Policías y vigilantes de Ceuta se forman para mejorar la respuesta ante la violencia de género
VIOLENCIA DE GENERO
Agentes de los distintos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, al igual que algunos vigilantes de seguridad, se han reunido durante la mañana de este martes en el Salón de Grado del Campus Universitario de Ceuta, para participar en una jornada sobre la violencia sexual y la violencia de género. La iniciativa ha partido de la Asociación San Urbano
No hay causa sin mártir, no hay movimiento que no comience con el caso de una persona cuya historia inspire al resto para seguirle o, como el caso que nos atañe, evitar que nadie tenga que volver a pasar por ahí. Es el caso de Ana Orantes: una mujer granadina que confesaba en un programa de televisión haber sufrido palizas continuadas durante su matrimonio. Fue el 4 de diciembre de 1997. Trece días después, su ex marido la esperó en su casa, una vivienda unifamiliar. Orantes había llegado de pasar un día con sus consuegros. José Parejo, su marido, vigila su llegada. De manera sigilosa, y sin que la mujer se percate, el se sitúa a unos tres metros de distancia. Le rocía líquido inflamable, le lanza una cerilla y Ana sufre todo tipo de heridas que acaban con su vida a los sesenta años de edad. Fue una brutalidad más, pero no cualquiera. La violencia de género, las mujeres que sufrían en el anonimato y la initimidad del hogar golpes y puñetazos acababan de ganar un icono, una leyenda, un símbolo. Podríamos hablar del 'efecto Orantes' desde entonces: se modifica el Código Penal meses después y comienzan a salir a la luz pública decenas de casos tan escalofriantes, tan deshumanizantes, como los que sufrió aquella mujer que tuvo la mala ocurrencia de acudir a un programa de la Radio Televisión Andaluza para contar el infierno en el que vivía desde el mismo momento del 'si, quiero'.
Las siguientes generaciones de españoles se han criado en un mundo, o al menos un país, mucho más sensibilizado a circunstancias como las de Ana. Son los niños que han normalizado, como lo hemos hecho todos, que haya instrumentos de medición de la violencia de género. Son los niños y adolescentes que tienen ya trienios en actividades el 25 de noviembre, día en que se visibiliza la lucha contra la violencia de género en recuerdo de las hermanas Patria, Minerva y Teresa Mirabal, molidas literalmente a palos por esbirros del ex presidente dominicano Leónidas Trujillo. Son la generación que ha crecido bajo el influjo de una mayor sensibilización de la sociedad, que ha visto no solo desterrar a la homofobia del código penal. Aquellos niños de finales de los 90 son también los que se sumaron a las manifestaciones contra 'La Manada de Pamplona' y al movimiento 'me too'. En teoría, era la generación que iba a acabar con esta lacra. Pero, antes al contrario, los capítulos de violencia de género, sexual, aumentan en nuestra sociedad. Y no, por desgracia no es cosa de 'viejos', no cabe esperar a que la lógica de la naturaleza haga su efecto para que se erradique el problema. Este persiste y, terriblemente, se rejuvenece. ¿Por qué?.
Se lo preguntamos a Rosa María Rodríguez Ruz, experta en la materia que se desplaza a Ceuta para participar en una formación con agentes de seguridad, tanto de la Policía Local como de los CFSE y vigilantes privados. Es abogada y experta en cuestiones de violencia de género en Montilla (Córdoba), localidad donde trató en 2023 de ser -sin éxito- alcaldesa al frente de la candidatura de Izquierda Unida. "Ana Orantes fue el chasquido de dedos que hizo posible que en este país se regulara la violencia de género. Y a partir de ahí se han llevado a cabo toda una serie de reformas legislativas que vienen a cumplir esta función, a prevenir y a erradicar la violencia en todo su ámbito.La base del sistema patriarcal es la utilización del cuerpo de las mujeres, la creencia de que son seres inferiores al servicio del patriarcado para cuidar, para satisfacer las necesidades, todas, incluidas también las necesidades sexuales. Cuando ese sistema patriarcal afianzado en la inferioridad de las mujeres se siente atacado, pues el patriarcado reacciona. Y reacciona con gente que no quiere que eso pase, no quiere que las mujeres avancemos, no quiere que la sociedad avance y que los hombres y las mujeres seamos iguales en derechos y en obligaciones. Y a lo que estamos asistiendo desde mi punto de vista es a una reacción feroz del patriarcado frente a políticas que están poniendo en primera línea los problemas de los que adolecemos las mujeres".
Sobre los agentes y la charla, que se desarrolla en el Salón de Grados del Campus Universitario, "hay personal de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad, hay policías locales, hay personal del 112 y hay personal de vigilancia, de seguridad privada, con lo cual yo creo que tenemos casi lleno este salón de la universidad y esto significa que es un tema que preocupa y que debe de ocuparnos, por lo tanto. Y yo he venido a contar básicamente dos cositas. Primero, ¿por qué en el año 2025, pleno siglo XXI, ya pasado el primer cuarto del siglo XXI, todavía no hemos conseguido erradicar la violencia sexual, la violencia de género en general y la violencia sexual en particular? ¿Por qué estamos en esta situación? ¿De dónde venimos para estar aquí todavía, para no haber sido capaces de erradicarla? Aunque sí que es verdad que hemos mejorado mucho su atención. Y la segunda cosa que vengo a contar, pues son pautas y técnicas de desarrollo de empatía y de asistencia y de detección de la violencia sexual por parte de estas personas que están esta tarde".
Otra de las cuestiones es si el rubor, el estigma, el tener que ir delante de un agente del cuerpo de seguridad que sea a contar cuestiones e intimidades sigue echando para atrás a algunas mujeres. "Yo creo que cada vez menos, y eso es uno de los temas que han salido precisamente en el debate, porque hemos expuesto unos datos en los que hemos cogido los cinco últimos años como referencia, del año 2020 al 2024, porque los últimos datos que tenemos completos son los del 24. Incluyendo los dos años de pandemia. Pero se ve muy claramente, a pesar de eso, cómo durante esos cinco años, del 20 al 24, los delitos sexuales se han incrementado, han subido, han aumentado,. Esta mañana yo preguntaba, ¿por qué es? Puede tener dos lecturas: o bien porque hay más agresiones sexuales o bien porque se denuncian más. Y ellas mismas me han contestado, creemos que es porque se denuncia más. ¿Una buena noticia? Efectivamente".
Livia Rosales
Las jornadas han sido organizadas por la Asociación San Urbano y la Unidad de Violencia contra las mujeres. La responsable de esta última, Livia Rosales, recuerda que "a fin de cuentas, este personal es el que realiza una primera intervención cuando una mujer va a denunciar: Lo que pretendemos es indagar en las herramientas para una primera intervención". Rosales presume además de que "la sala está llena, la petición la hicieron ellos, por lo que si se puede hablar de que tenemos unos cuerpos sensibilizados con este tipo de cuestiones".
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