Una proteína española clave para frenar el cáncer de pulmón más agresivo
CÁNCER
Un equipo del CSIC y la Universidad de Salamanca ha descubierto que la proteína Capicua actúa como un freno natural frente a tumores con mutaciones KRAS y TP53, los más difíciles de tratar y resistentes a los fármacos actuales.
La ciencia española ha dado un paso importante en la lucha contra el cáncer de pulmón. Investigadores del Centro de Investigación del Cáncer (CIC), un centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca, han demostrado que la proteína Capicua (CIC) funciona como una barrera natural que ralentiza el crecimiento de los tumores más agresivos y frecuentes en este tipo de cáncer.
El trabajo, publicado en la revista EMBO Molecular Medicine, revela que cuando Capicua pierde su función los tumores avanzan más rápido, se vuelven más invasivos y desarrollan resistencia a terapias dirigidas, especialmente en casos con mutaciones simultáneas en los genes KRAS y TP53.
Estas mutaciones son una combinación habitual en los adenocarcinomas pulmonares y su presencia complica el tratamiento. Según los investigadores, Capicua reprime la señalización de KRAS y, cuando desaparece, el tumor crece sin necesidad de aumentar la dosis de esta proteína, algo que hasta ahora se consideraba clave en la progresión de la enfermedad.
Los experimentos, realizados en modelos animales, muestran que la ausencia de CIC acelera la transformación de células bronquiolares y favorece tumores más extensos. Además, esta pérdida provoca que las células dejen de responder a fármacos contra la vía MAPK, una de las rutas terapéuticas más utilizadas.
El estudio también apunta posibles soluciones: restaurar Capicua o combinar terapias dirigidas con tratamientos que actúen sobre el metabolismo tumoral. Los autores consideran que analizar el estado de CIC en cada paciente podría servir como biomarcador para prever la agresividad del tumor y elegir el tratamiento más adecuado.
El cáncer de pulmón sigue siendo el más mortal en España, con más de 23.000 fallecidos en 2024. Solo el 30% de los pacientes sobreviven cinco años tras el diagnóstico, pese a los avances de la última década. Pese a ello, únicamente el 4% de la inversión pública en cáncer se destina a este tipo de tumor.