Celaya: “Era inexplicable que el Programa Escolar Europeo de Frutas no se aplicará en Ceuta y Melilla”
POLÍTICA
El diputado ceutí en el Congreso analiza la Proposición No de Ley que defendió el pasado jueves en el hemiciclo y que sacó adelante con los votos del PP, Vox, Sumar y UPN. El PSOE, junto a Esquerra Republicana y Junts, optó por la abstención
La Comisión de Educación del Congreso puso esta semana fin a una anomalía que se arrastraba desde hace años y que había dejado fuera a Ceuta y Melilla de un programa europeo de alimentación escolar aplicado en el resto del país. El diputado ceutí Javier Celaya fue el encargado de defender una iniciativa que logró sacar adelante una Proposición No de Ley (PNL) para corregir esa exclusión y llevar a los centros educativos de ambas ciudades el Programa Escolar Europeo de Frutas, Hortalizas y Leche.
El diputado explicó que la Comisión de Educación debatió y aprobó una PNL registrada hace tiempo para extender a Ceuta y Melilla el Programa Escolar Europeo de Frutas, Hortalizas y Leche, del que ambas ciudades han quedado excluidas hasta ahora.
Celaya recordó que se trata de un programa europeo con años de recorrido, que en sus orígenes estaba vinculado a la colocación de excedentes agrarios de la Política Agraria Común, pero que con el tiempo evolucionó hacia un programa educativo orientado a promover hábitos de vida saludable entre el alumnado.
El objetivo actual, señaló, es fomentar el consumo de fruta, leche y hortalizas y reducir la presencia de productos ultraprocesados como la bollería industrial en los centros escolares.
Cada año, la Unión Europea asigna fondos a los Estados miembros para este programa, y a España le corresponden alrededor de 20 millones de euros. Sin embargo, Celaya subrayó que, de forma “inexplicable”, el programa se aplica en todo el territorio nacional excepto en Ceuta y Melilla.
El diputado explicó que el origen del problema es administrativo. Los fondos llegan al Ministerio de Agricultura y son gestionados por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), que los distribuye entre las comunidades autónomas para que, a su vez, se coordinen las consejerías de Agricultura y Educación, con supervisión sanitaria. En el caso de Ceuta y Melilla, esta estructura no existe, ya que no cuentan con consejerías de Agricultura debido a la inexistencia de una actividad agraria relevante.
A esta singularidad se suma que la educación en ambas ciudades es competencia directa del Ministerio de Educación, gestionada a través de las direcciones provinciales. Según cuenta Celaya a este diario, esta combinación de factores, junto con la complejidad burocrática, ha provocado que el programa haya quedado “en el olvido” durante años.
La propuesta defendida en la Comisión plantea que los fondos europeos correspondientes a Ceuta y Melilla sean transferidos directamente del Ministerio de Agricultura al Ministerio de Educación, para que se ejecuten desde las direcciones provinciales, evitando así un paso intermedio innecesario. Celaya señaló que este sistema ya tiene precedentes en otras comunidades, donde incluso se permite que los propios centros educativos gestionen directamente la subvención cuando la distribución centralizada no resulta viable.
El diputado destacó que esta exclusión resulta especialmente grave teniendo en cuenta que Ceuta y Melilla presentan los índices más altos de riesgo de pobreza infantil en España, y que el programa permitiría ofrecer desayunos saludables financiados íntegramente con fondos europeos.
La iniciativa fue aprobada con los votos del Partido Popular, Vox, Sumar y Unión del Pueblo Navarro. El PSOE, junto a Esquerra Republicana y Junts, optó por la abstención. Celaya explicó que los socialistas presentaron una enmienda para que la gestión recayera en las ciudades autónomas, pero fue rechazada al considerar que implicaría crear una estructura administrativa de agricultura inexistente y desproporcionada para una actividad residual.
Finalmente, Celaya indicó que el acuerdo aprobado insta al Gobierno a poner en marcha el programa en Ceuta y Melilla a partir del curso 2026-2027, confiando en que esta vez la medida se traduzca en una aplicación real y efectiva.