Azúcar que no endulza

Imagen de una medición de la glucosa.
Imagen de una medición de la glucosa. | EL PUEBLO
EL PUEBLO
14 nov 2025 - 02:43

Cada 14 de noviembre, el mundo se viste de azul para recordar algo que debería importarnos todos los días: la diabetes. Una enfermedad silenciosa, pero ruidosa en consecuencias. No distingue entre jóvenes y mayores, ricos o pobres. Se cuela en nuestras rutinas sin avisar, y muchas veces, sin que sepamos cómo llegó.

Vivimos en una era donde el exceso es la norma. Azúcar en el café, en los refrescos, en los “snacks saludables”, y hasta en los productos que juran ser “light”. Nos hemos acostumbrado a vivir con el sabor dulce como sinónimo de placer, sin pensar que ese placer puede tener factura. Y vaya factura. La diabetes no solo roba salud; roba calidad de vida, tiempo y energía.

Lo más preocupante es que, en muchos casos, es evitable. Bastaría con caminar más, leer etiquetas, elegir mejor. Pero claro, es más fácil culpar al trabajo, al cansancio o al precio de las verduras. No se trata de convertirnos en fanáticos del gimnasio ni en enemigos del pastel de cumpleaños, sino de entender que el equilibrio no es un lujo, es una necesidad.

También es hora de mirar hacia las instituciones. No basta con un día azul o campañas bonitas en redes. Se necesita educación desde las escuelas, políticas públicas que regulen los excesos de azúcar y un sistema sanitario que acompañe, no que reaccione. Porque prevenir siempre costará menos que curar.

Además, la diabetes no solo es una cuestión médica, sino también social. Afecta la economía de las familias, limita oportunidades laborales y genera estigmas que pocos mencionan. Quien vive con diabetes no necesita lástima, sino comprensión y apoyo real: acceso a medicamentos, alimentos adecuados y entornos que no le castiguen por cuidar su salud. La empatía también debería formar parte del tratamiento.

El Día Mundial de la Diabetes no es una fecha para “concienciar” y olvidarla al día siguiente. Es un recordatorio de que la salud se construye a diario, con pequeñas decisiones. Quizás el verdadero desafío no sea vivir sin azúcar, sino aprender a vivir sin excusas.

También te puede interesar

Lo último

stats