Hadú: obras necesarias, diálogo imprescindible
Las grandes transformaciones urbanas nunca son procesos sencillos. Conllevan molestias, cambios en las rutinas diarias y, en muchos casos, un impacto directo sobre la actividad económica de las zonas afectadas. La rehabilitación integral de la barriada de Hadú no es una excepción. Sin embargo, la reciente reunión entre el Gobierno de la Ciudad y los comerciantes del barrio marca una línea de actuación que merece ser valorada positivamente: la del diálogo constante y la corresponsabilidad institucional ante un proyecto de gran calado.
Las obras que se están desarrollando en Hadú no son menores ni superficiales. Hablamos de una intervención estructural, con una inversión cercana a los ocho millones de euros, destinada a modernizar infraestructuras básicas, resolver problemas históricos en el suministro de agua —del que depende el 60 % de la ciudad— y transformar una de las principales arterias comerciales de Ceuta. Es, por tanto, una actuación necesaria y largamente demandada. Pero tan importante como la obra en sí es la forma en que se gestiona su impacto social y económico.
En este sentido, la constitución de un grupo de trabajo permanente entre la Administración local y los comerciantes supone un paso en la dirección correcta. Escuchar a quienes sostienen el pulso económico de Hadú, explicar con claridad los plazos y avances de la obra y poner sobre la mesa medidas concretas para aliviar las pérdidas demuestra una voluntad política que va más allá del mero cumplimiento técnico de un proyecto.
Las ayudas económicas tramitadas a través de Procesa, el compromiso de agilizar los pagos, el estudio de fórmulas para facilitar el aparcamiento gratuito a los clientes o la promesa de reforzar la seguridad en la zona no son soluciones milagro, pero sí herramientas necesarias para amortiguar el golpe que estas obras están suponiendo para muchos pequeños negocios. Comercios familiares que, día tras día, mantienen vivo un barrio que es mucho más que una vía de paso: es identidad, cercanía y tejido social.
Mirando al futuro, resulta igualmente acertado que el debate no se limite al presente de las obras, sino que se proyecte más allá de su finalización en 2026. Pensar desde ahora en soluciones de aparcamiento, en planes de dinamización comercial y en una estrategia que aproveche la nueva imagen urbana de Hadú será clave para que la inversión pública se traduzca en prosperidad real y duradera.
La reunión celebrada esta semana debe entenderse, por tanto, no como un gesto puntual, sino como el inicio de una relación continua entre administración y comerciantes. Solo así será posible compatibilizar el progreso urbano con la protección de quienes, cada día, levantan la persiana y sostienen la vida económica y social de Hadú.