El cáncer de mama reúne a pacientes y sanitarios en las Murallas Reales
Cáncer de mama
Las IV Jornadas Sociosanitarias organizadas por la AECC, centradas en la detección precoz y la vida después del tratamiento, contaron con la participación de especialistas del Hospital Universitario
Ceuta/ Como parte de su programa de actos celebrados en octubre para conmemorar el Día Mundial del Cáncer de Mama, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Ceuta celebró este jueves las IV Jornadas Sociosanitarias sobre Cáncer de Mama, un encuentro que llenó el salón de actos de las Murallas Reales a partir de las 17:30 horas. La cita reunió a profesionales sanitarios, pacientes y familiares en una tarde de divulgación y reflexión sobre la importancia del diagnóstico precoz, el tratamiento multidisciplinar y la recuperación integral tras la enfermedad.
El acto fue inaugurado por la directora general de Sanidad y Consumo, Rebeca Benarroch, quien estuvo acompañada por el director médico del Hospital Universitario de Ceuta (HUCE), Maanan Abdelkader, y representantes de la AECC. Benarroch destacó la labor de los profesionales y de las asociaciones locales que “trabajan cada día por la concienciación, la prevención y la atención integral a las mujeres afectadas”.
“La prevención es la clave. Todo pasa por el diagnóstico precoz, y ahí juega un papel esencial el programa de cribado de cáncer de mama que impulsamos desde la Consejería”, recordó la directora general, quien aprovechó la ocasión para felicitar a las ponentes “por su dedicación y compromiso con la salud de las mujeres ceutíes”.
En su intervención, Benarroch puso en valor el trabajo realizado desde el Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama de la Ciudad Autónoma, en marcha desde 2002, y que actualmente se encuentra “plenamente consolidado”. Según explicó, la franja de edad del cribado abarca a las mujeres de 45 a 55 años, aunque el objetivo es “ampliarla progresivamente”.
“Hace cinco años era difícil captar a las mujeres para que acudieran a hacerse la mamografía. Hoy son ellas mismas las que llaman a la Consejería para pedir cita”, señaló con orgullo. En 2024, según informó, se realizaron 1.500 mamografías dentro del programa público, además de 152 ecografías en casos de sospecha. En lo que va de 2025, ya se han llevado a cabo unas 890 mamografías, y el nuevo contrato firmado por el área de Sanidad tiene como meta alcanzar las 2.000 pruebas anuales.
Benarroch subrayó también la colaboración permanente con el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) en caso de detección positiva: “Cuando se da un diagnóstico sospechoso, la coordinación con las unidades del hospital es inmediata. La rapidez en la derivación y la atención integral son esenciales para el éxito del tratamiento”. La responsable autonómica agradeció la implicación del personal sanitario y de las asociaciones que acompañan a las pacientes, como ACMUMA -que estuvo presente en las jornadas- o la propia AECC, cuya labor social y emocional considera “imprescindible”.
“¿Qué pasa si una mujer se palpa un bulto?”
El primer bloque de las jornadas, titulado “¿Qué pasa si una mujer se palpa un bulto en el pecho?”, estuvo a cargo de la cirujana de mama del HUCE, Marcia Dulantos, y la facultativa de Anatomía Patológica, Pilar Bados, quienes ofrecieron una visión práctica sobre los pasos a seguir ante un posible síntoma de alarma. La doctora Marcia Dulantos explicó que lo fundamental ante cualquier irregularidad es mantener la calma y acudir al médico de cabecera o al ginecólogo, evitando acudir directamente a urgencias.
“Cuando una mujer se detecta un bulto, el miedo es inmediato. Pero hay que saber que no todo bulto es un cáncer. Lo importante es seguir el circuito adecuado para llegar al diagnóstico”, subrayó. Según detalló, el procedimiento habitual comienza con una valoración clínica por parte del profesional de Atención Primaria, quien, según la edad y antecedentes, decide si deriva a la paciente a la Unidad de Mama del HUCE.
“Tenemos circuitos diferenciados: consultas normales, preferentes y urgentes. Todas las pacientes son atendidas con la mayor celeridad posible, porque sabemos lo que supone la espera”, añadió Dulantos. La especialista insistió en la importancia de la autoexploración: “Cada mujer debe conocer sus mamas. Si notas un cambio de color, una secreción, una zona endurecida o una diferencia en la simetría, acude a tu médico. Pero si no te conoces, no sabrás qué es nuevo y qué no. La autoexploración salva vidas”.
El papel del patólogo
La doctora Pilar Bados, especialista en Anatomía Patológica, centró su intervención en explicar el papel crucial del patólogo en el diagnóstico del cáncer de mama, una figura “tan importante como desconocida” dentro del equipo multidisciplinar. “Somos los que damos el diagnóstico. A nosotros nos llegan las muestras quirúrgicas y, junto con los datos clínicos y radiológicos, construimos un puzle para determinar exactamente qué tipo de lesión o tumor tiene la paciente”, explicó.
Bados quiso romper con la imagen del patólogo “como una figura oculta detrás del microscopio”: “Somos un eslabón esencial del proceso. Sin nuestro informe, el cirujano no sabe qué operar y el oncólogo no sabe cómo tratar. Somos parte del engranaje que permite actuar con precisión y eficacia”.
“Más allá del tratamiento”: la recuperación y la vida después
El segundo bloque de la jornada, bajo el título “Más allá del tratamiento: la recuperación y la vida después”, estuvo a cargo de las doctoras Auxiliadora Casas y Andrea Cantón, ambas del servicio de Rehabilitación del HUCE. Su intervención abordó el proceso que comienza cuando termina la cirugía o el tratamiento oncológico, un momento en el que, según subrayaron, “empieza otro tipo de lucha”.
“Cada paciente es distinta. No es igual una mujer joven y deportista que una señora mayor y con enfermedades previas. Nuestro trabajo empieza desde el diagnóstico, adaptando la rehabilitación a cada caso”, explicó Casas.
Las especialistas destacaron que la recuperación física y funcional es clave para la reincorporación a la vida cotidiana y para la prevención de complicaciones derivadas del tratamiento o de la propia enfermedad. “Nuestro objetivo es que recuperen su autonomía, su movilidad y, sobre todo, su calidad de vida. No termina con la operación o la quimioterapia; comienza un proceso de acompañamiento físico y emocional”, añadió Cantón.
Las rehabilitadoras insistieron en la necesidad de un seguimiento estrecho y personalizado, y en la coordinación entre los diferentes servicios médicos, desde Oncología y Cirugía hasta Fisioterapia y Psicología.
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