Ceuta se enchufa
Lo de este martes en el muelle de la Puntilla no ha sido solo una colocación simbólica de una primera piedra. Ha sido, literalmente, el enchufe de Ceuta al futuro. Con la llegada de Templus y su centro de datos, la ciudad deja atrás la etiqueta de periferia tecnológica para convertirse en un punto clave del mapa digital europeo. Por fin se materializa una aspiración compartida: demostrar que en Ceuta también se puede innovar, invertir y competir al más alto nivel.
Durante años hemos oído hablar de diversificación económica, de apostar por la innovación, de no depender solo del comercio o del sector público. Pues bien, ese discurso empieza por fin a tomar forma, ladrillo a ladrillo, servidor a servidor. Y no es poca cosa: hablamos de una infraestructura de vanguardia, sostenible, que generará empleo y atraerá talento, pero sobre todo, que pone a Ceuta en la conversación de las ciudades que miran hacia adelante.
Hay que reconocer el mérito colectivo. La visión del Gobierno local, el empuje de la Cámara de Comercio y la apuesta de una empresa que ha visto en Ceuta lo que muchos no habían querido mirar: potencial, posición y, sobre todo, gente con ganas. Como dijo Nacho Velilla, “la tercera P es el pueblo”, y tiene toda la razón. Porque las ciudades no las levantan las máquinas, sino las personas, y aquí hay muchas dispuestas a empujar en la misma dirección.
También conviene recordar que la tecnología no es un fin, sino un medio. Este centro de datos no debería quedarse en un logro aislado, sino convertirse en el primer paso de una estrategia sólida de digitalización, formación y emprendimiento local. Si Ceuta aprovecha bien esta oportunidad, podrá atraer nuevas empresas, retener talento y convertirse en un referente de innovación en el Estrecho. El reto no es menor, pero el momento es propicio.
Ahora toca que este proyecto no se quede en un símbolo, sino que marque un antes y un después. Que los jóvenes encuentren aquí una oportunidad, que el talento no tenga que irse y que la palabra “digital” deje de sonar a algo lejano. Porque cuando Ceuta se enchufa, se nota la energía.
Este martes no solo se ha puesto una piedra: se ha encendido una luz. Y ojalá no se apague nunca.