Ceuta “necesita una red de colaboración” asociativa para actuar ante emergencias sociales
Servicios Sociales
Luna Blanca aspira a mejorar la coordinación del tercer sector en la ciudad para, entre todas las organizaciones, atender los casos urgentes que la burocracia impide resolver con rapidez

Ceuta/ Un joven ceutí se quedó en la calle hace un mes después de que su hermano lo echara de casa. Tras tres noches durmiendo en la playa se personó ante los Servicios Sociales, donde le agendaron una cita para diez días después. De no ser porque un amigo le habló de la ONG Luna Blanca habría vuelto a sufrir el miedo de dormir sobre la arena durante más de una semana. El área competente se debe a los plazos que marca la ley, pero el frío y el hambre no entienden de procesos burocráticos. Y aunque deben respetarlos, en la organización de Sidi Embarek saben que “cuando se habla de lo social, uno no se puede limitar a los protocolos”. Por eso le ofrecieron un techo, comida, asistencia sanitaria y agua caliente. Aunque lo sufraguen de sus propios fondos, que son limitados. Creen que si todo el tejido asociativo de la ciudad se coordinara para optimizar recursos sería más sencillo lograr el objetivo que todas las entidades del tercer sector comparten: ayudar a las personas en situación de vulnerabilidad.
“Podemos trabajar así de manera excepcional, pero no se puede hacer con todos, desgraciadamente. Porque no hay un convenio, no hay una mesa de colaboración entre diferentes instituciones, oenegés y asociaciones”, lamenta la trabajadora social y portavoz de Luna Blanca, Halima Ahmed. Como el caso de Omar -nombre ficticio para preservar su intimidad-, la entidad ubicada en Los Rosales se ve forzada a asistir con recursos que sacan de las piedras a numerosas personas en situaciones similares. Algunos son ceutíes, otros recién llegados a la ciudad. Recuerda Ahmed la historia de un chico marroquí que entró en Ceuta siendo menor de edad y, al cumplir los 18 años, se quedó en la calle en un limbo burocrático que afecta a los conocidos como “menores extutelados”.
Se pudieron manos a la obra, contactando con entidades de la península, y lograron facilitarle el acceso a un empleo en Almería, en la agricultura, donde supieron que necesitaban mano de obra. Actualmente, ya tiene vivienda y sigue trabajando con un contrato fijo en una estación de servicio con hostal, donde suelen parar marroquíes durante la Operación Paso del Estrecho, ubicado cerca de una mezquita por tal motivo. “Y fue gracias a nosotros. Como él, dos o tres más. Hemos hecho cientos de llamadas diariamente para lograrlo. Por eso necesitamos cooperación, para que sea más fácil”, reflexiona la profesional.
La organización de Sidi Embarek se ha reunido ya con Cruz Blanca para abordar el asunto, partiendo de la necesidad de los menores extutelados, a quienes esta última atiende. “Tienen el mismo problema, que cuando llegan a los 18, conocemos a muchos niños que se quedan en la calle esperando su documentación. Y siempre decimos que tenemos que hacer algo”, continúa Halima Ahmed. Se pudieron en contacto con asociaciones de otros territorios, que los emplazaron a crear una mesa en Ceuta para poder formar parte después de una mesa de cooperación nacional. Aquello se puso “en marcha” hace un tiempo, pero terminó paralizándose. Actualmente, “está pendiente”, y desde Luna Blanca pretenden impulsarlo para que se materialice.
Optimizar y repartir mejor
“No solo es necesario a efectos de inmigrantes, sino también de personas de Ceuta, personas vulnerables, en situaciones de exclusión”, aclara Halima Ahmed. Por ejemplo, cree que esta red colaborativa sería ideal de cara a las campañas de recogida de alimentos o de ropa. Luna Blanca hace un llamamiento a la ciudadanía cada año al llegar Ramadán para reunir ropa con el fin de que nadie se quede sin cumplir con la tradición de estrenar el día del Iftar. Además de la iniciativa ‘Arrópame’, durante el mes sagrado musulmán también reparten bolsas de comida. Como ellos, otras muchas entidades. Y como en Ramadán, en otras festividades de las demás religiones.
“Somos varias las asociaciones que hacemos lo mismo en esas fechas señaladas. Pero no hay un intercambio que nos permita saber si la persona o familia a la que uno atiende se ha beneficiado ya de otra -organización-”. Siempre que llegan esos días, Halima se pregunta: “¿Qué control llevamos? ¿cómo sabemos que esas mismas personas que vienen aquí a recoger una bolsa de comida o ropa para sus niños van también a otra asociación? Y se puede dar el caso de que una persona se beneficia de varias y otras se queda sin nada porque los recursos no llegan para todos”. Es por ello que insiste en la necesidad de crear “una red mejor coordinada”.

