El liderazgo y el contagio al equipo y a la afición
La AD Ceuta FC está de moda. Y no porque sea algo puntual, sino porque lleva años trabajando en silencio, levantándose cada vez que se le golpea y consiguiendo objetivos a base de esfuerzo y creer en un proyecto del que toda Ceuta se ha contagiado. Fruto de todo ello, el conjunto caballa presume de ser un equipo reconocido en la categoría de plata del fútbol español, siendo actualmente el conjunto de JJ Romero, uno de los más lauredaos de la categoría con seis partidos consecutivos sin perder y cuatro con la portería a cero, lo que nos mantiene a cuatro puntos del segundo clasificado y a seis del líder -eso son palabras mayores-.
Pero al margen de esta dinámica positiva que, lógicamente la refuerzan los buenos resultados, habría que detenerse en lo que está llevando a la AD Ceuta a conseguir estabilidad en el siempre difícil mundo del fútbol profesional. En primer lugar, hay una estructura deportiva en la que se cree y una filosofía de trabajo que cuenta con tres piezas fundamentales: presidencia, dirección deportiva y cuerpo técnico. Todos van a una y esa sintonía se ha sabido trasladar al vestuario y a la propia afición, que está volcada con su equipo, como lo demuestra las cerca de 6.000 personas que cada 15 días llenan el Alfonso Murube.
Por otra parte, está la capacidad de creer en lo que se trabaja en el día a día, siendo conocedores al 100% de nuestras fortalezas y debilidades, sabiendo explotar nuestras cualidades y contrarrestar nuestras fragilidades, lo que ha permitido que el club sea muy fiable tanto en el apartado deportivo como en el administrativo. Algo que es fundamental para consolidarse y poder seguir creciendo. Pero, además, cuenta con una plantilla que es una auténtica familia, donde nadie es más que nadie. Todos aportan, cada uno en sus puestos, desde la humildad, el trabajo, el compromiso y el convencimiento de que, con esfuerzo y constancia, se puede conseguir todo aquello que se proponga. Valga como ejemplo uno de los grandes capitanes del equipo, Carlos Hernández, el jugador que ha disputado todos los minutos en juego esta temporada y que ha demostrado un liderazgo dentro y fuera del campo que ha sabido contagiar a sus compañeros y a la propia afición, demostrando, una vez más, que para querer a Ceuta no hace falta haber nacido en ella. Y, en este sentido, Carlos Hernández es bandera blanca y negra allá por donde va, especialmente, cuando luce el blazalete por los diferentes campos de la Liga Hypermotion.
No cabe duda de que nada se ha conseguido y que el camino es largo, pero lo que sí se puede constatar es que esta AD Ceuta tiene ambición y que es capaz de conseguir todo lo que se proponga. Ahí, siempre encontrará a una ciudad completamente volcada con su club, lo que nos hace más fuertes si cabe todavía, pues esa unión equipo – afición, es un pilar fundamental para seguir cumpliendo sueños.
