Una puerta marítima a la altura de Ceuta
La puesta en funcionamiento de la nueva terminal de pasajeros de la Estación Marítima marca un antes y un después en la relación de Ceuta con su principal vía de conexión: el mar. No se trata únicamente de una obra de envergadura -21 millones de euros y 6.500 metros cuadrados construidos-, sino de una infraestructura estratégica que incide directamente en la vida cotidiana de miles de ciudadanos y visitantes.
Ceuta depende del transporte marítimo no solo como elemento económico, sino como auténtico cordón umbilical con la Península. Por ello, mejorar la experiencia de embarque y desembarque, garantizar mayor comodidad, seguridad y accesibilidad, y ordenar los flujos de pasajeros no es un lujo, sino una necesidad largamente demandada. La nueva terminal responde a esa exigencia con espacios modernos, tecnología avanzada y una concepción más humana del tránsito portuario, especialmente en los periodos de mayor presión como la Operación Paso del Estrecho.
El proyecto, iniciado en 2022, también tiene una clara dimensión urbana. La creación de una gran plaza pública, la urbanización del entorno y la integración del edificio en la ciudad suponen una apertura del puerto hacia Ceuta, rompiendo barreras físicas y simbólicas. El puerto deja de ser solo un espacio funcional para convertirse en un lugar de encuentro y transición, más amable y accesible para todos.
No es menor el valor simbólico de que esta infraestructura haya contado con respaldo institucional al más alto nivel y con la presencia de elementos culturales propios, como la escultura de Hércules de Serrán Pagán. Son gestos que refuerzan la idea de que la terminal no es un edificio aislado, sino parte de la identidad y la proyección futura de la ciudad. Ahora comienza la fase más importante: que la nueva Estación Marítima funcione con eficacia, que esté bien gestionada y que cumpla las expectativas generadas. Ceuta ya cuenta con una puerta marítima acorde a su importancia estratégica. El reto es convertir esta inversión en un servicio público ejemplar, a la altura de una ciudad que mira al mar no como frontera, sino como oportunidad.