Adiós a ‘Don Adolfo’, el maestro que marcó a generaciones de ceutíes durante más de cuatro décadas
OBITUARIO
Fallece a los 83 años de edad, Adolfo Muñiz Montero, 'Don Adolfo' para muchos ceutíes a los que impartió clases en el Colegio San Agustín durante una vida entregada a la enseñanza, a una familia que lo amó profundamente y dejando un legado de cariño y respeto que ningún olvido podrá borrar

Ceuta/ El 21 de octubre de 1941 nacía Adolfo Muñiz Montero, a quien generaciones de ceutíes conocieron y recordarán siempre como “Don Adolfo”, un maestro que dedicó 43 años de su vida a la enseñanza con una entrega ejemplar. Su vida ha sido un reflejo de compromiso, vocación y amor profundo por la educación, marcando con su huella imborrable a quienes tuvieron la fortuna de pasar por sus clases.
Huérfano del Ejército, desde muy joven supo lo que era afrontar la vida con esfuerzo y disciplina. Se formó en distintas escuelas destinadas a jóvenes en esa situación, primero en Murcia y más tarde en Valladolid, hasta culminar sus estudios de Magisterio, la carrera que le permitió convertirse en lo que siempre quiso ser: maestro de vocación.
Su camino profesional comenzó en el Sagrado Corazón de Jesús, pero fue en el Colegio San Agustín de Ceuta donde pasó la mayor parte de su carrera y donde dejó una impronta indeleble. Miles de alumnos pasaron por sus clases, y con una memoria prodigiosa siempre recordaba nombres y apellidos, como si cada uno de ellos siguiera siendo, con los años, parte de su vida. Ese don especial, de no olvidar nunca a sus alumnos, se convirtió en símbolo de su cercanía y humanidad.
“Don Adolfo” no fue solo un docente, sino un formador de personas, un referente que con paciencia, firmeza y cariño ayudó a moldear a varias generaciones de ceutíes. Muchos de sus antiguos alumnos, hoy adultos, lo recuerdan con afecto y gratitud, y no son pocas las ocasiones en que se escuchan palabras de reconocimiento hacia aquel maestro que no solo enseñaba lecciones académicas, sino también valores de vida.
Más allá de su faceta profesional, su familia fue el motor de su vida. Padre de tres hijos —un varón y dos niñas—, volcó sus esfuerzos en darles la mejor formación y el mejor futuro. Como recuerda con emoción su hija Sandra, “pendiente de nosotros. No hemos podido tener un padre mejor”. Ese testimonio resume la esencia de un hombre que siempre supo compaginar su dedicación a la docencia con su entrega absoluta a los suyos.
Su recuerdo permanecerá vivo en los pasillos del Colegio San Agustín, en las memorias de sus alumnos y en la vida de su familia, que lo describe como un hombre siempre trabajador, pendiente de los demás y con un corazón noble. El tiempo pasará, pero su figura seguirá ligada a la historia educativa y humana de Ceuta.
Hoy despedimos a Adolfo Muñiz Montero, “Don Adolfo”, no con tristeza, sino con gratitud por todo lo que dejó: una vida entregada a la enseñanza, una familia que lo amó profundamente y un legado de cariño y respeto que ningún olvido podrá borrar. Descanse en paz este maestro de maestros, cuya huella en la ciudad será eterna.
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