Ceuta, la más eficaz de España en la resolución del grado de dependencia
IMSERSO
Entre la solicitud y la respuesta del IMSERSO hay 37 días de espera de media, el récord de todo el país, con otros territorios que se demoran hasta 485 días, como Andalucía
Ceuta es la ciudad española con mayor éxito en la resolución del grado de dependencia, a cargo del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), donde sacan pecho de este logro en mitad de la polémica por los retrasos que experimenta su otro gran departamento: el de la discapacidad. Desde que un ceutí solicita el reconocimiento de la dependencia hasta que se resuelve su expediente pasan 37 días de media, frente al promedio nacional de 256 jornadas. Entre la resolución y la obtención por parte del usuario de las prestaciones que le corresponden en función de su nivel transcurren unos 41 días -72 de media en España-. Lo que significa que entre que se abre el expediente de valoración y que el beneficiario recibe las ayudas hay una demora de 74 días. En el conjunto del país, la espera asciende hasta el año, rozando los dos años en autonomías como Andalucía o Murcia.
No hay equipo más eficaz que el de la ciudad autónoma. Tampoco el de la otra región norteafricana. En Melilla, el tiempo medio de espera entre la solicitud del grado y la resolución de la prestación es de 208 días. Todo ello según un informe de la institución datado del 31 de octubre de 2025 al que ha tenido acceso El Pueblo de Ceuta. Desde el departamento de Dependencia del IMSERSO, ubicado en el Centro Base del Morro, explican los logros aludiendo a su equipo, uno “muy trabajado” y casi invariable desde sus inicios, en 2007. Además, aseguran ofrecer “una atención centrada en la persona”. “No es solo un expediente, tenemos una visión más humanista. Hay que individualizar a la persona. Ese es el objetivo de todo lo relacionado con los cuidados”, afirman fuentes de dentro del área que prefieren mantenerse en el anonimato.
Los 74 días de espera en Ceuta contrastan especialmente con comunidades autónomas cuyo promedio se sitúa en casi dos años, como Andalucía, cuyos ciudadanos deben aguardar para el mismo trámite en torno a 534 días, o Murcia, donde la cifra asciende a 436. Desde la puesta en marcha del equipo de Dependencia en Ceuta, el año anterior a la última gran crisis financiera, han abierto un total de 6.800 expedientes. Muchos ellos deben revisarse cada cierto tiempo, ya sea de oficio -las que promueve la propia administración- o a instancia del usuario. De las primeras ejecutan “muchas” frecuentemente. Si en un mes valoran 80 casos, más de una veintena de ellos pueden corresponder a revisiones de expedientes vivos -es decir, ya abiertos y resueltos con anterioridad que requieren de actualización-.
Desde el área de Dependencia han explicado a este diario que, aunque pareciera que la rápida resolución en Ceuta pueda guardar relación con el escaso envejecimiento de la ciudad, debe tenerse en cuenta la cantidad, nada desdeñable según aseguran, de menores de edad que solicitan el grado. “Es cierto que las personas mayores son las que más la solicitan, pero aquí hay muchos niños que también lo hacen. Así que sí hay demanda”, garantizan. Presumen del éxito del trabajo de un equipo compuesto por una médica, una psicóloga, tres valoradoras con perfil sanitario, dos trabajadoras sociales y cinco administrativos. “El principal indicador para saber si una actuación es más o menos correcta en la administración es el tiempo de resolución. Y en Ceuta es muy bueno”, señalan.
La dependencia
Subrayan la “importancia” que le confieren al “seguimiento” en el área. “El seguimiento es conocer la situación, y en la dependencia es muy importante”, aclaran, para después definir el concepto: “Es una situación en la que tienes limitaciones físicas, psíquicas, intelectuales o sensoriales, necesitas el apoyo de una tercera persona y estás limitado para realizar actividades básicas de la vida diaria”. El grado viene determinado en función de la puntuación que reciba cada expediente, que oscila del 0 al 100. En caso de obtener una menor a 25 no se concede el reconocimiento. Entre 25 y 49 puntos se otorga el grado I -Moderado-, entre 50 y 74, el grado II -Severo-, y mayor de 75 implica la concesión del grado III -la Gran Dependencia-.
La última palabra la tiene el Órgano Colegiado, a cargo de firmar el dictamen final de la resolución administrativa. El mismo está formado por profesionales de la Medicina, la Psicología, el Trabajo Social, un valorador, un secretario y un presidente. Son los valoradores quienes elaboran el dictamen que después aprueba el Órgano, quienes determinan los ítems que cumple cada usuario, usando como referencia el informe de salud que emite el médico de cabecera.
