Italia, la familia Cerdeira y sus cónsules honoríficos en Ceuta: la saga continúa
DIPLOMACIA

“Se me han puesto los vellos de punta; parece que tengo delante a tu tía María del Carmen”. Eso fue lo que le dijo Cristina Pérez a Lucía Cerdeira Argüelles, que a sus 27 años ya ejerce como Cónsul de la República de Italia en Ceuta. No va mal encaminada la representante gubernamental en Ceuta: el parecido físico entre quien fuera,entre otras cosas, la primera mujer en representar a Ceuta enlas Cortes o Eurodiputada y delegada del Gobierno y su sobrina y ahijada salta a la vista. “El gen Cerdeira es bastante palpable”, recuerda la sobrina de María del Carmen, fallecida en el año 2007. La hija de Clemente, abogado y ex jefe de Gabinete de Delegación en tiempos delfallecido Jenaro García-Arreciado.
El apellido Cerdeira está vinculado en Ceuta a la abogacía y la política, pero también a Italia. Al Consulado Honorífico del país trasalpino en la Ciudad Autónoma. “Fue mi abuelo, fue mi padre y ahora, tras dos años de selección, soy yo”, explica. Sin embargo, es consciente de lo complicado de la tarea. “Lo primero, es un honor. Pero para mi supone, aparte de un honor una gran responsabilidadcontinuar con esta tradición familiar. Asumir este cargo no me lo tomo como un legado en exclusiva, sino en adaptarlo a los nuevos tiempos”.
Y ya ha tenido estreno. Y de campeonato: “Asumí el cargo en junio, y a los dos días llegó una familia que venía desde Italia y al parar en la frontera tenían una orden de detención. Los hijos se quedaron en el centro de menores y los padres detenidos. Tuve que coordinarme con la jueza italiana de menores, autoridades e instituciones italianas. Hubo que tirar de derecho internacional, esperar dictamen autoridades judiciales de Italia, coordinarme con Fiscalía, centro de menores... Todo salió bien. Los niños estuvieron en su casa a los pocos días, pero fue complejo”.
Porque esa es, exactamente, la labor de un consul honorífico: “aparte de velar y representar a italianos que residan o pasen por aquí, tratar de agilizar un trámite administrativo, burocrático. En definitiva, ante cualquier problema que tengan en Ceuta, alguien que vele por su seguridad”. Ser cónsul honorífico no equivale a tener el pasaporte diplomático, aunque si una tarjeta identificativa en la que se detallan exactamente sus funciones. Y un nombramiento firmado por dos Jefes de Estado. “Fue un proceso de selección largo. Empezamos con las entrevistas a mediados de 2023, en la Embajada en Madrid. Tras varias entrevistas con funcionarios italianos, se elevó informe a las autoridades competentes, tanto italianas como españolas -el plácet, permiso para operar diplomáticamente en un país en representación de otro, tiene que ser firmado por el Gobierno del país en el que se vaya a trabajar- me llegó el nombramiento”.
Firmado, como decíamos, por el Rey Felipe VI por lado español y por el Presidente de la República Italiana, Sergio Matarella, por el país trasalpino. Un país que, curiosamente, no conoce su cónsul honorífica en Ceuta. No es requisito indispensable, “pero quiero viajar en próximas fechas. No sólo para hacer turismo, sino para ponerme en contacto con una serie de instituciones y entidades con las que tendré que trabajar”.
Lucía Cerdeira cifra en un medio centenar la colonia italiana en Ceuta y aún no ha tenido contacto con los otros cónsules honoríficos que representan a otros países en Ceuta.
La vinculación familiar con Italia comienza con un personaje novelesco: el bisabuelo Clemente
¿De donde viene la vinculación entre la familia Cerdeira e Italia?. El origen hay que buscarlo en el bisabuelo de la actual cónsul: Clemente Cerdeira Fernández. Nacido en Port Bou (Girona) en 1887, era hijo de un empleado español en la legación diplomática en Tánger. Ingresó pronto en el mundo diplomático -de ahí el vínculo- dados sus altos conocimientos de árabe: con 18 años se presentó a un examen como traductor de árabe y pasó dos años en la corte del Sultán de Fez. Tras un periplo que le llevó a Túnez o Líbano entre otros lugares, fue nombrado interprete mayor en la Alta Comisaría en Tetuán. Ejerció como secretario en las legaciones de Ankara, El Cairo y Tánger, antes de ser nombrado cónsul general de la República en Tánger, Casablanca, Newcastle y Liverpool.
Enfrentado con los militares africanistas, trató de volver a Ceuta acabada la Guerra Civil para encontrarse con su familia pero murió en 1942 en Niza.
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