Los urólogos llevan desde junio a la espera de equipos solicitados a INGESA
Urología
El coordinador del servicio, Vicente Diéguez, lamenta la cantidad de cirugías en espera debido a los retrasos en la llegada del material que la administración sigue sin proporcionar a su servicio
Los urólogos de Ceuta pueden romper piedras en espacios minúsculos del riñón usando un láser que entra por la uretra. “Parece Ciencia Ficción, pero aquí lo hacemos”, señala el coordinador del servicio de Urología, Vicente Diéguez, quien ejemplifica así los recientes avances de su unidad desde su llegada a la ciudad, cuando “casi no se operaba” y “todos los casos se evacuaban a la península”. Tal ha sido el cambio que ahora necesitan “más quirófanos” y más equipos para poder atender la enorme demanda de sus pacientes, que no dejan de aumentar. Están paralizadas las cirugías para tratar la incontinencia urinaria severa o la disfunción eréctil. Y se ven obligados a ejecutar las de cálculos renales con instrumentos menos sofisticados. Ello porque siguen a la espera de los materiales solicitados al Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) en junio de este año.
“Hoy día estamos bien, pero necesitamos que nos actualicen los equipos. Si decimos que tenemos una buena atención, necesitamos tener los mejores equipos”, asegura el facultativo, que hizo entrega de los pliegos técnicos para la solicitud de aparatología quirúrgica hace seis meses. El doctor ensalza el “esfuerzo” que realiza la Dirección Territorial, encabezada por Jesús Lopera, en la compra de dispositivos de elevado coste, pero precisan de “más agilidad” para poder “mejorar la calidad de vida de los pacientes”. Son ellos quienes, según Diéguez, les trasladan las quejas por las esperas: “Ya hay pacientes reclamando que en otras comunidades los habrían operado y les habrían resuelto el problema mucho más rápido. Pero es una cuestión de los mecanismos del hospital para adquirir la prótesis”.
El martes de la semana pasada colocaron un esfínter urinario de 9.000 euros a un ceutí de 69 años que llevaba dos años conviviendo con los pañales y la vergüenza debido a un problema de incontinencia urinaria severa. En seis semanas, el paciente podrá controlar la orina con solo presionar una bomba colocada en el escroto. Todo gracias a una cirugía que se prolongó por solo 45 minutos y que supuso una hospitalización de escasas 48 horas. Numerosas personas con la misma patología se encuentran a la espera de una oportunidad así, una que “les cambie la vida”, pero no han recibido aún nuevos dispositivos.
También esperan la llegada de las prótesis de pene con las que acabarán con la disfunción eréctil severa. Unas que devuelvan la erección a aquellos hombres que la han perdido, en su mayoría, tras pasar por procesos quirúrgicos o de radioterapia que dañaron los nervios del pene. Hay otra clase de cirugías que sí continúan practicando, pero no de la forma que querría Vicente Diéguez, quien aspira a trabajar, insiste, con “lo mejor”. Es el ejemplo de la ureteroscopia, procedimiento que usan para fragmentar las piedras en el riñón con láser.
“Llegamos a ver a más de 100 pacientes en un día en consulta. Es demandante y agotador, pero, ¿cómo le dices a una persona que va al hospital que no la vas a atender?
Cuanto más delgada es la fibra del láser, “más rápida es la recuperación del paciente” y “más fácil” será para el cirujano extraer los cálculos. “Yo no puedo conformarme con operar con un ureteroscopio 7,5 cuando puedo tener uno de 6,3. Nunca me voy a conformar con que este pueblo se opere con cualquier cosa”, defiende el especialista. Han requerido, además, la compra de asas para tratar los tumores vesicales, unas “de mayor calidad” que las que usan ahora. Y mejor material para los procedimientos de cáncer de vejiga.
“Cuando yo llegué a Ceuta los equipos eran obsoletos. Hoy día estamos bien, pero necesitamos más”, subraya Diéguez, quien asegura que en la actualidad el volumen de pacientes quirúrgicos ha aumentado en gran proporción. “Antes la gente pedía que los mandáramos a la península. Ahora no, ahora quieren quedarse con nosotros. Y muchos de los que se han tenido que ir, porque nuestra demanda de quirófano ahora es muy alta, regresan y tenemos que reintervenirlos”, relata Diéguez. El coordinador del servicio pone en valor el esfuerzo y la “excelencia” de sus dos compañeros, los doctores Mohamed Mqirage y Ricardo Ribeiro. “No solamente son buenos profesionales, también son buenas personas. Me enorgullece trabajar con ellos”, añade el especialista, para después destacar que los tres se encuentran “siempre en constante formación” para dotar el servicio de “todas las actualizaciones y novedades”.
“Estamos haciendo cirugías mucho más complejas. Además, tenemos muchos pacentes oncológicos. En Ceuta hay un volumen muy alto de cáncer de vejiga. Ahora tenemos tres pacientes para quitarles la vejiga, la próstata y hacer una reconstrucción del tracto urinario completo, por un cáncer de vejiga muy avanzado”, reconoce Diéguez. A la actividad quirúrgica se suma la carga asistencial en consultas. El pasado miércoles, cuando el doctor conversó con este periódico, entre dos urólogos atendieron a 62 pacientes. Pero garantiza que han llegado a ver a “más de 100”. “Es demandante y agotador, pero, ¿cómo le dices a una persona que va al hospital que no la vas a atender? Esa persona va allí porque tiene una necesidad. Y nosotros tenemos que solucionarlo. Al menos, atenderla”, continúa el facultativo.
Explica que el aumento de la presión asistencial forma parte de una rueda: “Al ver más pacientes en consulta tenemos mayor cantidad de pacientes con necesidades quirúrgicas”. Pese a la sobrecarga, para él es “un orgullo” comprobar que “la gente está contenta” con el trabajo de su equipo. El sobreesfuerzo le compensa cuando piensa en cómo en sus inicios en la ciudad se limitaba a firmar órdenes de evacuación a la península. “Me daba pena. Decía: ¿por qué no podemos resolverlo nosotros aquí? Pero la gente no confiaba. Hoy día la gente viene para que nosotros le resolvamos. Y eso es un gran orgullo y una gran satisfacción”.