Carta de jubilación a mi querido amigo y compañero José Antonio Jaramillo

Cedida
Javier Aguilera Gutiérrez
14 nov 2025 - 10:56

Hoy quiero dedicar estas palabras desde el corazón a una persona muy especial para mí: mi amigo y compañero José Antonio Jaramillo, que tras 23 años de servicio como vigilante de seguridad en ACEMSA, comienza una nueva etapa en su vida, la merecida jubilación.

Querido Jaramillo,

me alegra enormemente verte alcanzar este momento, porque sé lo mucho que has trabajado y lo que has dado durante todos estos años. Pero también te confieso que siento una gran nostalgia, porque ya nada será igual sin ti en el trabajo. Se me hará extraño no verte cada día, no compartir nuestras charlas, nuestras bromas, nuestras risas ni esos ratos en los que el tiempo parecía detenerse entre conversaciones y risas.

Has sido, más que un compañero, un hermano de vida. Siempre dispuesto a ayudar, con esa bondad que te caracteriza y una paciencia infinita. Tu fe, tu forma de vivirla y tu manera de tratar a los demás te han hecho un ejemplo de buen cristiano y de gran ser humano. Has sabido escuchar, aconsejar y estar ahí cuando más lo necesitaba, y eso es algo que no se olvida.

Quiero darte las gracias de todo corazón por haberme acompañado en tantos momentos, por tu apoyo constante, por tus palabras de ánimo y por esa amistad sincera que tanto valoro. Nunca olvidaré lo mucho que has estado a mi lado, sobre todo en los momentos difíciles. Has sabido escucharme, aconsejarme y darme fuerzas, y eso dice mucho de ti, de la gran persona que eres. Tus palabras han sido clave porque llegaban en los momentos que más lo necesitaba y gracias a personas como tú, veo con más optimismo el futuro. Tu cercanía y tus oraciones fueron un bálsamo en los días más difíciles.

Con tu marcha, ACEMSA pierde más de lo que imagina, porque personas buenas, nobles y trabajadoras como tú ya casi no quedan. Ya mis mañanas no serán lo mismo sin ti, sin tu buen humor y esa forma tuya tan humana de estar en todo. Para mí, el trabajo pierde parte de su esencia, porque han sido muchos años compartiendo anécdotas, confidencias, momentos buenos y otros no tanto… pero siempre con el cariño, el respeto y la amistad que nos unen.

También quiero decirte que admiro tu forma de mantener la esperanza y el amor en el corazón. A pesar de las circunstancias, sigues creyendo en el poder del cariño, en la fe y en que la vida siempre da segundas oportunidades. Esa forma tuya de no rendirte, de seguir queriendo con el alma, dice mucho de la persona que eres. Te mereces ser feliz y seguro que te irá genial.

Ahora te toca disfrutar, amigo. Disfrutar de tu tiempo, de tu familia, de la tranquilidad que tanto te mereces. Y también, por qué no, de seguir soñando, porque los sueños cuando se sostienen con fe siempre encuentran su camino.

Yo seguiré un tiempo más en el trabajo, pero confieso que ya estoy deseando que llegue el día en que también me toque jubilarme, para poder disfrutar de la vida sin prisas… y, ojalá, compartir contigo muchos momentos fuera del uniforme, como los buenos amigos que siempre seremos.

Gracias por tu amistad, por tu humanidad, por tu ejemplo. Gracias por ser un compañero leal, un buen cristiano y, sobre todo, una gran persona.

Que Dios te bendiga en esta nueva etapa y te colme de salud, alegría y esperanza.

Y recuerda que aquí tendrás siempre a un amigo que te aprecia, te respeta y te llevará en el corazón.

Con todo mi cariño y admiración,

Javier Aguilera Gutiérrez

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