Marruecos llega a la Reunión de Alto Nivel con España incumpliendo acuerdos sobre Ceuta
REUNIÓN ALTO NIVEL
A cambio del apoyo de Pedro Sánchez al Plan de Autonomía del país vecino sobre el Sáhara Occidental- que avaló el Consejo de Seguridad de la ONU el 1 de noviembre-, el reino alauita acordó activar las aduanas comerciales con las ciudades autónomas -bajo mínimos desde la apertura en 2025- y controlar los flujos migratorios
El presidente de España, Pedro Sánchez y su homólogo marroquí, Aziz Akhannouchy, se verán las caras este jueves en la XIII Reunión de Alto Nivel (RAN), a la que el reino alauita llega reforzado y sin complejos a pesar de haber incumplido casi en su totalidad la hoja de ruta marcada por ambos países en el último encuentro de estas características en Rabat en abril de 2023. La reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Sáhara Occidental -posición que ya se adelantó el jefe del Ejecutivo español a avalar en 2022- ha dado fuerzas al vecino territorio, que acordó activar las aduanas comerciales con Ceuta y Melilla, prácticamente inexistentes desde su apertura en febrero de 2025, y hacer un esfuerzo mayor por controlar los flujos migratorios. Este último punto, a la vista de la situación en las ciudades autónomas y en Canarias, tampoco se ha llevado a cabo.
La información es escasa y el Gobierno ha tratado de darle poco bombo a la RAN de este jueves entre España y Marruecos en Madrid. Este miércoles hubo una primera toma de contacto a través de un foro empresarial hispano-marroquí organizado por la patronal CEOE en la capital -al que no acudieron ni Sánchez ni su homólogo Aziz Akhannouchy-, pero hasta el cierre de este diario apenas han trascendido detalles. La noticia la difundió a través de una nota de prensa de solo unas líneas el Ejecutivo, que como es habitual, recalcó las “excelentes relaciones bilaterales” entre ambos países.
El objetivo del encuentro, según un comunicado recogido por El Mundo, consiste en “profundizar esta dinámica, construyendo una relación más moderna, global y transversal, con visión compartida sobre los retos actuales como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, el cambio climático o la transición energética sostenible, siempre poniendo a las personas en el centro”. Dentro del mismo mensaje que cita el diario nacional, el Ejecutivo adelanta que “se firmarán una decena de acuerdos”, aunque no revelan el contenido de ninguno de ellos.
La opacidad y poca promoción del encuentro contrasta con aquella reunión en Rabat en 2023, que fue anunciada, celebrada y difundida por los medios de comunicación. En aquel momento, además, también se organizó un foro empresarial al que sí acudió Sánchez y su homólogo marroquí. Un año antes, en marzo de 2022 y después de una profunda crisis entre ambos países, el presidente socialista dio un giro inesperado en la posición de España sobre el Sáhara Occidental, apoyando el plan de autonomía Marruecos.
Un mes después, en abril de 2022, se marca como acuerdo bilateral las aperturas de las aduanas comerciales con Ceuta y Melilla -proceso que se dilató hasta la saciedad-, se volvió a retomar en la RAN de 2023 y, tras sucesivas demoras y pruebas piloto, se implementó en febrero de 2025, pero bajo mínimos, con numerosas trabas y quejas continuas de los empresarios de ambas ciudades autónomas.
Aduanas a medio gas
La reapertura de la aduana comercial en Melilla -que funcionó plenamente hasta 2018- y la apertura oficial en Ceuta ha sido el asunto más sujeto a críticas desde que se anunciaron sus implementaciones. Los empresarios de ambas ciudades autónomas se han quejado en reiteradas ocasiones de que “no funcionan con normalidad” y, a la vista de la frecuencia entre importaciones y exportaciones, el ‘hito histórico’ se ha quedado a medio camino a pesar de que formaba parte de la hoja de ruta entre España y Marruecos.
La presidenta de la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE), Arantxa Campos, declaró este martes que confiaba en que las reuniones que se van a llevar a cabo en Madrid hasta este jueves permitan que “entre los dos países se acuerde formalizar realmente una aduana comercial para que las empresas puedan trabajar con ella”.
“Hasta que no tengamos una aduana con las mismas normas y reglas que la de Algeciras, la de Tánger Med o cualquiera que esté estandarizada, organizada y estructurada conforme a la normativa nacional de los dos países, no va a funcionar. Y eso ahora mismo no es lo que tenemos”, afirmó la presidenta de la CECE.
A pesar de que desde el Gobierno de Ceuta se ha dejado claro que “el futuro de Ceuta no puede depender exclusivamente de la aduana”, el Ejecutivo local también ha transmitido su deseo de que se implemente ese intercambio comercial de forma “convencional y sin restricciones, más allá de las estrictamente legales y logísticas”.
