La caducidad de las sanciones: una herida abierta en la protección animal
COLABORACIÓN

La reciente publicación en el BOCCE sobre la caducidad de 86 multas relacionadas con infracciones en materia de bienestar animal y tenencia de perros potencialmente peligrosos en Ceuta no puede pasar desapercibida. Desde DAUBMA, denunciamos públicamente esta situación como un grave retroceso en la protección animal y en la defensa de la salud pública.
En una ciudad fronteriza con Marruecos, donde la rabia no está erradicada y la vacunación antirrábica no es obligatoria, cada expediente que se archiva por caducidad representa una oportunidad perdida para prevenir riesgos reales. Las peleas ilegales de perros, la cría clandestina y la falta de control sanitario no son fenómenos aislados: son parte de una problemática estructural que requiere acción firme y decidida.
Lo más indignante es la comparación inevitable con las sanciones de tráfico. Estas se gestionan con precisión milimétrica, automatización y seguimiento constante. ¿Por qué no se aplica el mismo rigor a las infracciones que afectan directamente a la salud pública y al bienestar animal? ¿Por qué se permite que caduquen expedientes que podrían evitar sufrimiento, contagios y delitos?
La caducidad de estas sanciones no es solo una cuestión de plazos administrativos. Es una señal de negligencia institucional. Es una renuncia tácita a ejercer autoridad. Es una dejación de funciones que debe ser investigada y corregida.
Las sanciones existen para educar, disuadir y proteger. Cuando se dejan caducar, se transmite un mensaje de impunidad que alimenta la reincidencia y pone en peligro tanto a los animales como a las personas.
Desde DAUBMA exigimos transparencia, responsabilidad y compromiso. Porque el bienestar animal no es un lujo: es un deber. Y la salud pública no puede depender de la eficiencia burocrática, sino de la voluntad política de proteger lo que importa.