25N: La urgencia de no mirar hacia otro lado

El presidente de Ceuta hace entrega a Miguel Ángel Cano del reconocimiento por el 25 junto a la consejera de Sanidad y Servicios Sociales .
El presidente de Ceuta hace entrega a Miguel Ángel Cano del reconocimiento por el 25 junto a la consejera de Sanidad y Servicios Sociales . | REDUAN
EL PUEBLO
26 nov 2025 - 01:12

Ceuta volvió a alzar la voz este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Y lo hizo con actos institucionales, reconocimientos y minutos de silencio. Pero, por encima de todo, lo hizo recordando que cada mujer asesinada, cada víctima silenciada y cada vida marcada por el miedo es una herida abierta en nuestra sociedad. Una herida que nos interpela a todos.

El reconocimiento al juez Miguel Ángel Cano y la entrega del Premio Menina subrayan que la lucha contra la violencia machista no es un gesto, sino un trabajo constante y valiente que requiere compromiso, formación y convicción. Sin embargo, ningún premio, ningún acto y ningún discurso bastará si como sociedad seguimos tolerando la mínima rendija por la que esta violencia se cuela y se perpetúa.

En su intervención, la consejera Nabila Benzina recordó algo elemental: detrás de cada cifra hay un proyecto de vida truncado. Lo dijo con claridad, y conviene repetirlo: la violencia de género no es fruto del azar, ni un problema doméstico, ni una cuestión privada. Es la consecuencia extrema de desigualdades que seguimos sin erradicar y de un sistema cultural que aún hoy legitima, minimiza o normaliza comportamientos que deberían resultar intolerables.

Y en este punto, la política —tan dada a dividirlo todo— debe quedar al margen. No hay banderas en la defensa de los derechos humanos. No hay izquierdas ni derechas cuando hablamos de proteger la vida y la dignidad de las mujeres. Hay responsabilidad, o hay fracaso. Hay unidad, o hay retroceso.

La violencia machista no desaparecerá solo con minutos de silencio. Tampoco con leyes que después no se aplican ni con campañas que no alcanzan a quienes más las necesitan. Desaparecerá cuando toda la sociedad —instituciones, familias, escuelas, empresas, medios de comunicación— asuma que educar en igualdad no es una opción, sino la base indispensable de una convivencia justa.

Este 25N deja un mensaje de esperanza, pero también una exigencia. A quienes todavía viven con miedo, Ceuta les recuerda: no estáis solas. A quienes no han querido mirar, les corresponde abrir los ojos. Y a quienes sí están en esta lucha, les toca seguir, sin descanso, sin excusas.

Porque acabar con la violencia contra las mujeres no es solo un objetivo. Es un deber moral, social y político.

Y no podemos permitirnos fallar.

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