Un autobús, un puesto de pescado o una canastera ¿son villancicos?
NAVIDAD 2025
Ceuta tiene, también, una interesante tradición de villancicos locales. O, mejor dicho, de coplas 'camufladas' como villancicos.
Es cierto que andan en declive, porque con el Burrito Sabanero, la I.A. y el Tik Tok, se va perdiendo aquello de ir cantando villancicos. Pero no debemos olvidar que Ceuta tiene una interesante tradición propia de días como estos, sobre todo en personas de mediana edad. "Villancicos caballas", se suelen decir. Nos referimos a aquella 'Valenciana', a esa 'Canastera de Capuchinos' o a esa muchacha "que guapa viene, y guapa va, con falda corta y el delantal". Como al villancico del 'Doce de diciembre', todos hemos asumido que deben cantarse en Nochebuena y Navidad. Pero ¿seguro que estamos hablando de villancicos?.
Rotundamente, no. Y la clave hay que buscarla en una fecha más próxima y en una época más pasada. La fecha: el carnaval. La época: el franquismo. Entramos en materia: durante todo el periodo franquista, los carnavales estuvieron prohibidos como tal. Sobre todo en los primeros años, en los que el nacionalcatolicismo estaba más presente, aquello del disfraz y las coplas con cierto libertinaje no estaban bien vistos por la censura. En nuestro entorno geográfico más cercano, solo hubo una excepción, Cádiz. Pero en el caso de la Tacita de Plata hay un siniestro origen: la explosión del polvorín de San Severiano que desfiguró el campo exterior de la capital gaditana y causó, se estima, casi trescientas muertes. A día de hoy, y estamos hablando de 1947, no hay una cifra exacta de cuantas personas fallecieron en una explosión que se sintió en Lisboa y Sevilla y provocó una columna de humo visible desde el Monte Hacho. Cádiz quedó, lógicamente, sumida en una profunda depresión, y se autorizaron los carnavales. Pero con matices: no se podían llamar carnaval sino 'Fiestas Típicas Gaditanas', no podían celebrarse en febrero sino tras la Semana Santa y los participantes no podían llevar máscaras ni nada que les hiciera irreconocibles. Y por supuesto, los autores tenían que pasar sus letras por la temida 'prevención': el órgano encargado de visar que aquellas coplas no socavaran los principios morales del régimen. Obtusa como todas , la censura sin embargo claudicó en el caso de Cádiz como en el del cine español (películas como 'El Verdugo', 'Muerte de un ciclista' o 'Bienvenido, Mr. Marshall' son torpedos a la línea de flotación del régimen) ante lo sibilino y el doble sentido. "Una tarde que yo estaba trabajando en un chapú que me salió en una montera cuando de pronto yo escuche un ruido extraño, de una criada que subía la escalera muy buenas tardes, me dijo la joven, sin que interrumpa usted su trabajo,. voy a pedirle un poquito de masilla para una raja que tengo abajo"... escribió Juan Poce en "Los Cristaleros", de 1960. Como aquella referencia velada a Sevilla "a los de aquí no les hace falta el traje campero para ir a pescar" de Paco Alba, la censura se tragó aquella letra, buscando quizá el trazo grueso y descuidando la finura y la ironía. 'El brujo' también optó por letras aparentemente complacientes, pero llenas de 'minas', como aquella en la que alababa el esfuerzo de las autoridades por construir nuevas viviendas, que seguro "serán para la clase obrera"...
Pero en Ceuta, no hubo carnaval. Es cierto que hubo cierta tolerancia: hay documentación de fiestas de disfraces en el antiguo Instituto Nacional (hoy Siete Colinas) y en los últimos años del dictador, el ídolo de masas Paquito Fernández Ochoa acude como invitado a un concurso de Majas de Ceuta en la que la actuación estelar es ... la murga de 'Roque y sus majos'. Roque Guerrero del Peñón, murguista durante la II República, aparece en pleno Parador La Muralla, con unos cuantos hombres vestidos de majas cantando coplas,. posiblemente, de cuarenta años atrás. Otra más de las contradicciones de Ceuta y la censura: en una época en la que oficialmente todo lo malo era culpa de los judíos, se inaugura en 1970 la Sinagoga Bet El...
Que no hubiera carnaval, no quiere decir que no hubiese coplas. Los antaño copleros seguían escribiendo sus letras, claro está. Pero en otro movimiento más de finura, en vez de cantarlas en febrero las 'pertrechaban' entre ''La marimorena' y 'Los Peces en el Río'. De ahí, por ejemplo lo de "Claveles, claveles rojos, tan rojos como la grana: venga y cómpreme usted uno que se va La Valenciana'. 'La Valenciana' era la empresa que fletaba los autobuses que comunicaban Ceuta con Tetuán en la época del antiguo Protectorado. Aquellos piropos "tu eres el canasto y yo soy el asa" o la historia de aquella mujer a la que el pelo se lo peinaba "un artillero, de la artillería, con capa y sombrero"... Desde luego, todo muy alejado del nacimiento de un niño en la actual Cisjordania.
Franco murió en 1975. Cádiz recuperó su carnaval en 1977 y Ceuta en 1983. Pero quedaron unas cuantas coplas que hoy se camuflan como villancicos. Que seamos capaces, o no, de que perduren en el tiempo depende de las generaciones actuales. Tal vez debería alguien hacer un esfuerzo para que, además del 'Jingle Bells' nuestros hijos aprendan aquello de "¿qué te puede dar un marido, por mucho que tu lo quieras?"...