Tradición y calabazas
Ceuta se llena estos días de calabazas, disfraces y luces naranjas. Halloween, esa fiesta importada que hace no tanto parecía ajena, ha conseguido abrirse un hueco en las calles, en los colegios y en los comercios de la ciudad. Los más pequeños disfrutan pidiendo caramelos y los mayores se apuntan a la diversión sin prejuicios, porque al final cualquier excusa es buena para reunirse, reír y olvidar por un rato las preocupaciones diarias.
Pero Ceuta no olvida lo suyo. En paralelo, muchas familias siguen fieles a La Mochila, esa costumbre tan nuestra de pasar el día en el campo, compartir frutos secos, tortillas y risas al aire libre. Una tradición sencilla pero cargada de valor, que habla de comunidad, de raíces y de esa mezcla única de culturas que siempre ha caracterizado a nuestra ciudad.
Y justo entre ambas celebraciones llega el Día de Todos los Santos, momento de recogimiento y recuerdo. Es el día en que las flores cubren los cementerios y los pensamientos se dirigen a quienes ya no están. En Ceuta, incluso esa jornada tiene un toque especial: conviven el respeto por la memoria con la alegría del reencuentro familiar.
Halloween, La Mochila y Todos los Santos parecen mundos distintos, pero en Ceuta se complementan sin problema. Aquí cabe la fiesta y la reflexión, la tradición y la modernidad, la risa y el silencio. Quizás ese equilibrio sea lo que mejor define a esta tierra: la capacidad de celebrar la vida sin olvidar el pasado.
Además, estas fechas dejan ver algo más profundo: la convivencia entre generaciones. Los niños viven Halloween con ilusión, los mayores enseñan el valor de La Mochila y todos, juntos, comparten el recuerdo en el Día de Todos los Santos. Esa conexión entre lo nuevo y lo antiguo, entre lo local y lo global, demuestra que Ceuta sabe adaptarse sin perder su esencia, celebrando con el mismo entusiasmo la tradición y la novedad.
En el fondo, todo se resume en una idea sencilla: Ceuta sabe vivir sus tradiciones sin miedo a abrirse al mundo, y eso, en los tiempos que corren, es un motivo más para sentirse orgulloso.