Ceuta enciende algo más que sus luces de Navidad
La Navidad ya ha llegado a Ceuta, y lo ha hecho con un mensaje que trasciende el brillo de los más de dos millones de puntos de luz que iluminan nuestras calles. Cada año, el encendido navideño se convierte en un símbolo que marca el comienzo de un tiempo donde la convivencia, la memoria y la esperanza vuelven a ocupar el centro de la vida ciudadana. Pero este año, quizá más que nunca, Ceuta ha demostrado que la magia no solo está en lo visible, sino en aquello que compartimos como comunidad.
Anoche, miles de ceutíes se echaron a la calle para acompañar el encendido ornamental que, como novedad, se trasladó a la plaza de las Víctimas del Terrorismo. Un gesto que no solo responde a las obras de Hadú, sino que redibuja la geografía emocional de la ciudad: ese será el lugar en el que los Magos de Oriente entregarán ilusión a nuestros niños. Una decisión que conecta tradición, homenaje y futuro.
En una jornada que estuvo marcada por la emoción, tampoco faltaron los recuerdos. La ausencia del querido Pepe Ramos estuvo presente en quienes le conocieron y en quienes cada año celebraban junto a él esta fecha tan especial. Porque la Navidad, además de luz, también es memoria.
El acto central —el encendido en el Paseo del Revellín— dejó claro que Ceuta sabe celebrar lo que la une. Acompañado por autoridades civiles y militares, el presidente Juan Vivas reivindicó una vez más el valor de la convivencia y la multiculturalidad, pilares que definen nuestra identidad. Y no es una frase hecha: en Ceuta, donde conviven tradiciones y creencias diversas, la Navidad se convierte en un espacio compartido donde todos encuentran su lugar.
Las críticas previas en redes sociales quedaron eclipsadas por el respaldo mayoritario de los ciudadanos, que disfrutaron de una celebración vibrante, coronada por la música del Conservatorio, la charanga Jacaré Band y un final de fiesta junto a Raya Real. Fue, en definitiva, un inicio de Navidad que reafirma algo esencial: Ceuta sabe emocionarse junta.
A partir de ahora, durante semanas, las luces acompañarán a vecinos y visitantes en un programa que culminará con la Gran Cabalgata de Reyes. Y una vez más, la empresa Iluminaciones Ximénez vuelve a cumplir con su responsabilidad de vestir nuestras calles de brillo y color, manteniendo un estándar de calidad que la consolida como referente nacional e internacional.
Pero más allá del espectáculo visual, esta Navidad nos invita a mirar hacia dentro. A recordar que la convivencia no se ilumina sola: la encendemos cada uno con nuestros gestos diarios. Ceuta vuelve a demostrar que su mayor luz no cuelga de ninguna farola: está en su gente.
