “agitado” y que se cambió de ropa.
Unos pisos más arriba se escondían ‘Castaña’ y ‘Popis’, en contra de la voluntad de la propietaria. Cuando los agentes entraron, sostuvieron, los sospechosos se arrojaron al suelo y adelantaron que iban a coloaborar, aunque justo antes tiraron por la ventana un teléfono y un arma que posteriormente fue encontrada.
Contra todo pronóstico y después de unas alegaciones previas en las que los abogados de los acusados defendieron la inocencia de sus clientes, los cuatro individuos sentados en el banquillo por asesinar o ser cooperadores necesarios en el homicidio del cabo Dris declararon ante la Fiscalía y reconocieron todos los hechos ante la atenta mirada del jurado popular.
El ‘cártel del Ángulo’
Ambos agentes avalaron la versión de las acusaciones de que el asesinato fue premeditado y elaborado por la organización criminal que ‘Piolín’, ahora en prisión, lideraba por aquel entonces. Describieron un organigrama y una jerarquía fijada en la que, además del jefe, se situaban por debajo un "lugarteniente" al que reconocieron como ‘Laika’, los sicarios o "pistoleros" como los acusados de asesinar al cabo, ‘Castaña’ y ‘Popis’, y vigilantes como ‘Monito’.
Según el segundo agente en declarar, con años de experiencia patrullando El Príncipe y que aseguraba conocer a los acusados desde pequeños, la organización criminal se hacía llamar el ‘cártel del Ángulo’.
La banda, explicó, utilizaba drones —que fueron incautados durante las detenciones aquel 10 de octubre— para observar la presencia de las autoridades, contaba con vigilantes en diferentes puntos de la ciudad como la Gran Vía o la comisaría de la policía y se comunicaba a través de grupos de WhatsApp mediante los que se mantenían informados sobre los movimientos y los operativos de las autoridades.
“Aquel día lo tenían todo planeado”, concluyó uno de los agentes. “Si no hubieran recibido las órdenes de su jefe, el ‘Piolín’, no hubieran llevado a cabo el asesinato de Dris, un hombre que no permanecía a ninguna banda, con una vida tranquila, casado y con hijos”, zanjó el primero de los policías.
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