Hombres del PSOE por la Igualdad y la Coherencia

COLABORACIÓN

CEDIDA

Los últimos casos de denuncias por acoso dentro del PSOE hacia las mujeres, nos están poniendo delante, de una manera devastadora, una realidad: no son incidentes aislados, es el machismo social enraizado en nuestra propia estructura. Es la evidencia de que aún existen y se mantienen comportamientos que dañan a nuestras compañeras y socavan la coherencia de nuestro partido.

Como organización ideológicamente feminista nos dotamos de un protocolo pionero y ejemplar, abrazamos la posición de defensa de las mujeres y estamos obligados a no mirar hacia otro lado, ¿entonces qué está pasando?

El problema actual presenta varias dimensiones, en las que no entraré, pero la principal, de la que derivan todas las demás, es evidente, somos nosotros, los compañeros varones.

Por eso, siento que este momento nos está exigiendo un paso al frente por fin. Nos toca a nosotros. Cada hombre del PSOE debe preguntarse: ¿Estoy actuando correctamente? ¿estoy siendo cómplice con mi silencio? No hay neutralidad posible. Tomar posición es una obligación ética, moral, socialista y feminista.

Llevamos décadas aprendido de nuestras compañeras: de su valentía al denunciar, de su firmeza al exigir respeto, de su lucha incansable por una sociedad más justa. De ellas hemos aprendido, y junto a ellas debemos seguir actuando. Ellas no nos necesitan para liderar, pero sí para acompañar, para ser aliados firmes, coherentes y responsables.

Es hora de que los hombres del PSOE actuemos con coherencia y responsabilidad.

No somos perfectos. No siempre hemos estado a la altura de lo que debemos ser, de nuestra historia, ni de lo que nuestros principios exigen. Pero eso no nos exime y tampoco debe invalidarnos.

Desearía que estas palabras fueran un mensaje para todos mis compañeros del PSOE que quieran dar un paso adelante, que quieran comprometerse con la igualdad y la ética, que quieran aprender, cuestionar, cuestionarse y actuar. Porque no se trata de ser impolutos, sino de querer aprender. Un llamamiento a un moviendo sin liderazgo, multiplicador y expansivo, un llamamiento a un cambio real dentro de nuestro partido y también como hombres.

Para que las mujeres puedan dejar de luchar, nosotros tenemos que cambiar. Y para provocar ese cambio real, me atrevo a sugerirle a la secretaría de igualdad federal, a las secretarias regionales y a cada una de las agrupaciones, un plan de formacion para toda la militancia, sea cual sea el nivel de responsabilidad orgánica, obligatorio y como requisito para mantener la condición de militante que consista en un taller de masculinidad responsable, centrado en autocuestionamiento, comunicación, consentimiento, poder y responsabilidad ética. Animaría a quienes tienen la responsabilidad a planteárselo.

Al salir con valentía a reconocer y asumir nuestra responsabilidad, podemos convertir esta crisis en una oportunidad histórica para un cambio profundo, liderando primero nuestra propia transformación y desde ahí el cambio social que necesitamos.

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