Además de considerarlo necesario para que el reparto de ayudas esté fiscalizado y sea más justo, de esta forma cree la trabajadora social que podrían optimizar los recursos. “Si tu organización quiere repartir 100 bolsas y te falta la leche porque no te llegan las donaciones para eso, quizás yo sí tenga y pueda darte”, explica, para después asegurar que ya lo han hecho así en otras ocasiones. Lo practican con el Banco de Alimentos y también con la Asociación de Vecinos de Bermudo Soriano, que cada año reparte más de un centenar de bolsas de alimentos. Su presidente, Omar Chaib, acude a las asociaciones para pedir donaciones con las que va llenando las cestas.
“Este tipo de colaboraciones son muy interesantes. Al fin y al cabo, todos trabajamos para un bien común, ¿no? Ayudar a las personas más vulnerables. Y qué mejor que colaborar juntos”, señala. Lamenta que “hay asociaciones que están por la labor y otras que no”, y precisa que no pretenden que ninguna entidad tenga que llevar a cabo un programa que no le guste. “Aquí no queremos eso. Queremos colaboraciones puntuales para cubrir necesidades diferentes que nos llegan y para las que no contemos con recursos, pero otras sí”, añade, para después ejemplificarlo con otro caso reciente.
La asociación Elín contactó con Luna Blanca en septiembre en busca de ayuda para atender a las más de 200 personas migrantes que permanecieron semanas viviendo en la calle, a las puertas del CETI, que dejó de acoger a nuevos residentes debido a su saturación. El presidente de la entidad pidió comida y mantas para ellos, y no ofrecer lo que tenían. El problema: que todo ello sale de sus recursos propios, que son limitados. La Ciudad los financia a través de convenios cuyo presupuesto está cerrado y limitado a los programas, por lo que no pueden tirar de esos fondos. Hacen “encaje de bolillos” para llegar, pero se resisten a dejar sin asistir a nadie.
“El problema es que no hay recursos para esas situaciones de emergencia. Debería ser: ‘Yo te ayudo hoy para que no te quedes en la calle y mañana ya estudiaremos tu caso’"
Expone también la alianza con Cruz Blanca ante situaciones así, en los que el hambre corre sin importarle los tiempos del papeleo. La entidad cuenta con un economato social de cuyos alimentos solo pueden beneficiarse personas derivadas directamente de Servicios Sociales. En ocasiones, se presentan en sus instalaciones sujetos que llevan horas o días sin llevarse nada a la boca, pero que o aún no han solicitado la ayuda de la administración o están a la espera de la cita. Entonces, suelen llamar a Halima, que siempre responde afirmativamente ante la pregunta de si tienen comida para el hambriento.
Más allá del protocolo
“En Ceuta no tenemos recursos de emergencia. Son los propios Servicios Sociales los que nos derivan a veces a la gente para que les demos comida, porque ellos deben respetar el proceso, pero cuando hay una urgencia, los protocolos deben pasar a un segundo plano”, manifiesta Halima Ahmed. La portavoz de Luna Blanca entiende que se debe cumplir con los procedimientos, pero defiende que en situaciones desesperadas se requiere de una “asistencia urgente”. La cual ellos sí facilitan, pero sin que haya una estructura sólida, tirando siempre de recursos extraordinarios. Casos de urgencia como el de Omar, que, de no ser por Luna Blanca habría tenido que dormir en la calle los 10 días que se demoró su cita con los Servicios Sociales. O lo sucedido con la vecina del Príncipe Alfonso en cuya vivienda explotó una bombona de butano quedándose sin hogar al regresar del hospital, donde le curaron las heridas durante unos días.

La señora habitaba aquel inmueble en régimen de alquiler, y los propietarios decidieron no dejarla volver a entrar después del suceso. Se quedó “tirada en la calle” hasta que se cruzó con ella un transeúnte que, al verla desaliñada, malherida con un pie vendado por las quemaduras y el otro cubierto por una chancla, se acercó para tratar de ayudarla. La llevó hasta las oficinas de Servicios Sociales, pero no pudieron hacer nada por ella. De nacionalidad marroquí, carecía de empadronamiento ni documentación de ningún tipo. Y, pese a saber que volvería a la calle en el estado de salud en el que se encontraba, la dejaron marchar sin prestarle ninguna asistencia.
“Ese es el problema, que no hay recursos para esas situaciones de emergencia. Debería ser: ‘Yo te ayudo hoy para que no te quedes en la calle y mañana ya estudiaremos tu caso’. Pero claro, es complicado. ¿Qué hace Servicios Sociales? Nos llama a nosotros”, explica Halima. Luna Blanca trabaja bajo la máxima de que lo primero es la ayuda y lo segundo las preguntas. Jamás niegan un plato de comida a un recién llegado a la carpa bajo la que instalan su comedor social diario. Primero le sirven el menú y cuando ya tiene el estómago lleno lo llevan a un despacho para analizar la situación.
Con la señora mencionada hicieron lo propio. La ONG tiene todo tipo de recursos, menos habitacional. Se pusieron en contacto con la recientemente creada asociación Lldudna , un centro de día para personas mayores. Sus instalaciones no están diseñadas ni acondicionadas para alojar a nadie, pero se implicaron con el caso hasta que localizaron a una amiga de la afectada que pudo ayudarla. Mientras tanto, Luna Blanca le pagó el alojamiento en una pensión. Actualmente, la mujer vive en el Príncipe con una señora a la que ayuda con las tareas del hogar a cambio de permitirle pernoctar.
“En lo social no podemos limitarnos al proceso ordinario -insiste Halima-. Aunque sea por humanidad. Por suerte, tenemos una conexión muy buena con Servicios Sociales, que nos manda a quienes no puede atender y así nadie se queda sin ayuda, pero hacen falta recursos de emergencia y que esa colaboración se dé entre todos los que nos dedicamos a esto”.
Sigue el canal de El Pueblo de Ceuta en WhatsApp. Pincha aquí, dale a SEGUIR y encontrarás toda la actualidad informativa de la jornada ceutí