Emilia sacude Ceuta
La borrasca Emilia sigue marcando la agenda en Ceuta. Este sábado, la alerta naranja por lluvias, viento y fenómenos costeros activó todas las alarmas, y aunque los daños fueron menores de lo esperado, la jornada dejó claros recordatorios sobre la fuerza de la naturaleza y la importancia de no bajar la guardia. La ciudad vivió momentos de tensión y cierta incomodidad, especialmente de madrugada, aunque muchos respiraron con alivio al comprobar que los estragos no fueron catastróficos.
Uno de los sectores más afectados fue el transporte marítimo. El fuerte oleaje de levante obligó a suspender o retrasar varias conexiones con Algeciras, generando colas, cambios de planes y más de un mal rato para los viajeros. En tierra, la borrasca se hizo notar con caídas de luminarias navideñas, ramas desprendidas, cables sueltos y algunas inundaciones puntuales en viviendas. Nada comparable con una catástrofe, pero suficiente para poner de manifiesto que, cuando el clima se desboca, hasta lo pequeño puede complicarse.
No faltaron quienes consideraron que las alertas y recomendaciones de seguridad eran exageradas. Sin embargo, estos días demuestran que incluso los incidentes menores pueden volverse problemáticos si no se actúa con prudencia. Las advertencias meteorológicas no son alarmismos gratuitos: son herramientas para protegernos y reducir riesgos. Ignorarlas puede salir caro, aunque hoy los daños hayan sido leves.
Ceuta encara ahora el domingo con alerta amarilla durante buena parte de la jornada. Se esperan lluvias persistentes y viento que todavía puede alcanzar rachas fuertes, sobre todo en zonas expuestas al mar. Esto significa que la precaución no termina aquí: limitar desplazamientos innecesarios, asegurar objetos sueltos y prestar atención a los avisos oficiales siguen siendo medidas sensatas y necesarias.
Emilia sigue presente, recordándonos que la naturaleza no entiende de horarios ni de planes personales. Los estragos de ayer fueron menores, pero el mensaje es claro: la prudencia nunca sobra. Tomar precauciones hoy puede marcar la diferencia mañana, y aunque muchos perciban las alertas como exageradas, respetarlas sigue siendo la mejor forma de protegerse a uno mismo y a los demás.