Cincuenta años de Monarquía

El Rey Felipe VI durante el discurso ofrecido este viernes en el Palacio Real por el 50 Aniversario de la Monarquía.
El Rey Felipe VI durante el discurso ofrecido este viernes en el Palacio Real por el 50 Aniversario de la Monarquía. | CAC
EL PUEBLO
22 nov 2025 - 01:43

Celebrar medio siglo de democracia en España no es poca cosa. A veces, en el ruido del día a día, se nos olvida que el país que hoy damos por sentado es fruto de un proceso complejo, lleno de consensos improbables y de gente que tuvo la capacidad —y el valor— de mirar más lejos que sus propias trincheras. Estos días, conmemorarlo se siente casi como un acto de resistencia frente al clima de crispación que vivimos.

El acto institucional celebrado en el Salón del Trono del Palacio Real quiso recordar justamente eso: que la democracia española nació del entendimiento, no de la imposición. Allí estuvieron los reyes, acompañados por la princesa de Asturias y la infanta Sofía, en un gesto que mezcla continuidad y relevo generacional. Y allí también se entregó el Toisón de Oro a la reina Sofía, al expresidente Felipe González y a dos de los llamados padres de la Constitución, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca. Una forma de reconocer trayectorias que, nos gusten más o menos, han dejado huella.

La presencia del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, es también un recordatorio de que la democracia española no se construye en Madrid, sino en cada rincón del país. Que figuras institucionales de territorios pequeños pero simbólicos se sumen a este tipo de actos habla de una España diversa, distinta, pero que sigue compartiendo un mismo marco de convivencia.

Y quizá ahí está el mensaje más necesario en este aniversario: que la democracia no es un souvenir que se guarda en una vitrina, sino algo vivo que se sostiene entre todos. No basta con celebrarla; hay que cuidarla, discutirla con respeto y defenderla incluso cuando nos incomoda.

Cincuenta años después, puede que no todo sea perfecto —nunca lo es—, pero sí es evidente que la España de hoy sería irreconocible sin aquel pacto inicial. Y quizá este aniversario, más que un homenaje al pasado, debería servirnos como una invitación urgente a pensar en el país que queremos para los próximos cincuenta.

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