A la vista de la agenda de Moncloa, que mantendrá la RAN a puerta cerrada, solo accesible para medios gráficos y sin posibles preguntas de periodistas, el asunto de las aduanas comerciales se mantendrá, por el momento, funcionando con la misma dinámica: a medio gas y sujetas a las decisiones de Marruecos, que optó por cerrarlas en verano durante la Operación Paso del Estrecho sin previo aviso.
A la espera de mayor información por parte del Gobierno, los próximos meses serán importantes para detectar si se abordó formalmente el asunto y si hay voluntad real para implementar cambios sustanciales para que las empresas de Ceuta y Melilla terminen beneficiándose.
¿Control de flujos migratorios?
El control de los flujos migratorios era otro de los compromisos centrales que Marruecos asumía dentro de la hoja de ruta para recuperar las buenas relaciones tras el giro de Sánchez sobre el Sáhara Occidental. Sin embargo, más allá de algunas actuaciones puntuales de la Gendarmería marroquí durante los picos de presión migratoria del verano -incluida la instalación de vallas en torno a la frontera-, las entradas irregulares, especialmente en Ceuta, se cuentan por miles desde 2023. Este aumento ha ido acompañado de un repunte de la llegada de menores migrantes, una situación que ha puesto a la Ciudad al límite de su capacidad.
Marruecos tampoco ha hecho los deberes en relación al control de los flujos migratorios, al menos hacia Ceuta y Canarias. La ciudad autónoma se ha visto rebasada durante varias temporadas a lo largo de estos años, teniendo el presidente Juan Vivas y el consejero de Presidencia y Gobernación, Alberto Gaitán, que pedir “auxilio” públicamente en decenas de ocasiones para que el Estado se implicara.
“Hay que tener en cuenta que Marruecos no va a bajar la guardia en ningún momento porque, efectivamente, puede llevar a cabo algún tipo de estrategia híbrida. Una más de las que nos suele aplicar”, explicaba el director del Observatorio de Ceuta y Melilla, Carlos Echeverría, hace unos días a este diario.
Aunque el país vecino no ha vuelto a utilizar de forma agresiva la inmigración para desestabilizar Ceuta y España, como ya hizo en 2021, cuando dejó entrar de forma irregular a más de 10.000 migrantes a la ciudad autónoma, a lo largo de estos años ha habido repuntes de llegadas que han puesto en jaque tanto este territorio como Canarias.
Solo en agosto de 2024 entraron más de 300 menores migrantes en Ceuta, una cifra que tensionó las arcas públicas y obligó a la Ciudad a reforzar su sistema de tutela. Aunque el goteo de llegadas nunca se ha detenido y 2025 marca un récord histórico de cadáveres recuperados por la Guardia Civil en las costas (44), el pasado julio se produjo un nuevo episodio alarmante: más de 50 niños accedieron solos e irregularmente en un solo día, poco después de que el Partido Popular celebrara un cónclave al que acudió un representante del Frente Polisario. Un hecho que, según advertía Echeverría, demuestra lo que ocurre cuando se “baja la guardia” o hay algún movimiento que no gusta al otro lado de la frontera.
Ha sido el Ejecutivo español el que, a través de la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería para obligar a las comunidades autónomas, según ciertos criterios, a la solidaridad para acoger menores migrantes y mediante la activación de la contingencia migratoria en Ceuta, Melilla y Canarias, el que ha aliviado una crisis que desde el archipiélago y las dos ciudades ya no podían soportar. El eurodiputado por Ciudadanos entre 2019 y 2024, Jordi Cañas, explica a este diario uno de los principales problemas: la falta de aceptación del “retorno” por parte de Marruecos de sus ciudadanos.
“Aquí hay un país, que es Marruecos, con el que tenemos unas relaciones magníficas, con un retorno muy negativo por su parte. Lo que hay que exigirle es que se haga responsable de sus ciudadanos, punto. ¿Menores o adultos? No importa. Más del 90% de la gente que entra ilegalmente a Ceuta son marroquíes”, argumenta Cañas.
Los hechos desde 2022 ponen sobre la mesa un pacto que, a la vista de los acontecimientos, clarifica que Marruecos ha salido victorioso. La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU -con la abstención de Rusia y China- sobre el Sáhara Occidental y el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y demás países confirman el momento dulce del reino alauita. En cambio, España llega al encuentro con una aduana comercial en Ceuta y Melilla desierta, una “presión migratoria” excesiva -corroborado por la Unión Europea a mediados de noviembre- y una amenaza “híbrida” que por momentos desaparece, pero sigue ahí.