Lenta burocracia, goteo constante

Ceuta está empezando a ver las grietas de un plan para abordar la crisis de los menores migrantes que fue una gran noticia, pero que obvió la letra pequeña de una realidad que solo se vive a este lado de la frontera. Después de una disminución en la llegada de forma irregular de niños solos a la ciudad, el temporal vuelve a recordar que en cualquier momento los recursos se desbordan. Aún más.
La predisposición del Estado y del Gobierno de Ceuta es total, que incluso se alineó con el Ejecutivo para hacer frente a una sobreocupación incluso significando desmarcarse del discurso del PP a nivel nacional. Pero el inicio de los mecanismos para la derivación de los menores a otras comunidades autónomas parece no estar dando los resultados esperados.
A principios de septiembre se declaró en Ceuta la contingencia migratoria. A partir de entonces, el acuerdo con el Gobierno es el de reubicar en un plazo de 15 días a todos los niños solos extranjeros que lleguen a Ceuta en otros territorios. Pero quizás los tiempos estipulados sean algo optimistas.
En dos semanas realizar un análisis personalizado a cada menor que entra y activar su reubicación en otras comunidades, a menudo reticentes, estamos viendo que es una tarea ardua. Los niños están saliendo, pero a cuentagotas y en un número insignificante teniendo en cuenta que, solo en este fin de semana, han entrado al menos 30.
Mientras tanto, los recursos siguen desbordados, cada día más, y la Ciudad acoge a más de 550 niños solos teniendo una capacidad otorgada de 27 plazas. La otra pata del mecanismo es la promesa del Gobierno de reubicar a 400 menores en otros territorios en menos de un año, algo que también está por ver a la vista de la lenta burocracia y la dificultad para llevar a cabo los traslados.
El Gobierno debe hacer algo más para solucionar la situación y que Ceuta comience a ver la luz tras más de un año de sobreocupación y con los recursos al límite. El problema no se solucionará de cuajo, más tratándose de una ciudad fronteriza. Pero para el Ejecutivo local no se trata ya de dinero, la clave radica en aliviar los centros y que los niños puedan tener la atención que se merecen en otros territorios menos saturados de España.