Cada vez menos adolescentes de Ceuta fuman o consumen cannabis, pero empiezan antes

Ceuta registra en 2025 los niveles más bajos de consumo de tabaco y cannabis entre los estudiantes de 14 a 18 años desde que existen registros, según los resultados de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), presentada este miércoles por el Ministerio de Sanidad.

El estudio, elaborado a partir de más de 35.000 entrevistas en todo el país y 660 en centros educativos ceutíes, muestra una caída significativa en el consumo de las principales sustancias, especialmente del tabaco y el cannabis, que marcan mínimos históricos tanto en España como en la ciudad autónoma.

En Ceuta, solo el 17,8 % del alumnado ha probado el tabaco alguna vez, un dato muy por debajo de la media nacional, situada en el 27,3 %. Además, apenas un 7,7 % afirma haber fumado en los últimos 30 días, y un 4,3 % lo hace de forma diaria, lo que consolida una tendencia descendente sostenida en los últimos años.

Sin embargo, el estudio advierte de un dato llamativo: la edad media de inicio en el consumo de tabaco en Ceuta es de 13,3 años, la más temprana de toda España. Los expertos interpretan este dato como un aviso sobre la necesidad de reforzar la educación preventiva en los primeros cursos de la ESO.

El consumo de cannabis también cae en Ceuta a mínimos históricos. Solo un 18,1 % de los estudiantes declara haberlo probado alguna vez, frente al 21 % de media nacional, y apenas un 6 % lo consumió en el último mes. La edad media de inicio se sitúa en 14,4 años, algo más baja que la media española (14,8).

“Ceuta sigue la tendencia nacional de descenso, pero con una particularidad: sus jóvenes comienzan antes a experimentar, aunque en proporciones mucho menores”, apunta un técnico del Plan sobre Drogas de la Ciudad Autónoma, que ha colaborado con la Delegación del Gobierno en el estudio.

En cuanto al alcohol, la encuesta confirma que sigue siendo la sustancia más presente en la vida de los adolescentes ceutíes. Casi tres de cada cuatro (73,7 %) lo han probado alguna vez, y un 69,5 % lo hizo en el último año. Aun así, las prácticas de riesgo asociadas al alcohol —como las borracheras o el consumo en atracón— han disminuido notablemente, situándose en sus niveles más bajos desde el año 2000.

Por otro lado, el uso de cigarrillos electrónicos o vapers se extiende entre los jóvenes ceutíes, aunque menos que en el conjunto del país. En Ceuta, uno de cada tres estudiantes (34,1 %) ha vapeado alguna vez, frente al 49,5 % de la media nacional. Además, la percepción de riesgo sobre el vapeo ocasional ha crecido hasta su valor más alto, superando el 57 %.

Los hipnosedantes, con o sin receta médica, mantienen una presencia estable. Alrededor del 17 % de los estudiantes ceutíes ha consumido tranquilizantes o somníferos alguna vez, una cifra muy similar a la media nacional. En este caso, el consumo es notablemente más alto entre las chicas.

La encuesta también ha incluido preguntas sobre el entorno psicosocial de los adolescentes, su tiempo de ocio y la percepción de riesgo. En Ceuta, la mayoría de los jóvenes considera “peligroso” o “muy peligroso” el consumo habitual de alcohol, cannabis o vapers, lo que refleja un cambio cultural en la percepción del riesgo frente a años anteriores.

El Ministerio de Sanidad destaca que el descenso sostenido del consumo en Ceuta y en el conjunto del país es fruto de las políticas educativas, las campañas de prevención y el trabajo coordinado entre las administraciones.

“El reto ahora no es solo que consuman menos, sino que empiecen más tarde”, subrayan fuentes del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Los expertos insisten en que retrasar la edad de inicio reduce drásticamente el riesgo de dependencia futura.

Desde el Plan sobre Drogas de Ceuta se recuerda que las intervenciones preventivas continuarán en los centros educativos, especialmente en los cursos de 1º y 2º de ESO, para reforzar la información y la educación emocional en edades tempranas.

Ceuta se suma a la tendencia nacional de mínimos históricos en el consumo de drogas entre adolescentes, aunque con el desafío de combatir la precocidad en el primer contacto con las sustancias. Una realidad que, según los responsables del estudio, “obliga a seguir atentos y a no bajar la guardia”.

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