Desierto el concurso para dotar a Ceuta de una cámara hiperbárica para buceo
Turismo
El proceso no ha obtenido ninguna oferta para el contrato de casi 180.000 euros destinado a obtener una máquina destinada al fomento del turismo subacuático

Ceuta/ Ceuta tendrá que esperar para contar con su primera cámara hiperbárica, un equipamiento esencial para garantizar la seguridad de los buceadores y atender posibles emergencias relacionadas con la descompresión. La Consejería de Hacienda, Transición Económica y Transformación Digital, dirigida por Kissy Chandiramani, ha declarado desierta la licitación para el suministro de este equipo al no haberse presentado ninguna oferta dentro del plazo establecido.
El concurso, publicado a principios de septiembre con un valor estimado de 179.946 euros, tenía como objetivo la adquisición de una cámara hiperbárica de dos compartimentos destinada tanto al uso sanitario como al fomento del turismo subacuático. Sin embargo, la Mesa de Contratación constató el pasado 25 de septiembre que no se había recibido propuesta alguna, lo que obligó a la administración a cerrar el proceso sin adjudicación.
La decisión se formalizó mediante decreto, en el que se recuerda que, según el artículo 150.3 de la Ley de Contratos del Sector Público, solo puede declararse desierta una licitación si no existe ninguna oferta admisible. Así ha ocurrido en este caso, pese a la relevancia estratégica del proyecto tanto para la seguridad de los profesionales del buceo como para el impulso del turismo deportivo en la ciudad.
Para el turismo subacuático
La futura cámara hiperbárica —de tipo multipla za, con dos compartimentos (una cámara principal y una antecámara)— estaba concebida como una infraestructura esencial para la atención inmediata de accidentes de descompresión y otras emergencias derivadas de la práctica del buceo. Según el pliego de prescripciones técnicas, se trataba de un recipiente presurizado de acero, capaz de mantener presiones varias veces superiores a la atmosférica y de ser ocupado por varias personas, tanto pacientes como personal sanitario.
Su función principal es permitir que los médicos controlen la presión interna y suministren oxígeno en un entorno seguro, lo que reduce las burbujas de gas en sangre y tejidos. Este tratamiento resulta vital en casos de enfermedad por descompresión, una urgencia médica que puede presentarse tras inmersiones profundas o prolongadas.
Además de su uso sanitario, el proyecto tenía un enfoque estratégico en materia turística: dotar a Ceuta de esta instalación contribuiría a reforzar la seguridad de las actividades subacuáticas y ofrecer una garantía legal y técnica a las empresas de buceo profesional que operan en el litoral. El documento técnico subraya que disponer de una cámara propia “abarataría costes” al evitar el traslado de equipos desde la península y “fomentaría cualitativa y cuantitativamente el turismo subacuático”.
Las necesidades
Actualmente, la instalación hiperbárica de referencia para Ceuta se encuentra en el Hospital El Ángel de Málaga, lo que obliga a trasladar a los pacientes por vía marítima o aérea en caso de accidente. Este desplazamiento, advierte el informe de necesidades, puede suponer un empeoramiento del cuadro clínico por la pérdida de tiempo y el estrés fisiológico del traslado.
“Esta distancia a los centros hiperbáricos más cercanos justifica plenamente la adquisición de un equipo propio”, señala el documento, que destaca la inmediatez en la respuesta como un factor crucial para evitar secuelas graves en accidentes de buceo. Con una cámara instalada en la ciudad, Ceuta podría ofrecer asistencia inmediata, mejorar su capacidad de respuesta sanitaria y reforzar su imagen como destino seguro para el buceo recreativo y profesional.
El pliego técnico detallaba que la cámara debía ir instalada en un contenedor homologado, con baterías de botellones, compresores de alta y baja presión, y mangueras flexibles que permitieran su operación y traslado. También debía incluir un sistema de exclusa para medicamentos (SAS), cumplir las normas de seguridad europeas y nacionales —entre ellas el Real Decreto 550/2020, sobre las condiciones de seguridad de las actividades de buceo—, y disponer de los certificados CE y TÜV correspondientes.
El contrato incluía además formación específica para el personal médico que operaría el equipo, e incluso el pago de un máster en Medicina Hiperbárica para dos médicos designados por la Ciudad Autónoma. La empresa adjudicataria debía garantizar un mínimo de tres años de garantía y diez años de disponibilidad de repuestos y servicio técnico en territorio nacional.
El plazo de ejecución previsto era de entre cuatro y seis meses desde la adjudicación, con entrega y puesta en marcha en las instalaciones designadas por la Consejería de Comercio, Turismo, Empleo y Deporte.
Con un presupuesto de casi 180.000 euros, la iniciativa pretendía posicionar a Ceuta como referente en seguridad subacuática en el Estrecho. Sin embargo, la ausencia de empresas interesadas en el contrato deja al proyecto en suspenso. Aunque no se han detallado las causas concretas, fuentes del sector suelen apuntar a que el alto nivel de exigencia técnica, los plazos de fabricación y los costes logísticos asociados al transporte e instalación en la ciudad pueden haber disuadido a posibles licitadores.
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