Ceuta avanza
El Gobierno de España ha llegado a Ceuta con el pecho hinchado y números en la mano: aseguran que el 80% del Plan Integral de Desarrollo Socioeconómico, esos 350 millones que deberían transformar la ciudad antes de 2026, está ya ejecutado o en marcha. Arcadi España, secretario de Estado de Política Territorial, lo explicó tras una mañana de reuniones con todas las instituciones posibles, desde la Delegación del Gobierno hasta el propio Juan Vivas. El mensaje fue claro: inversión récord, colaboración fluida y un Plan que, según ellos, empieza a notarse en la vida cotidiana de los ceutíes.
Y es verdad que hay proyectos que suenan a futuro serio: la cesión de suelo militar para construir viviendas, la remodelación de la N-352 o la interconexión eléctrica con la Península, una obra que no solo es cara sino estratégica. A eso se suma el impulso a la nueva terminal marítima y la promesa de seguir apretando para que lo que queda pendiente —que no es poco— llegue a buen puerto sin retrasos innecesarios. Incluso se han sacado tiempo para abordar cuestiones sensibles como la movilidad de menores migrantes o la presión que soporta la frontera.
Juan Vivas ha reconocido el impacto del Plan y ha llegado a calificar algunas actuaciones como “históricas”. Eso sí, no ha desaprovechado la visita para recordar asuntos que siguen cojeando: las bonificaciones a la Seguridad Social que no se han actualizado, las necesidades en educación y sanidad, o el eterno debate sobre abaratar los billetes del Estrecho. Peticiones legítimas que siguen encima de la mesa y que, de cumplirse, completarían un círculo que aún tiene huecos.
La sensación general es que el Plan está vivo, que se mueve y que ha traído dinamismo y cierta ilusión renovada. Pero entre tantas cifras, reuniones y discursos bien medidos, también aflora la prudencia: Ceuta lleva demasiados años escuchando promesas como para celebrar las cosas antes de verlas terminadas, inauguradas y funcionando.
Ese “80% ejecutado o en ejecución” suena bien, pero es una fórmula demasiado cómoda. No es lo mismo iniciar que terminar, y la letra pequeña importa. Si la mayoría de los proyectos están solo arrancados, tocaría decirlo con claridad… y, sobre todo, concretar cuándo estarán listos. Porque los ceutíes no necesitan porcentajes, necesitan resultados palpables, y a poder ser, antes de que el calendario vuelva a comerse las promesas.