El Día de la Merced desde Fuerte Mendizábal

Nonia Velázquez, directora del Centro Penitenciario de Fuerte Mendizábal de Ceuta.
Nonia Velázquez, directora del Centro Penitenciario de Fuerte Mendizábal de Ceuta. | REDUAN
25 sep 2025 - 01:35

Como 24 de septiembre y coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias, la dirección del Centro Penitenciario de Fuerte Mendizábal abría sus puertas este miércoles para compartir con los ceutíes el acto institucional que pone en valor la importancia de una institución que realiza una labor esencial, muchas veces -la mayoría- en silencio y poco reconocida, sufriendo presiones pero, eso sí, siempre dando la cara, trabajando por mejorar cada día y siendo clave en la prisión, ya no solo con aquellos que tienen cortada su libertad como consecuencia de diferentes situaciones, sino con un trabajo diario y constante que implica a muchas áreas y que tiene como mayor recompensa la reinserción social de numerosos internos que salen del centro como personas nuevas y, en muchos de los casos, dando lecciones de vida pues, ¿quién está libre de equivocarse en esta vida? Creo que pocos serán capaces de levantar la mano.

Más allá de esta reflexión, ayer fue un día de reconocimientos, especialmente de aquellos funcionarios que cumplían 25 años de trayectoria profesional y de otros muchos profesionales que son fundamental para el buen funcionamiento de un Centro Penitenciario que, de la mano de su directora, Nonia Velázquez y todo su equipo, han conseguido una estabilidad que siempre tiene un objetivo primordial: hacer cada día Fuerte Mendizábal más segura y prestar el mejor de los servicios con los internos con todo lo que ello conlleva.

“Respeto y paciencia”, eso pedía Velázquez en un discurso brillante, lleno de agradecimientos, reconocimientos, reivindicaciones y, principalmente, de defensa a una plantilla que considera “el alma” de la institución. No le faltó razón a una directora que desde el primer día ha mostrado esfuerzo, constancia, disciplina, firmeza, comprensión y trabajo, mucho trabajo, teniendo las puertas abiertas de su despacho para toda aquella persona que se ha querido dirigir a ella y dando muestra día tras día de lo que es el respeto y la vocación por el servicio público. En un puesto que no es nada fácil, pero en el que se ha ganado el respeto de su plantilla, de los internos y de toda una ciudad. Eso, sin duda, únicamente es posible por el trabajo bien realizado y por el empeño en mejorar cada día unas dependencias que más allá de cortar la libertad, abren las puertas de la reinserción y dan una nueva oportunidad de ser mejor cada día y de superar aquellas situaciones que en esta vida hacen caer en errores de los que nadie está libre, más allá de esas excepciones que merecen el mayor de los castigos por parte de la Justicia y de la Ley.

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