Ceuta y Melilla olvidadas
España volvió a ceder. Esta vez, sin cámaras ni micrófonos de por medio, el Gobierno permitió que Marruecos marque la agenda durante la XIII Reunión de Alto Nivel (RAN) celebrada en Madrid. A puerta cerrada, sin preguntas de la prensa y con un comunicado de 23 páginas que, sorprendentemente, ni siquiera menciona a Ceuta y Melilla más allá de una breve referencia a las aduanas comerciales, queda claro que la transparencia brilla por su ausencia y los intereses de las ciudades autónomas no parecen ser prioridad.
Mientras el Ejecutivo habla de cooperación ejemplar y éxitos en materia migratoria, la realidad en Ceuta es dramática: centros de menores desbordados, cadáveres en las playas y presión migratoria constante. Las promesas de “movilidad segura, ordenada y regular” chocan con la imagen de chavales lanzándose al mar y autoridades que apenas reaccionan. Hablar de gestión ejemplar resulta ofensivo para quienes viven la frontera como un terreno de abandono y riesgo constante.
Los empresarios de Ceuta y Melilla, que llevan años reclamando una aduana comercial funcional, solo recibieron una vaga mención al intercambio de experiencias técnicas entre ambos países. Nada de medidas concretas para facilitar el comercio ni para aliviar las trabas que perjudican la economía local. La agenda, al parecer, la sigue marcando Marruecos, mientras España se limita a firmar acuerdos de papel sin resultados palpables.
La falta de transparencia del Ejecutivo es otra mancha en este encuentro. La Asociación de la Prensa de Madrid denunció la imposibilidad de cubrir una cumbre de tal relevancia y la negativa del presidente Sánchez a responder preguntas. En democracia, los ciudadanos merecen información, no comunicados extensos llenos de eufemismos que ocultan la realidad. Convertir a los medios en meros espectadores es negar el derecho a conocer lo que sucede cuando se negocian asuntos tan sensibles.
Si algo deja claro esta RAN es que España sigue priorizando el marketing diplomático por encima de la defensa de sus ciudades autónomas y la protección de sus ciudadanos. Ceuta y Melilla no pueden seguir siendo escenarios donde se maquillan cifras y se ignoran necesidades reales. La frontera necesita acciones concretas, transparencia y compromiso real, no frases vacías que suenan bien en comunicados oficiales.