Un testigo de la DANA: "Mientras vivamos, lo que vimos aquel día no lo olvidaremos nunca
DANA
Este miércoles se cumple un año desde la brutal DANA que asoló la Comunidad Valenciana y parte de La Mancha. El Pueblo de Ceuta ha recabado el testimonio de Rafael: un agente de la Guardia Civil vinculado con nuestra ciudad y que vivió, en primera persona, el horror de aquellas horas.
Hay acontecimientos en la vida de un país que marcan a generaciones enteras. Aquel del que se cumple un año este miércoles 29, de lluvia y algún trueno sobre la ciudad, será uno de ellos. Ya cantaba Raimón aquello de que "en mi país, la lluvia no sabe llover: si llueve poco es la sequía, si llueve mucho es la catástrofe". No le faltaba razón al cantautor valenciano, uno de los referentes de la música en catalán. Hace un año, en efecto, la lluvia no supo llover sobre Valencia. Y a España entera se le paró el corazón ante la certidumbre de que la muerte había dejado su rastro más perverso y desgarrador. Si: todos recordaremos, como con la muerte de Franco, el 23-F, los JJOO de Barcelona, el volcán de La Palma o los atentados de Manhattan, Atocha y Las Ramblas, que estábamos haciendo el 29 de noviembre de 2024.
Lo que vivimos en los días posteriores fue tremendo, por imprevisible y desconocido. Vimos por primera vez en riesgo serio a las dos autoridades principales del Estado, el Rey y el presidente del Gobierno, en su visita a una Paiporta que empezaba a quitar barro a la par que rescataba cadáveres. Vimos a miles de personas recorriendo kilómetros a pie, con botas de agua y picos, para limpiar. Contuvimos la respiración ante las noticias que nos llegaban de parkings, de cauces de arroyo, de cunetas. Ante tragedias de familias que se desvanecieron en cuestión de minutos. "¿Quien llevará la lluvia a la escuela, quien le enseñará a llover?"....
Dice un proverbio que ni toda la oscuridad es capaz de apagar una vela. Y esta se encendió hace un año. Miles de personas se movilizaron, no sólo en la Comunidad Valenciana. Voluntarios llegados de todo el país; solidaridad de todos los confines de España. Desde niños que, en su bendita inocencia, rompían la hucha con los ahorros del ratoncito Pérez para mandárselo a Valencia hasta miles de empresas e instituciones. Pero si el 29 de octubre siempre será una espina clavada en el alma de un país.
Rafael es agente de la guardia civil destinado en Valencia. Reside en Alfafar, una de las localidades más afectadas por la DANA. Es valenciano, aunque se siente ceutí por los cuatro costados. "Mi mujer es ceutí, y conozco Ceuta desde siempre. Bajo siempre que puedo y le hago propaganda cada vez que me pregunta alguien por Ceuta. Ahora es más conocida por la Agrupación, a la que espero ver el año que viene en el Estadio de la Cerámica o en Mestalla, en Primera División, pero siempre digo que la gente baje, vea sus paisajes, pruebe su gastronomía, conozca a su gente". Y el año pasado "reconozco que sentí un tremendo orgullo cuando vi esos camiones cargados de ayuda con la bandera de Ceuta. Me emocioné, lo reconozco".
Eso fue a los cinco o seis días -en cuanto fue posible- de que empezara la tragedia. "Me llamó mi cuñada, Mónica, y me preguntó que podían hacer. Se que movilizaron cielo y tierra, y llenaron varios camiones de ayuda desde Ceuta hasta Valencia. Fue impresionante". Pero el, entonces, ya había conocido la tragedia de primer orden. "El día 29 de octubre de 2024 me incorporé a mi puesto de trabajo a las dos de la tarde. Regresé a mi casa en la madrugada del 31 de octubre. No pensábamos en comer, ni en descansar. Tengo que decir que entre los guardias hubo tensiones, pero también nos inspirábamos y ayudábamos unos a otros. Hubo compañeros que se incorporaron al servicio tras sufrir una operación quirúrgica, con las heridas aún supurando".
Esa mañana "sentí que no era una lluvia normal en cuanto escuché la emisora, hablando tanto con otros compañeros como con la gente que nos llamaba. A las cinco de la tarde yo estaba en Paiporta, con el agua por encima de las rodillas. Nos tuvimos que refugiar un rato después en una casa alta: la lluvia habia alcanzado ya el 1'78 de altura en las calles. Nos dimos cuenta a esas horas de que la cosa era seria y algo estaba pasando, a pesar de que no llovía ni llovió en la zona sur de Valencia. Fuimos por material, y no nos dio tiempo de reaccionar. Como se ha dicho, aquello fue un tsunami. Una ola en tres minutos inundó tres pueblos ", recuerda. De aquellos primer momento, de hace 365 días "Hay caras que no voy a olvidar, las que ya no están con nosotros. Recuerdo la impotencuia de no poder hacer mucho más de lo que se hizo, y sin querer entrar en política, también me duele ver como en las cosas serias no son capaces de ponerse de acuerdo y remar todos a una. Los políticos y los que nos Gobiernan deberían quitarse su etiqueta ideológica ante eventos como estos. Luego hay tiempo para discutir, que cada cual exponga su ideología, pero lo han demostrado catástrofe tras catástrofe que antes que nada se ponen a pelear entre ellos. . En cosas serias hay que estar siempre unidos. Eso es lo que a veces me lleva a aislarme de los medios de comunicación: sinceramente, prefiero estar aislado de lo que se cuenta".
El perdió "muchas cosas, sobre todo en lo material. Desde hace algún tiempo, tengo un pequeño negocio de pintura en un bajo. Lo perdí todo. Pero lo material, va y viene. Trabajar como guardia y manipular los cuerpos de gente a la que ves a diario, gente del barrio, algún compañero... Eso conlleva mucho dolor. Tengo claro que mientras esté en este mundo son cosas que son imposibles de olvidar, tanto por mi trabajo como en mi rol de ciudadano".
Rafael García estaba este miércoles, de 2025, en Paiporta. Ha logrado abrir su pequeño negocio de pintura, compatibilizarlo con su labor como agente. "Me hace mucha ilusión: mi familia siempre ha sido de pinturas". Siente cierta desazón entre otras cosas "porque las infraestructuras que son necesarias, sea por falta de Presupuestos o lo que sea, no ha llegado aún. Tenemos la sensación de que si volviera a pasar algo así, volveríamos a tener las mismas consecuencias. ¿Y qué hacemos?. Aquí vivimos, más o menos, un millón de personas. ¿Dejamos atrás negocios, familiares, viviendas y nos mudamos a otro lado por si algún día vuelve a pasar lo de la DANA?".
Paiporta, la zona cero de aquella tragedia intenta rehacerse de la tragedia. Rafael nos envía, orgulloso, una foto de la furgoneta de su negocio. Ofrece sus servicios y una frase que tiene grabada a fuego, como aquella de que "solo el pueblo salva al pueblo", en un lugar del alma. Serigrafiado: "Prohibido rendirse. 29-10-24". La fecha en que quedó demostrada, como en la canción, que la lluvia, a veces, no sabe llover....
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