Rescates que importan
No hace falta vivir en Ceuta para intuir lo duro que está siendo este año en nuestras costas, pero conviene recordar que quienes ponen el cuerpo y la vida en primera línea son los guardias civiles. Por eso resulta especialmente significativo que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) haya querido hacer público su agradecimiento al coronel jefe de la Comandancia. No es habitual que un colectivo profesional reconozca con tanta claridad la “sensibilidad y compromiso” de su mando, y menos aún en medio de una situación tan compleja como la que vive la ciudad.
La presión migratoria ha escalado hasta niveles que cuesta imaginar. Los llamados nadadores se lanzan al mar desesperados, y los agentes tienen que acudir a rescates donde todo puede salir mal en segundos. Las 44 personas cuyo cadáver ha sido recuperado en 2025 son un recordatorio brutal del drama humano que se vive en la frontera sur. Pero también lo son las vidas salvadas, esas que no siempre hacen ruido mediático, pero que requieren templanza, entrenamiento y un enorme sentido de servicio.
Por eso se entienden tan bien las palabras de AUGC. La incorporación de bolsas de rescate en los vehículos oficiales y de aros salvavidas en los espigones del Tarajal y Benzú puede parecer una simple mejora logística, pero en Ceuta estas cosas no son detalles: son herramientas que marcan la diferencia entre llegar a tiempo o no. Entre sacar a alguien del agua… o sacar un cuerpo sin vida.
La asociación insiste también en reforzar la formación continua en primeros auxilios y rescate acuático. Y lo hace con lógica: Ceuta no es una frontera cualquiera, sino un punto donde las mareas, las corrientes y la desesperación se mezclan a diario. Adaptar las jornadas PATIO al entorno ceutí no es un capricho, es una necesidad operativa y humana.
En este escenario, reconocer los pasos adelante —como hace la AUGC— no es solo un gesto institucional; es una llamada a seguir cuidando a quienes cuidan. Porque si algo ha demostrado esta crisis permanente es que cada minuto, cada herramienta y cada decisión cuentan. Y en Ceuta, más que nunca, pueden salvar vidas.
