Barras en la calle en Navidad, con responsabilidad
Tras años de debate, restricciones y reclamaciones por parte del sector hostelero, la autorización de barras portátiles en la vía pública durante la Tardebuena y la Tardevieja supone, por fin, un paso en la buena dirección. No se trata únicamente de una concesión puntual, sino del reconocimiento de una realidad social y económica que cada diciembre se impone en las calles: la ciudadanía sale a celebrar y la hostelería es parte esencial de esa celebración.
La decisión, fruto del diálogo entre el sector y el Gobierno autonómico, demuestra que cuando existe voluntad política y entendimiento es posible alcanzar acuerdos equilibrados. El encuentro celebrado en la Cámara de Comercio y la implicación de tres consejerías reflejan la transversalidad de una medida que afecta al comercio, la cultura, el urbanismo y, por supuesto, al empleo.
Lejos de la improvisación, el acuerdo establece un marco claro y reglado: solicitudes a través de la sede electrónica, seguro de responsabilidad civil y planos detallados de las barras. Es decir, se permite la actividad, pero con garantías. Una fórmula razonable que conjuga dinamización económica, seguridad y orden público.
No es menor el impacto que esta medida puede tener en la economía local. Para muchos establecimientos, estas dos fechas representan una oportunidad clave para mejorar ingresos en un contexto aún marcado por la incertidumbre y el encarecimiento de costes. Además, contribuyen a generar un ambiente festivo que proyecta una imagen viva y atractiva de la ciudad.
Conviene también reconocer el trabajo de quienes, desde el sector hostelero, han mantenido viva esta reivindicación durante años. La perseverancia de profesionales concretos y el respaldo de los organismos empresariales han sido determinantes para que esta demanda llegue a buen puerto en 2025.
Ahora el reto estará en la correcta aplicación de la medida y en evaluar sus resultados. Si la experiencia es positiva, será difícil justificar que en el futuro se vuelva atrás. Porque celebrar en la calle, con normas y responsabilidad, no solo es posible, sino deseable.
