Mónica, en un hostal tras casi tres meses durmiendo en la Ribera

Servicios Sociales

Con una discapacidad del 48%, diabetes e hipertensión, ha vivido bajo una sombrilla mientras su marido trataba de solucionar el problema que le impide lograr su objetivo: cruzar a Marruecos. Ahora, gracias a Andalucía Acoge y el MDyC continuará la espera con cobijo

Mónica Raya posa a las puertas de la Pensión La Puntilla, donde pernocta desde el miércoles tras tres meses durmiendo en la playa de la Ribera
Mónica Raya posa a las puertas de la Pensión La Puntilla, donde pernocta desde el miércoles tras tres meses durmiendo en la playa de la Ribera | Gabriela Sardá

Ceuta/ La expresión de Mónica Raya (49 años, Barcelona) mientras posa a las puertas de la Pensión La Puntilla demuestra lo que ella califica de “esperanza”. Se permite alguna sonrisa mientras se prepara para ser capturada frente al edificio amarillento del barrio de las latas, donde duerme desde la noche del miércoles de la semana pasada tras casi tres meses -se cumplieron el día 21- sobreviviendo en la playa de la Ribera junto a su marido, Tayeb El Ouabari (44 años, Tetuán). Al fin cuenta con un frigorífico cerca donde conservar sus insulinas, fundamentales cuando sufre hiperglucemias. Durante la temporada que ha pasado en situación de calle, tenía que apañárselas con bebidas azucaradas o dulces. En caso de hipoglucemias, bebía mucha agua. Su situación de extrema vulnerabilidad -agravada por su 48% de discapacidad reconocida y otros padecimientos como la hipertensión o el colesterol-, llevó al Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) a intervenir en su caso hasta hallar el cobijo que ahora tiene para poder reinsertarse.

Mónica acudió a la sede del partido localista después de que una conocida le hablara sobre los de Fatima Hamed. Hasta el momento, solo había recibido ayuda de la ONG Luna Blanca, que la incluyó en su programa Téctum, financiado por la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales para prestar atención integral a las personas en situación de calle. Le ofrecen tres comidas diarias, además de ropa limpia, servicio de aseo y atención sanitaria. También ha contado con donaciones de ciudadanos que, tras conocer su historia, que fue relatada por El Pueblo de Ceuta a principios de agosto, decidieron contribuir. Cuando se personó en la sede de los Servicios Sociales, le plantearon la posibilidad de enviarla a una casa de acogida para mujeres maltratadas en Algeciras, alternativa que no aceptó al estar “felizmente casada”.

Entre su primera reunión con el equipo del MDyC y su primera noche durmiendo bajo techo no pasó ni una semana. Desde el movimiento han explicado a este diario que suelen realizar este tipo de gestiones, aunque no trasciendan “a la opinión pública” por su naturaleza delicada. Según han explicado, se dedican a atender a quienes acuden a ellos para exponer “diversos problemas, desde las necesidades de sus barriadas, y sus calles, a dudas de procedimientos administrativos o problemas relacionados con el ámbito de los servicios sociales”.

Tras realizar varias gestiones lograron que una entidad del tercer sector se comprometiera a facilitarle un alojamiento digno. Llamaron a la puerta de Andalucía Acoge, que pudo incluir a Mónica y a su marido en el Proyecto TATWIR, para la “inclusión y cobertura de necesidades básicas urgentes para personas en situación de alta vulnerabilidad”. Se trata de un programa financiado por el área de Nabila Benzina, subvencionado con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF). Le sufragarán los gastos de hospedaje en La Puntilla durante un mes. El TATWIR comenzó a ejecutarse el 1 de enero de este año, como una novedad, y concluirá el 31 de diciembre. Con él, atienden a unas 60 personas en riesgo de exclusión, cubriendo necesidades varias: alimentos, ropa, material escolar, etc.

Mónica y Tayeb se encuentran en búsqueda activa de empleo. Él lleva toda la vida pescando, sigue haciéndolo por la zona de la Ribera, con el fin de consumirlo o de venderlo en el Mercado Central para sacar alguna ganancia. También ha ejercido como mecánico, albañil, cocinero o pintor. Ella ha trabajado como cocinera, camarera, limpiadora, auxiliar de ayuda a domicilio o, incluso, como albañil.

Los interesados en prestar alguna ayuda a Mónica y Tayeb pueden contactar con ellos a través del número +34 612 47 50 44 o el +34 632 13 76 89.

El origen

Mónica y Tayeb vivían en Barcelona, donde ella trabajaba como limpiadora y él se dedicaba a lo que salía -desde la cocina hasta la pintura pasando por la obra-. Son pareja de hecho desde hace cinco años y se casaron hace seis meses. Decidieron mudarse a Tetuán, donde él sí tiene una casa, la de su familia, que ella siente como la suya propia. Partieron hace un mes hasta Ceuta, donde inicialmente estarían de paso. Ella se hospedó en un hostal junto al Puerto y él cruzaba diariamente la frontera hasta Marruecos, donde pernoctaba en su casa de la infancia. Sabían que tendrían que esperar unos días para arreglar un asunto burocrático que impide a Mónica entrar en el país vecino, pero no imaginaban que se demoraría tanto.

Hace 13 años, tuvo problemas con la justicia en Marruecos, por los que le constaban antecedentes penales, que, según asegura, ya no están en vigor. Sin embargo, en “el sistema” no consta que esté ‘limpia’, motivo por el que le impiden acceder al país. “Es un trámite sencillo, ya está en manos de los abogados, pero el primero que tuvimos -en verano- nos estafó, y acabamos de buscar otro”, explica Mónica, cuyo marido ha pasado estos tres meses cruzando la frontera para mantener reuniones con el jurista, tratando de ejercer presión sobre el profesional para que concluyera un proceso que se estaba demorando demasiado. No tardarían mucho en descubrir la “estafa”.

Unos amigos de su marido les dejaron dinero prestado para costear el alojamiento de ella en la ciudad autónoma, que debía ser temporal. Una vez agotado el presupuesto, Mónica tuvo que abandonar el hostal y su marido dejó de cruzar a su país, para no dejarla sola en las noches al descubierto. Fue así como llegaron al estrechamiento de la playa de la Ribera junto al Club de Natación Caballa. Durante los tres meses que pasaron allí, Tayeb aprovechaba los viajes a su tierra para llevar la colada a su casa familiar y recoger de allí tuppers con comida elaborada por su madre. El marido se marchaba de la Ribera con “miedo” de dejar sola a su esposa debido a sus enfermedades. Cada noche toma ocho pastillas. Dos de la tensión, dos del colesterol, una por el ictus, una de la diabetes y el protector de estómago. Hace no mucho sufrió un ictus.

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