25N: violencia digital y la realidad de la mujer en la Guardia Civil
OPINIÓN
CEUTA/ En estos tiempos que corren, la violencia contra las mujeres evoluciona al mismo ritmo que involuciona la cabeza de los «señoros». En la era de la tecnología, utilizar esta para hacer daño o controlar a tu pareja se llama violencia de género digital. El Ministerio de Igualdad asegura que, según estudios internacionales, más del 73 % de las mujeres que usan internet han sufrido acoso, control, amenazas o difusión no consentida de imágenes íntimas.
De esto sabemos un poco las mujeres en la Guardia Civil: unas veces por razones de trabajo, otras porque lo sufrimos y, en otras ocasiones, porque en nuestros ratos libres leemos los comentarios en redes sociales. Estos se publican muchas veces a través de perfiles «troll» con el único fin de desprestigiar el trabajo que realizamos nosotras y que, por alguna razón, molesta tanto a los que antes llamé «señoros».
¿Y qué es un señoro? Pues este término es un neologismo que utilizamos de forma coloquial para referirnos a los hombres con actitudes machistas, condescendientes o anticuadas, especialmente en relación con el feminismo y los derechos de las mujeres. Lo utilizamos para describir a varones que creen encontrarse en una posición de superioridad e intentan aleccionar a las mujeres o directamente nos descalifican.
Las mujeres no teníamos suficiente con sufrir la violencia venida de nuestra pareja o expareja, sino que teníamos que sufrir también la que nos llega por parte de algún desconocido. Solo tenemos que echar un vistazo en Twitter o Instagram y buscar alguna publicación donde se vea a una mujer guardia civil en alguna actuación complicada; no conoceremos el contexto de todo lo que ha pasado, pero ese tramo de vídeo publicado les bastará para soltar algún comentario que la desprestigie como profesional por el mero hecho de ser mujer. Pocas veces veremos alabanzas.
Y si es en la entrega de un premio, dirán que no lo merece o harán comentarios jocosos sobre su concesión, aun sin conocerla.
El anonimato que les da a estos «señoros» esconderse tras perfiles inventados les hace creerse valientes, y lo hacen porque se ven impunes.
En ocasiones encontramos publicaciones en las que se ataca directamente a la mujer guardia civil vestida de uniforme o con su ropa de paisano, fotos robadas de su perfil en redes sociales o hechas a traición mientras tomaba un café en su momento de pausa. Hemos leído insultos hacia una mujer guardia civil por salir en un artículo de prensa diciendo que es capitana, feminista y «sepronera», o insultos a otra que vestía orgullosa el traje de diario y lo publicaba en sus redes sociales; podríamos enumerar más casos, pero no es necesario.
Hartura es lo que tenemos ya de no poder hacer lo que nos dé la real gana sin tener que ser vigiladas, sin ser censuradas y sin ser juzgadas. Esto tiene nombre y es misoginia.
Os recordamos que las mujeres llegamos a la Guardia Civil hace 37 años; vinimos para quedarnos y merecemos el mismo respeto que los hombres con los que compartimos la labor diaria.
Y ese respeto no es una concesión, es un derecho inherente a nuestro uniforme y a nuestra condición de personas.
Desde AUGC Mujer, frente al ruido del odio digital y la cobardía del anonimato, cerramos filas. No permitiremos que el acoso silencie la vocación de ninguna compañera. A cada insulto responderemos con más profesionalidad; a cada intento de desprestigio, con más unión. Porque después de casi cuatro décadas abriendo camino en esta institución, nuestra determinación es inquebrantable ante quienes se resisten a aceptar la realidad de una guardia civil igualitaria.
Hacemos nuestra la contundencia de la escritora y activista Audre Lorde:
«No voy a ser libre mientras haya mujeres que no lo sean, incluso cuando sus cadenas sean muy diferentes a las mías».
Hoy, esas cadenas a veces son digitales e invisibles, pero nosotras sí las vemos y las romperemos juntas.
Ni un paso atrás. Seguimos en la brecha.