Ceuta no puede seguir siendo la gran olvidada de Sanidad
Los últimos datos del Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2024 arrojan cifras preocupantes para Ceuta, y deberían encender todas las alarmas. La ciudad autónoma, que depende directamente del Ministerio de Sanidad y del INGESA, presenta una esperanza de vida de 81,1 años, frente a los 83,8 de la media nacional, y unos años de vida saludable de apenas 69,5, casi diez menos que el promedio español. Estos números no son meros indicadores estadísticos: reflejan una realidad palpable para los ceutíes, que viven menos años y, sobre todo, con más enfermedad y menor calidad de vida.
El problema no se limita a los resultados sanitarios. Ceuta carece de suficientes profesionales en Atención Primaria, tiene una de las tasas más bajas de médicos en hospitales públicos y no dispone de unidades especializadas para patologías complejas. Esta falta de recursos, sumada a la ausencia de estadísticas locales que permitan planificar políticas efectivas, evidencia un déficit estructural que no puede seguir ignorándose.
No podemos conformarnos con agrupar los datos de Ceuta junto a los de Melilla y asumir que “el problema está resuelto”. Cada territorio tiene sus necesidades y realidades particulares, y la salud es un derecho que debe garantizarse de manera equitativa en todo el país. La situación actual transmite un mensaje claro: Ceuta sigue siendo la gran olvidada del sistema sanitario nacional.
Es hora de que el Gobierno central asuma su responsabilidad. Se necesita un plan sanitario específico para Ceuta, con recursos adecuados y basado en datos propios, capaz de garantizar que los ceutíes tengan el mismo acceso a la salud que cualquier otro ciudadano español. La igualdad en la atención sanitaria no puede quedarse en un ideal sobre el papel: debe traducirse en vidas más largas y más saludables para todos.
Ceuta merece ser tratada con la misma prioridad y rigor que cualquier otra región del país. La salud de sus ciudadanos no puede esperar.
