Las lluvias devuelven el temor a las caídas en las calles del centro
Accidentes
Pese a las actuaciones de la Ciudad, muchos tramos del pavimento continúan siendo tremendamente resbaladizos
Las frecuentes e intensas lluvias que han caído sobre la ciudad en el transcurso de los últimos días han expuesto a los viandantes que se aventuran por las calles del centro a un viejo conocido: el riesgo de darse de bruces contra el suelo a causa de lo resbaladizo del acerado. La sensación de inestabilidad que encuentra el peatón cuando trata de afirmar el paso sobre un pavimento conformado por las más diversas texturas -algunas de las cuales parecen ideadas para facilitar los resbalones- se percibe en cuanto la lluvia hace acto de presencia.
Las propiedades resbaladizas del pavimento, contra las que la Ciudad ha combatido mediante los más diversos expedientes, parecen atrincherarse y resistir. La pulida superficie de las piezas jaspeadas que todavía cubren buena parte del eje formado por Gran Vía, Paseo del Revellín y Calle Real compite con la nula adherencia de las franjas blancas de los pasos de cebra.
Las lluvias no han hecho más que poner en evidencia un problema que ya se ha convertido en crónico a pesar de todos los intentos promovidos por la Administración local. En los últimos cuatro años, la Ciudad ha recibido en torno a una treintena de denuncias por caídas de ciudadanos en la vía pública, lo que se ha traducido en el pago de casi 300.000 euros en indemnizaciones. Casi 20 años de denuncias públicas e intervenciones de la Ciudad para acabar con el problema no han conseguido arrojar el resultado apetecible.
Desde 2014, los sucesivos gobiernos del popular Juan Vivas se las han visto con el inseguro pavimento que cubre las principales vías del centro de la Ciudad. Desbastar las losetas señaladas como peligrosas, aplicarles tratamientos químicos o abujardarlas para crear una superficie rugosa y antideslizante fueron algunas de las iniciativas infructuosas em-prendidas por el Gobierno municipal a lo largo de los últimos años.
La medida más radical, la de la sustitución de losetas, también se ha acometido a través de una actuación iniciada durante el verano del año pasado. En febrero, la Ciudad anunciaba la contratación de la segunda fase de los trabajos de sustitución de las losetas por valor de 650.000 euros. Pese a la remoción de buena parte de estas piezas, el problema parece no estar completamente erradicado.