Un 2026 con retos ambiciosos para transformar Ceuta

Obra en la zona de Hadu.
Obra en la zona de Hadu. | EL PUEBLO
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21 dic 2025 - 03:29

El cierre de 2025 ha venido acompañado de la presentación de una ambiciosa hoja de ruta del Gobierno de la Ciudad en el área de Medio Ambiente, Servicios Urbanos y Vivienda, con 24 objetivos estratégicos fijados para 2026. Un documento que sitúa el próximo ejercicio como decisivo en el tramo final de la legislatura y que aborda algunos de los principales retos que afronta Ceuta en su día a día.

La planificación presentada apuesta por una visión integral de la ciudad, combinando inversiones urbanas, modernización de servicios públicos, políticas de vivienda y sostenibilidad ambiental. La renovación del mobiliario urbano, la mejora de los espacios céntricos, la reorganización del servicio de limpieza o la actuación en playas y zonas verdes son iniciativas que, de ejecutarse correctamente, pueden suponer una mejora real en la calidad de vida de los ciudadanos.

Uno de los ámbitos que mayor atención concentra es el de la vivienda. La ejecución del Plan de Vivienda 2025-2028 y la reclamación de financiación estatal para la construcción de hasta 340 viviendas sociales responden a una demanda social evidente. Sin embargo, este es también un terreno donde los plazos, la financiación y la gestión administrativa suelen poner a prueba la eficacia de las políticas públicas. Será aquí donde el Gobierno de la Ciudad tenga que demostrar mayor capacidad de concreción.

En el apartado medioambiental, la actualización del Plan de Gestión de Residuos, la definición de nuevos sistemas de tratamiento y la apuesta por la educación ambiental apuntan a un cambio de enfoque necesario en una ciudad marcada por su singularidad territorial. La reivindicación del transporte de residuos a la península vuelve a poner sobre la mesa una cuestión estructural que sigue pendiente de una solución definitiva.

Más allá del contenido del plan, 2026 será un año en el que la ciudadanía medirá la acción de gobierno por los resultados visibles. La limpieza de las calles, el mantenimiento de los barrios o la mejora de los servicios no admiten retrasos ni explicaciones excesivamente técnicas. La ejecución, la coordinación entre áreas y la rendición de cuentas serán factores determinantes.

La hoja de ruta está trazada. Ahora comienza la fase más exigente: convertir la planificación en hechos y lograr que las promesas se reflejen en una ciudad que funcione mejor. Porque, en política, la credibilidad se construye menos con anuncios y más con resultados.

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