Personas con parálisis cerebral
Un ocio imprescindible, un mundo laboral que resulta inaccesible
Personas con parálisis cerebral
La Confederación ASPACE reconoce la falta de datos que existe en torno a la situación real de las personas con parálisis cerebral en el trabajo. La entidad advierte de que las propuestas políticas para el empleo en el marco de la discapacidad no tienen en cuenta las necesidades de estos ciudadanos. La integración laboral de las personas con parálisis cerebral continúa siendo una tarea que excede, con mucho, las posibilidades de muchas de las asociaciones que trabajan en este ámbito.
En Ceuta, PROI lleva años empeñada en procurar a sus usuarios el acceso a un ocio inclusivo que solo gracias a sus intervenciones ya está al alcance de las 24 personas que se benefician de sus servicios. Una tarea ciclópea que agota los esfuerzos de los trabajadores y voluntarios de una entidad cuya labor social está marcada por la tenacidad y el aprovechamiento de unos medios que nunca resultan suficientes. “Nosotros somos una entidad pequeña enfocada al ocio inclusivo, y si esta es una tarea ya de por sí complicada, puede imaginarse lo que es encontrar un trabajo adaptado para una persona con parálisis cerebral”, explica el educador de la asociación, Jesús Márquez.
Según datos de ASPACE, la tasa de actividad laboral de las personas con parálisis cerebral se sitúa en torno al 35% en España. Las limitaciones motrices que presentan quienes padecen esta discapacidad demandan una serie de adaptaciones del puesto de trabajo que las empresas no están dispuestas a acometer y para las que no siempre existen ayudas de las administraciones públicas. Aunque el trabajo de PROI se concentra en la tarea de proporcionar actividades de ocio inclusivo a sus usuarios, la inquietud por la integración laboral de las personas con parálisis cerebral siempre está presente.
El desempeño de una actividad laboral procura al trabajador con parálisis cerebral un sentimiento de satisfacción y de capacidad, mayores cotas de independencia y una autonomía que favorece su desarrollo personal. “Un trabajo proporciona autonomía, y esos es precisamente lo que más demandan nuestros chicos –continúa Márquez- Si ya en determinadas situaciones te conviertes en una persona dependiente, no tener un empleo hace que esa dependencia sea todavía mayor”.
Solo uno de los usuarios de PROI ha conseguido acceder al mercado laboral, un puesto de trabajo como conserje en un centro educativo que obtuvo a través de los planes de empleo. Según explica la coordinadora de la entidad y educadora Paula García, el joven apreció la experiencia, que no se repitió porque no volvieron a llamarlo. “Las plazas de discapacidad que se ofrecen van más orientadas a las personas con discapacidades cognitivas, pues las que se enfrentan a una discapacidad motriz precisan adaptaciones, apoyos y ayudas técnicas que no se ofertan –asegura García- Si para desarrollar su vida cotidiana ya encuentran barreras de todo tipo, en el ámbito laboral la cosa se complica aún más”.
Y es aquí donde se activa el prejuicio social. Las dificultades motrices y los problemas de comunicación de las personas con parálisis cerebral bastan para crear una imagen estereotipada y descalifcante. “La sociedad no los ve capaces de comunicarse, que pueden, no les cree capaces de crear arte, que pueden, y por esto cuando se habla del trabajo, que es un ámbito más formal, pues piensan que no pueden”, lamenta García.
El aumento del prestigio y la mejora de la percepción social que experimentan las empresas que contratan a trabajadores con discapacidad no parecen ser un beneficio suficiente en el caso de las personas con parálisis cerebral. La inclusión en el mundo laboral de las personas con discapacidad suele ser entendida por los empresarios como un espacio dedicado a quienes padecen limitaciones de carácter cognitivo. Emplear a una persona con parálisis cerebral suele exigir la implicación de la empresa y los poderes públicos para disponer las adaptaciones que se requieren y la adecuación del empleo a las características de cada individuo.
“Claro que ese prestigio social influye sobre las empresas, pero lo habitual es que vayan a lo más fácil, y preparar las ayudas técnicas que se precisan en nuestro caso es complicarse -apostilla la coordinadora de PROI- Y si tenemos en cuenta que hay negocios que ni tan siquiera disponen medidas de accesibilidad ni para sus propios clientes…”
García alude al caso de Agustín, un joven que se relaciona con su entorno a través de un comunicador que gestiona a través de la mirada. “Muchas veces ayuda a su padre en el trabajo, envía correos, desempeña tareas administrativas y, sobre todo, está vigilante ante cosas que a las que los demás no prestamos atención”, ensalza la coordinadora.
Nuevos tipos de empleo
La integración laboral de las personas con parálisis cerebral exige un compromiso social que la Confederación ASPACE orienta hacia la necesidad de encontrar nuevos tipos de empleo.
La entidad propone ofrecer cursos de formación relacionados con estas nuevas modalidades de trabajo, favorecer la participación de las personas con parálisis cerebral en actividades formativas sobre tecnología digital y crear plataformas online de teletrabajo accesibles y fáciles de utilizar.
Además, ASPACE abunda en la implicación de los poderes públicos en esta tarea. Así, los activistas del movimiento en defensa de los derechos de las personas con discapacidad reclaman la constitución de un grupo de trabajo dedicado a examinar los tipos de empleo más adecuados para las personas con parálisis cerebral y a determinar cómo las administraciones pueden ayudar a favorecer el acceso a estos puestos de trabajo.
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