Tras ello se pasa a la “segunda fase”. Primero, se le notifica al usuario el grado de dependencia que se le ha concedido a través de una carta. Tras ello, un trabajador social se desplaza al domicilio para informarle del catálogo de prestaciones del IMSERSO. “Cada administración tiene sus propios recursos. Nosotros no podemos ofrecer recursos de otras autonomías. Como mucho podemos hacer un traslado de provincia, que es bastante frecuente”, desarrollan. Según destacan, es común que residentes en Ceuta soliciten traslados a otros territorios, y también al contrario. “Hay mucha movilidad continuamente, sobre todo a Andalucía”, comentan.
El catálogo de prestaciones del área de Dependencia del IMSERSO en Ceuta no es limitado: prestaciones económicas, teleasistencia, ayuda a domicilio, residencia, centro de día o un centro para personas con discapacidad física -COCEMFE-. Según explican las fuentes consultadas, la estructura actual “ha experimentado una subida enorme” en algunos de sus programas, especialmente en la ayuda a domicilio y en la teleasistencia, dos vías que permiten a las personas seguir viviendo en sus hogares con mayor seguridad.
La arquitectura del sistema se sostiene sobre dos grandes pilares: las prestaciones económicas y los servicios. Las primeras, dirigidas a quienes son atendidos por familiares, alcanzan a cerca de 900 beneficiarios en la ciudad. Se trata de una modalidad pensada para apoyar a quienes reciben cuidados en su propio domicilio. Estas prestaciones pueden ser administradas por el familiar cuidador, pero, tal y como aclaran desde el área, “no es para el cuidador, como la gente piensa, sino para el beneficiario”. La ayuda se concede siempre que el domicilio esté adaptado y que la persona cuidadora sea un familiar de hasta cuarto grado -o alguien del entorno en casos excepcionales-.
El servicio de Ayuda a Domicilio ha generado mucho empleo. ATENDE tiene contratadas a unas 150 personas
En el capítulo de servicios, la pieza que más ha crecido es la ayuda a domicilio. Actualmente presta atención a 530 usuarios en activo, una cifra que supera con holgura los registros previos. Este servicio no solo sostiene la autonomía de las personas dependientes, sino que también es un motor laboral para la ciudad. “Ha generado mucho empleo”, destacan, hasta el punto de que ATENDE —la empresa adjudicataria— tiene contratadas en torno a 150 personas, lo que convierte este ámbito en “un yacimiento de empleo importante”.
La teleasistencia es otro de los servicios esenciales, y no solo por razones de emergencia. A día de hoy, alrededor de 110 personas cuentan con terminales conectados a una centralita operativa las 24 horas. Su función clásica —activar avisos ante caídas o situaciones de peligro— convive con otra menos visible pero igualmente crucial. Desde el departamento subrayan que la teleasistencia es “un instrumento ideal contra la soledad”, un problema social en ascenso: “Es un tema que hoy en día preocupa mucho la situación de la soledad”.
Citan estudios recientes basados en datos del INE que muestran que más del 25% de los hogares españoles están habitados por una sola persona, porcentaje que se eleva “hasta el treinta” entre los mayores. En ese contexto, el botón de teleasistencia ofrece un alivio emocional. “Muchas veces la teleasistencia se utilizaba simplemente dialogar”, explican. “Es la realidad. Que llaman para poder tener un contacto, decir: estoy aquí”.
En cuanto a las plazas residenciales, IMSERSO financia en Ceuta 76 plazas, 55 en la residencia Gerón y 21 en Cruz Blanca, todas actualmente ocupadas. La lista de espera "es mínima", según el departamento, y la prestación mantiene estándares de calidad exigentes debido a los contratos entre el Imserso y la Ciudad Autónoma, que gestionan al 50 % estas plazas. “Superamos los requisitos mínimos”, señalan, aludiendo a que las ratios de personal están por encima de las exigidas por normativa: “Por ejemplo, si deben tener 16 auxiliares de enfermería, se piden 20% más”.
A estas dos residencias se suma la red de centros de día. El principal recurso es el centro ubicado en el polígono Virgen de África, un espacio “muy bonito” y bien valorado por las familias, destinado a personas mayores que necesitan apoyo diurno, pero no una institucionalización completa. Junto a él, el Imserso financia 15 plazas en el centro de COCEMFE, orientado a personas con discapacidad física.
El departamento subraya que todos los servicios deben adaptarse a un sistema de acreditación diseñado para garantizar la calidad. “Acreditamos a las empresas que quieran estar en el ámbito de los servicios sociales”, detallan. Esto implica verificaciones de instalaciones, plantillas, ratios y condiciones de funcionamiento, controles que se renuevan cada cinco años. Si una entidad no cumple los requisitos, el contrato podría rescindirse.