Una jueza en las jornadas de trata: “La prostitución es violencia sexual y, por tanto, violencia de género”
JORNADAS TRATA UNED
La magistrada Auxiliadora Díaz defiende que este asunto debe abordarse desde los derechos humanos y reclama juzgados especializados para garantizar mayor protección a las víctimas

Ceuta/ La jueza de violencia de género Auxiliadora Díaz lanzó este jueves un mensaje claro durante las segundas jornadas sobre trata de personas en la UNED en Ceuta: “La prostitución es violencia sexual y, por tanto, violencia de género”. La magistrada, con una amplia trayectoria en casos de explotación, subrayó que estos delitos deben abordarse desde una perspectiva de derechos humanos y reclamó órganos especializados que aseguren una “protección efectiva” a las víctimas.
La intervención estuvo acompañada de apoyo visual. En la pantalla de la sala se proyectaban imágenes de mujeres con rostros fracturados y mensajes que advertían de que la trata “afecta mayoritariamente a mujeres y niñas” y que compromete de lleno los derechos humanos. Con ese telón de fondo, Díaz describió el fenómeno conocido como Lover Boy, una modalidad frecuente en países del Este, especialmente Rumanía. Los tratantes, señaló, buscan a jóvenes en entornos rurales pobres y comienzan relaciones sentimentales con ellas desde la adolescencia. “Empiezan por niñas de 14, 15 o 16 años y, cuando cumplen 18, ya las han integrado en su unidad familiar. Ellas creen que están en una relación real y acaban atrapadas en la red”, indicó.

En España, muchas de estas mujeres son trasladadas bajo promesas falsas y, una vez aquí, sufren “todo tipo de humillaciones”. “No solo hablamos de un delito de trata de seres humanos, sino también de prostitución sexual, porque la finalidad es explotarlas”, subrayó. En una de las diapositivas, podía leerse cómo esas víctimas llegan a territorio nacional con el “único propósito de ser explotadas, privadas de su documentación y aisladas del mundo exterior”, expuso la jueza.
Díaz recordó un caso en el que pudo condenar a uno de estos tratantes a 18 años de prisión. “Lo importante fue que pudimos aplicar no solo el delito de trata, sino también maltrato habitual y lesiones. Eso permitió dar una mayor cobertura a la víctima”, explicó.

Para la jueza es fundamental que las afectadas por la trata puedan ser reconocidas como víctimas de violencia de género: “Si se las considera en ese marco, ya no se enfrentan al plazo de 90 días para denunciar ni al riesgo de expulsión. Podemos adoptar medidas de protección civil tanto para ellas como para sus hijos”, sostuvo.
La magistrada incidió en que este tipo de delitos no significa solo explotación sexual. “También incluye explotación laboral en sectores como la agricultura o trabajos forzosos. La trata de mujeres es violencia sexual y la violencia sexual es violencia de género”, insistió. Por eso reclamó que estas competencias sean asumidas por juzgados especializados.
La jueza fue muy crítica con la visión social que todavía persiste sobre prostitución y pornografía. “Todos piensan que la prostitución es libre y voluntaria, pero no es la realidad. La mayor parte de las mujeres que son tratadas vienen para ser prostituidas. Y la pornografía es explotación y también es trata”, argumentó.

Una de las diapositivas que se mostró durante la sesión hacía hincapié en el artículo 187 del Código Penal sobre prostitución coactiva, con flechas que unían conceptos como “engañar”, “intimidar” o “abusar de la vulnerabilidad” con la finalidad última: explotar a las mujeres.
A su juicio, la pornografía constituye una “escuela de violencia sexua” que moldea estereotipos en hombres y mujeres y normaliza conductas abusivas. “Estamos creando generaciones con graves problemas de socialización”, alertó la magistrada.
Relató Díaz casos de jóvenes que no identificaban como violencia lo que habían sufrido. “Me encontré con una víctima de 19 años que me decía que lo que pasó fue con su novio y que era normal. No entendía que había sido víctima de violencia sexual”, explicó.

Citó además los avances normativos internacionales, como la directiva europea de 2011 o el Convenio de Estambul, que también apareció en pantalla definido como una herramienta esencial para proteger a las mujeres de todo tipo de violencia. Recordó igualmente las nuevas disposiciones aprobadas en 2024 que reconocen la gestación subrogada o los matrimonios forzados como formas de explotación vinculadas a la trata. “Estamos utilizando a la mujer como un bien básico. Una mujer de forma voluntaria no va a entregar un hijo que ha gestado en su vientre”, aclaró.
Durante su exposición, remarcó la importancia de la interpretación de la norma con enfoque de derechos humanos. “La ley puede estar perfectamente redactada, pero si solo la aplicamos de forma literal no habrá respuesta efectiva. Debemos interpretar para dar a las víctimas la mayor protección posible”.
También defendió cambios en la práctica judicial: “Es fundamental cómo se toma declaración a una víctima de trata. La manera en que te diriges a ella es crucial. Ellas piensan que las estás juzgando, cuando en realidad son víctimas”, criticó.
En la parte final de su intervención, la pantalla proyectó sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra Grecia (2016) y contra España (2024) por fallos en la investigación y en la protección de mujeres víctimas de explotación. Díaz subrayó que esas condenas muestran que los estados “todavía llegan tarde”.
Para concluir, Díaz reclamó que la trata, la prostitución y la pornografía se asuman como manifestaciones de violencia de género y que las víctimas reciban la misma protección que en otros ámbitos.
“La trata compromete derechos humanos fundamentales y debe abordarse con la máxima seriedad y especialización”.
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