Eterna Legión, eterna Ceuta
La Legión ha cumplido 105 años y lo celebraba este sábado en el acuartelamiento de García Aldave, donde late el corazón verde de Ceuta. No fue un aniversario cualquiera: fue el recordatorio de que esta tierra y el cuerpo legionario han caminado de la mano durante más de un siglo, compartiendo historia, sacrificios y un sentimiento que trasciende generaciones.
Ceuta no se entiende sin La Legión, ni La Legión sin Ceuta. Aquí se forjó su espíritu, aquí se escribieron muchas de sus páginas más gloriosas y aquí se sigue transmitiendo, año tras año, ese credo que habla de compañerismo, honor y entrega hasta las últimas consecuencias. Y no hace falta vestir el uniforme para sentirlo: basta con escuchar el himno o ver un desfile para que la emoción se desborde en quienes lo viven de cerca.
Cada aniversario es, en realidad, un recordatorio de lo que permanece. La Legión simboliza valores que no caducan: la lealtad, la camaradería y la capacidad de darlo todo por una causa común. Ceuta, como testigo privilegiado de esa historia, tiene el deber de mantener viva la llama, no solo como un acto de memoria, sino como parte de su identidad más profunda.
Los legionarios han demostrado, dentro y fuera de España, que su entrega no entiende de horarios ni de excusas. Ceuta ha visto partir a muchos de ellos hacia misiones arriesgadas, y también ha recibido sus regresos con orgullo y lágrimas. Es ese lazo humano, tejido a base de disciplina y sacrificio, lo que convierte cada aniversario en un motivo de gratitud colectiva.
Hoy, al mirar hacia el futuro tras estos 105 años, toca agradecer. Agradecer a los que sirven y a los que sirvieron, a los que están y a los que quedaron en el camino. Porque la Legión no es solo historia militar, es también el pulso humano de quienes hicieron del sacrificio un modo de vida. Y en Ceuta, esa herencia nunca se olvidará.
